Cuando el predicador de las criptomonedas Anthony Pompliano necesitó dinero para comprar más bitcoins, recurrió a una práctica financiera de siglos de antigüedad que de repente encontró una nueva audiencia en Silicon Valley.
En unas cuantas horas, Pompliano vendió los derechos de algunos de los ingresos futuros de suscripción de su boletín por correo electrónico, The Pomp Letter. El intermediario fue una compañía de antigüedad de nombre Pipe que conecta empresas con inversionistas ofreciendo comprar sus ingresos futuros a precios con descuento.
“Eso lo hice yo. Vendí mis ingresos recurrentes para obtener dinero por adelantado”, escribió Pompliano en Twitter, después de que el director ejecutivo de Pipe reveló detalles anónimos de la transacción. “Después compré más bitcoins”.
La transacción fue un ejemplo extremo de cómo una práctica conocida de factoraje de facturas (invoice factoring o venta de facturas), utilizada por lo general por fabricantes, ahora se aplica a las startups de tecnología que quieren efectivo rápido sin el gasto de recaudar capital de riesgo.
“Creo que desbloqueamos la clase de activo sin aprovechar más grande del mundo”, dijo Harry Hurst, director ejecutivo de Pipe, quien afirmó que su compañía planea titulizar los flujos de ingresos que se ofrecen. Los inversionistas ya pueden comprar y vender contratos en operaciones secundarias en la plataforma, dijo.
La semana pasada, un grupo de patrocinadores de primer nivel, entre ellos la aplicación de chat en el lugar de trabajo Slack, la plataforma de comercio electrónico Shopify y el director ejecutivo de Salesforce, Marc Benioff, ofreció un voto de confianza en la startup, al invertir 50 millones de dólares, algunos de los cuales fueron para comprar acciones de los socios actuales.
Hurst indicó que los fondos de cobertura y otros patrocinadores institucionales también comprometieron más de mil mdd en capital al mercado, y los volúmenes de transacción aumentaron más del doble cada mes desde junio a decenas de millones de dólares.
En cinco años, Pipe habrá facilitado “cientos de miles de millones de dólares en volúmenes de operaciones”, dijo.
Las ambiciones de Hurst reflejan el entusiasmo que muestran los inversionistas por las empresas de software basadas en suscripciones, que tienen flujos de ingresos que algunos consideraron que son tan confiables como los pagos de deuda.
La capitalización de mercado de las compañías públicas de software de la nube aumentó más del doble a 2.2 billones de dólares durante el año pasado, según el informe Bessemer State of the Cloud, que subraya el valor que se acumuló con velocidad detrás de sus modelos de negocio.
Pero algunos expertos en finanzas advirtieron que los ingresos por suscripción no están listos para convertirse en una clase de activos por derecho propio. Los acuerdos de Pipe también pueden ser más costosos que la deuda tradicional, y los inversionistas pueden tener opciones limitadas si las compañías que respaldan los contratos cierran.
Las firmas de Pipe suelen vender sus ingresos por suscripción mensual o trimestral con descuentos de entre 2 a 8 por ciento sobre el valor anual total; la startup se lleva una parte de las transacciones.
Michal Cieplinski, director operativo de Pipe, afirmó que los acuerdos califican como “ventas verdaderas” que transfieren derechos a los flujos de ingresos de una empresa a los inversionistas. Las compañías de Pipe no tienen que alertar a los clientes sobre los acuerdos.
Los compradores pueden obtener tasas internas de rendimiento por encima de 10 por ciento si compran los ingresos contratados en Pipe a 95 centavos por dólar, dijo Justin Saslaw, un ex inversionista de Raptor Group del ejecutivo de fondos de cobertura Jim Palotta.
Raptor ayudó a liderar el financiamiento más reciente de Pipe y es uno de los mayores compradores de la plataforma.
Pero John Griffin, profesor de finanzas en la Universidad de Texas que ha investigado valores respaldados por activos, dijo que la complejidad y variabilidad de los contratos de software quizá no los hagan adecuados para la titulización.
Agregó que puede ser difícil monitorear el desempeño de los contratos, y señaló que varían ampliamente según la naturaleza del negocio y muchas startups fracasan.
Hurst señaló que los compradores de Pipe solo perderán dinero si las empresas dejaran de atender a los clientes. Si un cliente subyacente cancela su suscripción, las compañías que utilizan Pipe deben reemplazarlo con un contrato de igual valor o reembolsar la diferencia en efectivo.
“Lo que desbloqueamos es uno de los activos más seguros y predecibles”, dijo Hurst. Los inversionistas no han experimentado pérdidas desde que Pipe abrió de forma limitada en febrero del año pasado, según la empresa.
En el escenario más costoso, las compañías que venden sus contratos mensuales a 92 centavos por dólar en Pipe pagarán el equivalente a más de 15 por ciento en intereses por año, de acuerdo con cálculos de Financial Times.
En comparación, los prestamistas de las compañías con respaldo de capital de riesgo suelen cobrar tasas de entre 6 a 13 por ciento y reciben garantías que pueden convertirse en una pequeña participación en las startups.
Para Pipe es “significativamente más barato” que los proveedores de deuda de riesgo, al contabilizar el impacto de las garantías y los convenios de préstamos.
Los inversionistas le dieron a Pipe una valoración de 140 millones de dólares después de una ronda inicial de financiamiento el año pasado, de acuerdo con los documentos de incorporación y una persona con información sobre el acuerdo, unas 10 veces la valoración típica que se da a las startups de tamaño similar.
Los inversionistas de Pipe rechazaron la idea de que la empresa pudiera tener dificultades para hacer crecer su plataforma comercial. Jillian Williams, directora de la compañía de riesgo Anthemis, que lideró su inversión en Pipe, dijo que las empresas que utilizan Pipe van en línea con los inversores del otro lado de las transacciones.
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Criptomonedas, con récord de 4,200 mdd
Las entradas a los fondos y productos de criptomonedas ya alcanzaron un récord de 4 mil 200 millones de dólares en el primer trimestre, lo que refleja el creciente interés de inversionistas institucionales, según datos recabados por CoinShares.
El anterior máximo de entradas a criptomonedas fue de 3 mil 900 mdd en el cuarto trimestre del año pasado, lo que elevó las entradas totales para 2020 a 6 mil 700 millones, según datos del gestor de activos.
El bitcoin, la mayor criptomoneda del mundo en términos de capitalización bursátil, es la que más entradas ha recibido en lo que va de año, con 3 mil 300 millones de dólares, mientras que ethereum ocupa el segundo lugar, con 731 millones.
El bitcoin alcanzó un máximo histórico de 61 mil 781 dólares el sábado pasado, pero ha caído desde entonces, ya que los inversionistas tomaron ganancias y por un anuncio en India de planes para prohibir las criptodivisas.
El bitcoin alcanzó ayer 55 mil 415 dólares.