Disney pasó los últimos tres años haciendo una transición de alto riesgo hacia el streaming, en busca de competir de frente con los disruptores de la industria del entretenimiento como Netflix.
Así que cayó de sorpresa que el martes pasado, la compañía anunciara abruptamente que Bob Iger, el respetado director ejecutivo de Disney durante los últimos 15 años, se retiraba, para ser reemplazado “inmediatamente” por Bob Chapek, un veterano de la compañía poco conocido que tiene una experiencia mínima en el negocio de streaming.
“Pensaste que ibas a la derecha, y de repente vas para la izquierda”, dijo Rich Greenfield, analista de medios y socio de Lightshed, la compañía de investigación. Comparó la elección de Disney con la decisión de Apple de reemplazar a Steve Jobs con Tim Cook: “Se elige un ejecutivo operativo en lugar de un CEO que sea visionario y dinámico”.
En una entrevista con Financial Times, Iger defendió la elección de Chapek como su sucesor en el cargo. “Nadie conoce la marca mejor que Bob. Ese es un prerrequisito para poder dirigir bien esta compañía”, dijo.
Iger le dijo a FT que el consejo de administración de Disney tomó en cuenta candidatos internos y externos en lo que fue un “minucioso” proceso de sucesión.
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Chapek ha trabajado en Disney durante casi tres décadas. El ejecutivo de 60 años se unió a Disney en los años 90, donde ayudó a diseñar la estrategia de los VHS y DVD de la compañía. Más tarde dirigió la división de productos de consumo de Disney, y más recientemente los parques temáticos, una sólida fuente de rentabilidad para el grupo.
Iger dijo que le comunicó al Consejo de Administración que necesitaba enfocarse en los “esfuerzos creativos”, que deberían ser la “verdadera prioridad de la compañía”, y que necesitaba entregar las riendas de la administración diaria a otra persona. Permanecerá como presidente ejecutivo, y Chapek le reportará directamente a él, hasta finales del próximo año.
El nombramiento de Chapek fue una sorpresa porque los analistas pensaban que Kevin Mayer, otro ejecutivo de Disney desde hace mucho tiempo, estaba siendo preparado para el puesto más alto. Además de organizar una serie de adquisiciones exitosas —Pixar, Marvel, Lucasfilm y 21st Century Fox—, Mayer dirigió los negocios internacionales y de streaming de Disney.
En abril pasado, Disney expuso sus ambiciosos planes para su nuevo servicio de streaming. Durante un lanzamiento crucial para los inversores, luego de Iger, Mayer subió a la plataforma para hacer una demostración del prototipo de Disney+.
El plan causó buena impresión entre los analistas de Wall Street, y desde ese momento, las acciones de Disney registran un alza de 10%.
Los primeros resultados han sido prometedores. En los primeros tres meses desde su debut, Disney ya atrajo a casi 30 millones de suscriptores estadounidenses a Disney+, que ofrece programación de Marvel, Pixar y Star Wars por 7 dólares al mes. En comparación, Netflix tardó una década en llegar a 60 millones de suscriptores en Estados Unidos.
Pero este empuje es una apuesta costosa, en la que el grupo espera perder dinero durante años. A principios de este mes, Disney reveló que sus costos totales en los tres meses hasta diciembre aumentaron a 18,000 millones de dólares (mdd), 51% más en comparación con el año anterior, en parte debido al lanzamiento de Disney+. El negocio internacional y de consumo del grupo responsable del servicio de streaming informó una pérdida operativa 693 mdd.
En su último conjunto de resultados anuales, para el año hasta septiembre, la compañía reportó ingresos netos por 10,400 millones de dólares, 17% menos año con año.
Brian Wieser, presidente de inteligencia de negocios de GroupM, señaló que Disney eligió a un ejecutivo con amplia experiencia en las partes más rentables de sus negocios. “Observa las empresas en las que ha estado a cargo. No tienen nada que ver con el streaming, sino con la rentabilidad”, dijo.
En una teleconferencia el martes pasado, tanto Iger como Chapek buscaron tranquilizar a los inversionistas de que no habría un gran cambio estratégico en el futuro, pero el anuncio tomó por sorpresa a Wall Street, lo que provocó que las acciones cayeran 3% en las operaciones después del cierre de mercado.
“Las empresas suelen hacer grandes esfuerzos para telegrafiar de antemano estas cosas. Por lo general, se aseguran de que los ejecutivos tengan cierta exposición a la comunidad de analistas”, explicó Wieser. Agregó que la naturaleza abrupta del anuncio de sucesión de Iger “plantea algunas preguntas: ¿Disney+ realmente va tan bien?”.