El sector tecnológico da un impulso a los negocios

FT MERCADOS

Pero el energético sigue siendo el principal motor económico.

Sector tecnológico. (Shutterstock).
Janan Ganesh
Ciudad de México /

Se puede cenar y comprar lo suficientemente bien en el distrito de La Brea de Los Ángeles como para olvidar que su nombre se traduce como “alquitrán”. Puedes decidir no tomar la ruta de La Cienaga al aeropuerto de Los Ángeles y evitar la visión de las torres de perforación petroleras, que se balancean hacia arriba y abajo como juguetes de escritorio para ejecutivos en movimiento perpetuo. 

Pero al final, incluso en California, sede de la economía de la tecnología, la tosca dimensión física del sector energético es ineludible. Y así, cada vez más, en nuestras mentes, es su importancia. 

La guerra de Ucrania puso fin a una serie de fantasías. Sin embargo, de todas las ilusiones, la más discreta es la idea de que la tecnología es la industria del centro del mundo: la que lo hace girar. Resulta que la energía sigue siendo un digno portador de ese manto. 

La imagen que tiene de sí mismo Silicon Valley como el Reino Medio del mundo de los negocios se manifiesta de diferentes maneras. Wall Street no anhela conceder a todo el mundo una línea de crédito del mismo modo que Mark Zuckerberg quiere que todo el mundo tenga el “derecho humano” de una conexión a internet. Pero también se basa en una presunción: la tecnología como la creadora de los acontecimientos. 

Es una presunción menos defendible hace un mes. La tecnología es relevante en Ucrania; hay que ver la guerra de propaganda. Pero junto al papel existencial de la energía, que mantiene a Rusia solvente y tiene a Occidente buscando fuentes alternativas, lo que destaca es la modestia de su relación con los acontecimientos. Silicon Valley da un empujón a la historia, pero no marca su rumbo esencial. Ese sigue siendo el papel de la gente que excavan para obtener combustible

De esta reafirmación podrían salir cosas buenas. Un sector tecnológico más prudente. Para entender las nefastas relaciones de la industria con los Estados soberanos, no basta con considerar las amenazas de división antimonopolio. 

La crisis no solo es una lección para los arrogantes tech bros. Yo crecí en torno a unas líneas de trabajo bastante más pesadas que la tecnología o los medios y aún así necesitaba un recordatorio crudo de lo que hace girar el mundo.


srgs

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