Los creadores de los artículos coleccionables de más éxito de venta en internet respondieron a la caída del valor de las criptomonedas y los activos digitales al buscar nuevos ingresos a través del uso de caricaturas para vender productos del mundo real y crear franquicias de entretenimiento.
Los artículos digitales conocidos como tókenes no fungibles (NFT, por su sigla en inglés) irrumpieron en la cultura general el año pasado, cuando la gente empezó a adquirir colecciones de animales, como Bored Ape Yacht Club, Cool Cats y Pudgy Penguins.
El apoyo de famosos y el revuelo en las redes sociales animaron a la gente a gastar miles de millones de dólares en adquirir NFT en mercados como OpenSea.
Pero desde abril el mercado se desplomó después de resultar afectado por una venta masiva en el sector de las criptomonedas, sacudido por una serie de escándalos de alto perfil, como la quiebra de FTX y la stablecoin (divisa digital creada para genera estabilidad) TerraUSD en mayo.
Entre enero y marzo de 2022 se gastaron más de 19 mil millones de dólares en NFT, lo que representa la mayor parte de los 36 mil mdd de ventas de este año, de acuerdo con Chainalysis. Desde entonces, el gasto mensual cayó más de 87 por ciento, hasta poco más de 442 mdd en noviembre.
El número de compradores y vendedores activos de NFT se redujo a poco más de un tercio del máximo que se alcanzó en enero de 2022. Los NFT también se “acuñan” en mucho menor cantidad, ya que el número de nuevos activos en el blockchain de Ethereum se redujo casi 60 por ciento, según el grupo de investigación Nansen.
Esto dejó a los productores de las colecciones de NFT en la búsqueda de formas de ampliar sus marcas en inversiones en el mundo real, como la venta de productos que no están vinculados a la tecnología blockchain, donde los registros de las transacciones se almacenan en un libro de contabilidad digital descentralizado.
“Si las ventas no son predecibles, consistentes y los ingresos recurrentes, (entonces) tienes que averiguar cómo vas a diversificar tus fuentes de ingresos y expandirte”, dijo Drew Austin, cofundador de Knights of Degen, un proyecto de NFT de temática deportiva y uno de los inversionistas detrás del grupo cripto WAGMI United, que compró el club de futbol inglés Crawley Town este año.
Algunos analistas se muestran escépticos ante la posibilidad de crear negocios de éxito que vayan más allá de la venta de arte digital. “El modelo fundamental de los NFT no funcionó”, dijo Claire Enders, de Enders Analysis.
Doodles, uno de los principales proyectos de NFT, contrató a Pharrell Williams como director de marca, que ha utilizado su música para producir animaciones en vivo de los personajes de Doodles. El grupo trabaja en una serie de videos y un álbum.
Pudgy Penguins es otro proyecto que alcanzó acuerdos para producir juguetes de peluche y libros infantiles basados en sus NFT, devolviendo parte de las utilidades a los poseedores de los tókenes. Es una de las pocas colecciones que ha visto cómo el precio promedio de sus activos digitales aumentaba más del triple hasta alcanzar un monto de alrededor de 5 mil 700 dólares en diciembre.
“Cada generación ha tenido una gran propiedad intelectual de pingüino para ellos, desde Pingu a Club Penguin hasta Happy Feet… hay una gran oportunidad para que los próximos grandes pingüinos no solo invadan el metaverso, sino el mundo real”, dijo Luca Schnetzler, director ejecutivo del desarrollador.
Knights of Degen adoptó un enfoque más disperso en sus inversiones, que incluyen un equipo de futbol americano de ligas menores, encuentros para conocer y saludar a celebridades, cerveza IPA y una próxima línea de salsas a base de vodka.
El grupo indicó que se inspiró en el modelo de negocio de Disney, que “empezó con la creación de Mickey Mouse, y a partir de ahí surgieron el parque de diversiones, los espectáculos, las películas, los artículos promocionales, los juguetes y todas esas cosas. Queremos seguir una trayectoria similar”, señaló Austin.
Yuga Labs, la matriz de algunas de las colecciones de NFT más populares, como Bored Ape Yacht Club, CryptoPunks y Meebits, tiene el lanzamiento de una serie de productos que utilizan contenidos de sus marcas.
Yuga cede los derechos de propiedad intelectual con sus tókenes, lo que significa que los propietarios de los NFT pueden utilizar como quieran las imágenes asociadas sin la necesidad de que la compañía tenga conocimiento o tenga que otorgar permiso. Esto provocó una avalancha de empresas que desarrollan productos asociados a Yuga: desde una tienda de hamburguesas hasta dijes de Tiffany’s hechos a la medida.
“Desde el primer día se animó y empoderó a la comunidad a comercializar su propiedad intelectual de simios y, casi de inmediato, empezamos a ver simios en salsas picantes, food trucks, videos musicales y mucho más. La descentralización de la propiedad intelectual es una poderosa herramienta para la creación de comunidades”, indicó Yuga Labs.
La compañía ha sido una de las más beneficiadas del aumento del interés que se registró el año pasado por los NFT.
El grupo recaudó 450 mdd en una ronda de financiamiento dirigida por Andreessen Horowitz, que le dio una valoración de 4 mil mdd a principios de este año. Mientras, en abril, generó 300 millones de dólares vendiendo “escrituras” en NFT de hasta 55 mil lotes de terreno virtual en Otherside, su próximo juego en el metaverso.
La colección de terrenos de Otherside es una de las que más operan en el mercado de NFT OpenSea, pero el precio promedio de una escritura se redujo casi a la mitad, a 3 mil 300 dólares.
Los proyectos asociados con imágenes de Yuga premiten que la marca se extienda, así como que varios famosos, entre ellos Snoop Dogg, Justin Bieber y Madonna, hayan publicado sus simios de caricatura en las redes sociales.
Yuga enfrenta una demanda colectiva en la que se acusa a la startup de asociarse con celebridades para “inflar y distorsionar de manera artificial los precios” de los NFT, pero el desarrollados niega cualquier delito.
Sin embargo, con una confianza tambaleante en las criptomonedas y el desplome de los valores de los NFT, algunos analistas se muestran escépticos ante la posibilidad de que las marcas se pongan de moda en el mundo real.
“Una vez que se produce una desconexión entre la valoración y el producto, nunca podrán convertirse en una marca al estilo Disney”, afirmó Claire Enders, de Enders Analysis..
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