Todas las mañanas, un pequeño grupo de maestros mezcladores entra en un búnker de cristal dentro del complejo de almacenes del siglo XIX de la casa de coñac Martell, para iniciar el ritual diario de catar, catalogar y mezclar los embriagadores elixires de esta compañía francesa de 300 años de antigüedad.
Dado que el coñac normalmente se vende como una mezcla de diferentes cosechas, el trabajo del panel consiste en crear el mismo sabor año tras año para cada una de las líneas del productor propiedad de Pernod Ricard, mezclando cientos de lotes del licor a base de uva bajo la atenta mirada del maestro de bodega.
“Las catas más importantes y decisivas se hacen al final de la mañana, de 10 a 11, cuando empezamos a tener hambre, por lo que somos mucho más sensibles a los olores y aromas”, dice Christian Guerin, uno de los expertos de Martell. “Pero el trabajo de aprender coñac es uno que toma décadas, de catar y recordar constantemente. No hay escuela para esto, se aprende en las bodegas”.
El compromiso con la constancia contrasta con los desórdenes internacionales que se filtran en esta región del suroeste de Francia, donde el brandy geográficamente protegido es la industria dominante, con ventas de casi 4 mil 400 millones de dólares al año y empleando a más de 60 mil personas directamente e indirectamente.
Una fuerte caída en las exportaciones a Estados Unidos (EU), el mercado más grande del coñac, afectó las ventas de los productores, mientras que una investigación antidumping que inició China en enero, en medio de una disputa comercial más amplia con la Unión Europea ha creado más riesgos para la industria.
Con más de 97 por ciento del coñac exportado, el licor está mucho más expuesto internacionalmente que otros productos agrícolas franceses protegidos como el vino, el champán y el queso, que tienen mercados nacionales importantes.
Un año de ajuste
Los tres grupos franceses que dominan el mercado del coñac --LVMH, propietario de Hennessy, Rémy Cointreau, productor de Rémy Martin, y Pernod Ricard-- registraron una disminución en las ventas del licor en sus resultados más recientes, impulsada por la desaceleración de la demanda estadounidense después de un auge en la era de la pandemia en las ventas de licores premium.
Más de la mitad de todas las botellas de coñac se exportaron a EU, según la asociación de la industria Bureau National Interprofessionnel du Cognac (BNIC), y la mayoría la consumieron afroamericanos, un grupo demográfico cuyos ingresos se vieron particularmente afectados por la crisis del costo de vida a medida que ha aumentado las tasas de inflación.
El año pasado ya fue un “año de ajuste” para el licor después de los años de exportaciones récord en 2021 y 2022, según Raphaël Delpech, director general del BNIC.
Los volúmenes de exportación cayeron alrededor de 19 por ciento en el año hasta julio de 2023, según el sindicato de productores de vino de coñac UGVC, liderado en gran medida por el mercado estadunidense, a medida que los ahorros de la era de la pandemia disminuyeron y los distribuidores tuvieron que trabajar con el exceso de inventario almacenado.
Los grandes productores esperan que este año terminen con los excedentes de inventarios, pero se anticipa que el mercado de licores premium se mantendrá más débil, lo que refleja una desaceleración más amplia en la demanda de productos de lujo, a medida que los consumidores de clase media, ya con presión, empiezan a controlar sus gastos.
Mientras tanto, los promotores de la vida nocturna y los bartenders de EU notan un cambio en el gusto hacia el tequila.
Hennessy, de LVMH, está mucho más expuesto a Estados Unidos que Martell, ya que fue pionero en la promoción del coñac en los antros estadounidenses desde la década de 1970, lo que le valió prestigio en la escena del hip-hop. Las ventas de coñac del grupo cayeron 14 por ciento de forma orgánica en los primeros nueve meses de 2023, lo que convirtió a su negocio de vinos y licores en la única división del conglomerado de lujo que sufrió una caída en los ingresos durante el periodo.
Si bien la investigación china no ha tenido ningún efecto visible en las ventas de coñac, se suma a los obstáculos a los que se enfrenta la industria. El BNIC y sus miembros dicen que van a cooperar con las autoridades chinas, pero niegan que se llevaran a cabo prácticas de dumping.
“Está claro que se trata de una cuestión política y debe tener una solución política. No hay otra manera de resolver esto”, dice Delpech.
La industria del coñac planea en ciclos largos, proyectando volúmenes de producción anual hasta con 15 años de antelación, añadió. “La edad promedio del coñac en el mercado es de siete años, por lo que para nosotros tres años es una planeación a corto plazo”.
