Cigarrillo electrónico, el salvavidas del sector

Las compañías tabacaleras viven una caída marcada de la demanda en Occidente y la implementación de este tipo de dispositivos se asoma como una forma de salvar la industria.

Campañas para frenar ventas a adolescentes pueden ser contraproducentes, advierten.
Alistair Gray
Nueva York /

André Calantzopoulos, director ejecutivo de Philip Morris International (PMI), la compañía tabacalera más grande del mundo por capitalización de mercado, señaló que el debate sobre el uso de cigarros electrónicos tiene similitudes con las hostiles campañas contra el uso de condones y los llamados a la abstinencia para evitar la propagación del VIH.

“Si argumentas que estos productos no deben autorizarse porque tienen consecuencias involuntarias, entonces básicamente la única opción que tiene la gente es dejar de fumar —y sabemos que muchos no lo harán— o seguir fumando cigarrillos”, dijo a Financial Times el directivo de la empresa que elabora la marca Marlboro.

“Algunas veces pienso que tenemos el mismo debate que sostuvimos para el VIH. ¿La gente debe protegerse o no? ¿Deben permitirse los condones o no? Algunas personas argumentan que no, que la abstinencia es la única forma de lograrlo. Eso, desde mi punto de vista, va un poco contra la naturaleza humana”.

Los comentarios de Calantzopoulos se producen en un momento importante para las compañías tabacaleras, cuya oferta principal se encuentra en una marcada caída en Occidente. Los productos como los cigarrillos electrónicos prometen salvaguardar el futuro a largo plazo de la industria, pero los activistas afirman que podrían enganchar a una nueva generación. La aprobación regulatoria es desigual a escala mundial.

El jefe de PMI habló días antes de que su firma anunciara que presentaba una demanda contra el gobierno de Corea del Sur, exigiendo la divulgación de información sobre los resultados de las pruebas de sustancias nocivas que se encuentran en los cigarrillos electrónicos. El Ministerio de Seguridad Alimentaria y Farmacéutica del país dijo que se encontraron cinco sustancias que causan cáncer en productos en los que se calienta el tabaco.

PMI, cuyas marcas de cigarrillos incluyen Marlboro y el Parliament, tuvo éxito con su producto que “calienta pero no quema”, llamado IQOS, en algunos mercados, especialmente en Japón. Quiere que los responsables de las políticas en otros lugares le den luz verde. Los reguladores en Estados Unidos sopesan si van a hacerlo o no.

La compañía en julio registró ingresos netos de 7 mil 700 millones de dólares (mdd) para el segundo trimestre, un aumento de 11.7 por ciento año con año, pero dijo que esperaba vender de 44 mil a 45 mil millones de dispositivos para calentar tabaco este año, en comparación con las expectativas de los analistas de 51 mil 500 millones. El precio de las acciones de PMI cayó casi un tercio en el último año, ya que los inversionistas se muestran renuentes a la desaceleración de las ventas de los dispositivos.

Los cigarrillos electrónicos convierten un líquido con nicotina en vapor, pero el IQOS funciona de manera diferente. Contiene un pequeño calentador eléctrico, que calienta una barra de tabaco a una temperatura por debajo de su punto de combustión. PMI dice que sus ensayos clínicos muestran que los usuarios están expuestos a al menos 90 por ciento menos toxinas que los fumadores tradicionales, aunque reconoce que el IQOS no está exento de riesgos.

Calantzopoulos dijo que esperaba que la aprobación ocurra “cualquier día” para que pueda vender los productos en Estados Unidos, aunque tomará más tiempo obtener la aprobación para comercializarlos como más seguros que los cigarrillos.

“En algunos sitios, puedes comunicarte de manera razonable con los fumadores; en otros es mucho más difícil”, dijo. “Por ejemplo, hay diferencias entre Italia y Japón”. En el primero, agregó, la compañía está “muy limitada” en lo que puede decir sobre los productos.

Si bien reconoció que la industria del tabaco tiene un problema “innegable” con la credibilidad, Calantzopoulos agregó: “No le pido a la gente que lo crea. Le pido a la gente que vea lo que estamos haciendo. La ciencia es muy transparente. Cualquier debate debe tener en cuenta los intereses de las personas que fuman, no la ideología”.

Además de proporcionar un golpe de nicotina, el IQOS sabe a tabaco, aunque Calantzopoulos reconoció que para un fumador nunca llegará a ser tan bueno como un cigarrillo tradicional. Entre bocanadas en su dispositivo, el director ejecutivo que fumó cigarrillos durante 35 años, también dijo que a los jóvenes no les interesa el IQOS “en particular, porque contiene tabaco”.

Los responsables de las políticas en el mundo debaten si los beneficios para la salud de los productos de menor riesgo superan el peligro de que puedan tentar a una nueva generación de consumidores a probar la nicotina.

En Estados Unidos, funcionarios en septiembre establecieron planes para tomar medidas enérgicas contra la industria de los cigarrillos electrónicos, advirtiendo que el vapeo entre adolescentes alcanzó proporciones de “epidemia”. Se responsabiliza a las versiones con sabor del producto de volver adictos a los jóvenes.

Si bien Calantzopoulos dijo que la manera como se describen y comercializan algunos cigarrillos electrónicos es “una preocupación”, advirtió que las campañas para frenar las ventas a los adolescentes pueden ser contraproducentes. “Uno ha sido también adolescente, cada vez que te dicen que ‘no hagas esto’, ¿qué haces? Lo hacemos...hace que sea más deseable para los adolescentes tener el producto”.

Ninguno de sus hijos adolescentes fuma. “A ellos siempre les he señalado, no deben fumar. Pero si algún día lo hacen, preferiría que usen estos productos en lugar de los cigarrillos”.


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