Credit Suisse pasó de ser la vergüenza pública de Suiza a la vergüenza secreta de sus políticos y reguladores. El día clave fue el 18 de marzo, cuando los funcionarios suizos llevaron a la tambaleante entidad crediticia por el pasillo para una boda a la fuerza con su rival más grande, UBS.
La operación de Credit Suisse Schweiz (CSS), es el pararrayos del descontento. Existe presión política en Suiza, que celebra elecciones el 22 de octubre, para que UBS venda el negocio. En una encuesta que se realizó en marzo se sugiere que tres cuartas partes de los votantes están a favor de una separación.
Pero el presidente de UBS, Colm Kelleher, y el CEO, Sergio Ermotti, parecen decididos a quedarse con CSS. Algunos sugieren que esa fue una de las razones por las que pusieron fin a las redes de seguridad estatales este mes. UBS prescindió de un acuerdo de protección contra pérdidas de 10 mil 300 mdd y de un respaldo público de liquidez de 114 mil mdd.
¿Cuánto podría valer CSS si UBS tuviera que venderlo? Andrew Coombs, de Citi, le dio una valoración al negocio de más de 18 mil mdd, pero los analistas pesimistas proyectan un precio inferior.
En cualquier caso, siguen en pie dos argumentos de peso. En primer lugar, cualquier venta o escisión de CSS estaría por encima de los 3 mil 300 mdd, que UBS pagó por la totalidad de Credit Suisse, un precio que ni siquiera permite al Estado eliminar 17 mil mdd de los pasivos de Credit Suisse para endulzarlo.
En segundo lugar, CSS vale más para UBS que su valor por separado. La integración de la unidad debería producir ahorros de costos.
Para los políticos de centro-izquierda, “sinergias” es una palabra clave para la pérdida de miles de puestos de trabajo. En la actualidad, los sondeos apuntan a que la política suiza de consenso volverá al centro del país en octubre, lo que le quitará presión a UBS. Por eso, algunos expertos opinan que Ermotti debería esperar hasta después de las elecciones para publicar los planes de reestructuración.
Si el gobierno suizo presionan en privado a Ermotti, este podría señalar la investigación de Coombs. Una venta podría aumentar, en lugar de reducir, la vergüenza para las autoridades suizas.
Dejar a CSS en manos de UBS es una forma de que los legisladores y reguladores suizos se ahorren más bochornos.
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