Un disputa eléctrica
Hasta ahora, los efectos sobre las operaciones diarias de los 270 productores de la región y los viticultores que los abastecen han sido moderados. Sin embargo, la incertidumbre y la amenaza de una escalada los pone nerviosos mientras cabildean con París y Bruselas para encontrar una solución política a la disputa comercial con China.
“¿Hay algún impacto económico (de la disputa con China)? No, no en el corto plazo”, dice Delpech. “Pero le damos gran importancia a nuestra reputación, y que nos utilicen por razones diplomáticas en un asunto que implica que no respetamos ciertas reglas, eso nos molesta mucho”.
En el peor de los casos, en el que China imponga aumentos de más de 100 por ciento en los impuestos de importación, como hizo con los vinos australianos en 2021, las importaciones se podrían desplomar, según los analistas de Deutsche Bank, quienes pronosticaron que esto resultaría en fuertes caídas en los ingresos netos de Pernod Ricard y Rémy Cointreau, los dos productores más expuestos a China.
“Todavía no había claridad” sobre lo que sucedería con la investigación de China, según Spiros Malandrakis, analista de bebidas de Euromonitor, pero la disputa sobre los vinos australianos y los posteriores aumentos de aranceles “condujeron al colapso total de las ventas de vinos australianos por un par de años. Así que eso fue realmente, muy efectivo”.
El coñac también “se asocia extremadamente con el lujo”, añadió. “El crecimiento sostenible se basa en la diversificación, y si todos los huevos están en la canasta de lujo china y estadunidense, eso presenta un riesgo a más largo plazo”.
Martell, el segundo mayor productor, enfrenta un riesgo particular en China, que se ha convertido en su mayor mercado después de décadas de inversión en el país.
“Estamos preocupados, pero empezamos a comerciar en China en 1858, nuestra red y nuestra identidad son muy fuertes y eso no cambia de la noche a la mañana”, dice Alexandre Imbert, director de asuntos jurídicos de la marca.
También señaló que no es la primera vez que el coñac se encuentra en la mira de una disputa comercial internacional, después de que la administración del expresidente estadounidense Donald Trump subió los impuestos a los vinos y licores europeos durante una disputa comercial entre los fabricantes de aviones Airbus y Boeing.
“Se trata de una escalada de una cuestión política, lo mismo que ocurrió durante los años de Trump”, dice Imbert. “Sabemos abogar por nosotros mismos al más alto nivel”.
En septiembre, la preocupación por verse arrastrado al enfrentamiento entre Beijing y Bruselas ya era lo suficientemente grande como para que el organismo de la industria francesa de vinos y licores le escribiera a la entonces primera ministra, Élisabeth Borne, advirtiéndole de que podría ser un blanco de China en represalia por la investigación contra los subsidios de los coches eléctricos chinos que puso en marcha Bruselas.
En la mira de China
En público, las cosas siguieron como siempre: el embajador de China en Francia visitó la ciudad de Cognac en noviembre y Martell recibió a sus principales distribuidores chinos en su histórica mansión a las afueras de la ciudad el mes pasado.
Pero en las reuniones con funcionarios del gobierno en París desde que se inició la investigación china, el mensaje de Martell ha sido claro a la hora de reunir apoyo.
“Es una advertencia. Si (China) nos toma como blanco, no solo será nuestra industria; otras podrían seguir”, dice Imbert, añadiendo que el consenso era que “lo importante es evitar que China vaya más allá”, perjudicando a la industria y a sus productores.
El Ministerio de Economía francés declaró que el gobierno y la Comisión Europea están “plenamente activos para garantizar la defensa de nuestras empresas”, añadiendo que no hay señales de que ningún productor francés sea culpable de dumping.
Delpech argumenta que el sector quiere garantías de París y Bruselas de que “por el simple hecho de ser una industria agrícola y rural no vamos a ser tratados como secundarios, en comparación con otros sectores percibidos como más modernos y tecnológicamente avanzados”.
Las autoridades “deben tomar en cuenta la contribución a la balanza comercial, el empleo y la imagen nacional de la industria del coñac”, añadió, al tiempo que señaló lo disruptivas que pueden ser las protestas de los productores agrícolas si consideran que no se protegen sus intereses.
Hervé Bache-Gabrielsen, director de cuarta generación de un pequeño fabricante familiar de coñac que lleva su nombre y que recientemente fue elegido para representar a los productores en el BNIC, dice que aunque la “complicada” situación con China “va un poco más allá de nuestro control… tenemos una sólida reputación y la responsabilidad de mantenerla a lo largo del tiempo”.
Desde el “paradis” subterráneo de su marca, el nombre que todas las casas de coñac dan al almacén de sus lotes más antiguos, se mostró prudente con respecto a las perspectivas del sector. “Todo esto seguirá aquí mucho después de que se resuelva este asunto”, afirma Bache-Gabrielsen.
DJR