Desarrollo de aviones eléctricos: pensamiento fundamentado

FINANCIAL TIMES

El lento progreso que se logra de energía para las baterías significa que van a pasar décadas antes de que los aviones totalmente eléctricos puedan despegar.

A medida que avanza la tecnología, hacer que los aviones sean más rápidos y eficientes no será un problema (Shutterstock).
Editorial Milenio
Londres /

Para las personas que caen presa de la culpa verde, los viajes por aire son una agonía a 30 mil pies de altura. Mientras te relajas con una bebida y el informe más reciente del Panel Intergubernamental sobre el cambio climático, viajas dejando un rastro de dióxido de carbono. Imagina lo mejor que serían los aviones eléctricos: silenciosos, limpios y sustentables.

Tal vez por eso se pronostica con tanta seguridad la llegada de los aviones eléctricos. Nos hace sentir mejor sobre nuestras vacaciones que ensucian al planeta. Warren East, el jefe normalmente sobrio del fabricante de motores de avión Rolls-Royce, elogió “los avances significativos en la aceleración… de las ambiciones de electrificación”.

Pero el lento progreso que se logra en la intensidad de energía para las baterías significa que van a pasar décadas antes de que los aviones totalmente eléctricos puedan despegar, si es que alguna vez lo hacen.

El desarrollo de la siguiente generación de motores de aviones que se impulsan por combustión ya está en marcha. El Ultrafan de Rolls-Royce debe entrar en servicio en 2025 y tendrá una eficiencia de combustible 10 por ciento mayor que el mejor nivel actual. Desafortunadamente, incluso cuando los motores de aviones funcionan con mayor limpieza, los volúmenes del tráfico aéreo van a aumentar.

Baterías potentes, el mayor obstáculo 

Las baterías son el mayor obstáculo para un vuelo comercial electrificado. Tienen muy poca potencia en relación con su peso. Se necesita una energía específica de al menos 800 vatios hora por kilogramo para volar un avión del tamaño de un A320 a 600 millas náuticas, dicen académicos de la UCL. Eso es cuatro veces más de lo que dan las baterías actuales.

Las mejoras que se llevan a cabo se dan a un nivel de 4 por ciento anual por lo que la brecha no se cerraría durante 35 años. Eso todavía deja la velocidad como una pregunta abierta. Los aviones eléctricos normalmente suelen tener hélices, un medio lento de propulsión.

Los factores económicos son otro obstáculo. Incluso con baterías potentes, los costos de 200 dólares por kilovatio hora requerirían que los precios del combustible para aviones aumenten más del doble de su nivel actual de 1.90 dólares por galón para alcanzar una paridad. Se necesitarían impuestos altos sobre el combustible de aviones.

La electrificación todavía tiene un papel que desempeñar. Rolls-Royce cree que las líneas aéreas podrían desplegar motores híbridos de alta eficiencia para vuelos de corta distancia hacia finales de la siguiente década. Los planes para desplegar motores eléctricos para reducir la resistencia a través de un proceso llamado “ingestión de capa límite” se extienden aún más en el futuro.

Los aviones que funcionan con biocombustibles neutros en carbono, que se producen a partir de plantas que encierran tanto carbono como emiten cuando se queman, son otra posibilidad. Los aviones que se alimentan por una especie de aceite para cocinar carecerían del glamur de los aviones eléctricos, pero sus posibilidades para que puedan despegar son mucho mayores.

MRA​

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