Elon Musk despide a ejecutivos de Tesla tras negociaciones en China

FT MERCADOS

Conocido por su estilo intransigente y poco convencional, Elon Musk firmó un acuerdo con la empresa china Baidu, justo cuando Washington está nervioso por la seguridad de los datos.

Elon Musk apuesta por el mercado automotriz en China.
Peter Campbell, Edward White y Stephen Morris
Ciudad de México /

Incluso para los volátiles estándares de Elon Musk, la semana pasada fue muy buena. El último domingo de abril, parecía como si el inconformista multimillonario jefe de Tesla, SpaceX y la red social X hubiera dado un improbable golpe, cuando hizo una visita sorpresa a Beijing para reunirse con Li Qiang, el primer ministro chino y número dos en la jerarquía política del país.

Horas más tarde, un grupo industrial chino reveló que los vehículos eléctricos de Tesla fueron incluidos en una lista de más de 70 modelos de automóviles a los que se les hicieron pruebas para determinar el cumplimiento de la seguridad de los datos. Luego, personas cercanas a Baidu, el Google chino, confirmaron una alianza con Tesla, que daría a la compañía de Musk acceso a los sistemas de navegación, mapas y datos del grupo chino.

Gracias a la pura fuerza de su propia personalidad, Musk parece estar allanado el camino para que su tecnología de conducción semiautónoma --denominada FSD o full self-driving (conducción totalmente autónoma)-- se implemente en los 1.6 millones de automóviles Tesla que ya circulan por las calles chinas. Musk cree que esta tecnología es fundamental para el futuro del mercado de vehículos eléctricos y dice que “todo lo demás es como variaciones de un carruaje de caballos”. 

Cuando el avión privado de Musk despegó de la capital china la tarde del lunes, el mercado aprobó el anuncio. Las acciones de Tesla subieron 15 por ciento y los analistas declararon un momento decisivo para la empresa. Esto proporcionó cierto alivio a las acciones, que en un momento dado habían caído más de 40 por ciento en 2024, el peor desempeño del S&P 500.

Pero en la sede de Tesla en Austin, Texas, se estaba gestando un drama. La noche del lunes, un memorando interno llegó a las bandejas de entrada de los altos ejecutivos: Musk les dijo que iba a desmantelar la división que administra la red “Supercharger” de vehículos eléctricos de Tesla, despidiendo a dos altos ejecutivos y a cientos de empleados, incluida toda la unidad de políticas públicas de la compañía. Unos días más tarde, el jefe de Recursos Humanos fue el siguiente en salir.

Mientras blandía el hacha, Musk lanzó una advertencia. “Esperamos que estas acciones dejen en claro que tenemos que ser absolutamente implacables en cuanto a la plantilla y la reducción de costos… si bien algunos ejecutivos se están tomando esto en serio, la mayoría todavía no lo hace”.

La reestructuración de Tesla

Musk es conocido por su estilo de administración intransigente y poco convencional: después de adquirir Twitter por 44 mil millones de dólares (mdd) en 2022, ahora con el nuevo nombre de X, obligó a todos los empleados a firmar un compromiso de ser “los más comprometidos” o renunciar.

Pero la escala y la contundencia de la última reestructuración de Tesla reavivó el escrutinio sobre el estilo de liderazgo del hombre de 52 años y su capacidad para supervisar personalmente un imperio de coches de autoconducción, cohetes, satélites y una red social que utilizan más de 500 millones de personas

Combinadas con un giro estratégico radical de Tesla hacia la conducción autónoma, la inteligencia artificial y la robótica, las decisiones dejaron atónitos al personal, a los clientes, a los rivales, así como a algunos analistas e inversionistas.

La turbulencia de la semana también se produjo en un momento en que Tesla se enfrenta a sus mayores retos desde que los vehículos eléctricos se volvieron de la corriente principal: una brutal guerra de precios con sus rivales chinos y el aumento de la rivalidad geopolítica entre las grandes potencias entre Beijing y Washington.

A medida que Musk estrecha lazos con la administración de Xi Jinping, incluso en materia de transferencias de datos, corre el riesgo de sufrir una reacción negativa en Washington, que cada vez está más preocupado por China y su destreza tecnológica. El mes pasado, el Congreso aprobó una legislación que tiene como objetivo obligar a la aplicación TikTok a separarse de su propietario chino ByteDance o enfrentar una prohibición en todo el país. 

“Está polarizando, sus posiciones están alienando a algunos de sus principales electores, incluido el estado de California”, dice Bill Russo, antiguo director de Chrysler en China y fundador de Automobility, una consultora de Shanghái. “Ahora bien, ¿puede encontrar un equilibrio y, en un mundo muy bifurcado, actuar de una manera que vaya a contracorriente del sesgo geopolítico que existe en Occidente hacia China?”.

Una estrategia a ciegas

Durante los últimos años, las opiniones y el comportamiento de Musk no parecen haber desanimado a las personas que algún día podrían comprar sus coches. Hay señales de que esto se empieza a terminar.

Los distribuidores en EU ya advirtieron de que los posibles conductores de Tesla están decidiendo comprar modelos eléctricos rivales en protesta contra el alud de comentarios políticos de Musk en X.

La decisión de despedir a casi todo el equipo Supercharger de 500 personas esta semana sin previo aviso y con poca explicación pública desató más preguntas por parte de los inversionistas.

La red de recarga --con 50 mil sitios en todo el mundo y 15 mil en América del Norte-- se había convertido en el estándar de la industria, lo que obligó a los rivales a firmar contratos lucrativos para utilizarla. Musk dijo que la expansión se desacelerará y que quedaron descartados muchos sitios propuestos.

Los críticos responsabilizan a la adquisición de Twitter de distraer a Musk. Desde que comenzó a comprar porciones sustanciales de acciones de Twitter a principios de 2022, que culminó con el acuerdo en octubre de ese año para convertirla en una compañía privada, las finanzas y las ventas de Tesla se han deteriorado. La capitalización de mercado de la compañía se redujo aproximadamente a la mitad, de 1.2 billones de dólares en noviembre de 2021 a 575 mil mdd.

A medida que su atención volvió a Tesla este año, Musk empezó a tomar algunas medidas drásticas.

En abril, anunció el recorte de 14 mil puestos de trabajo --alrededor de 10 por ciento de su fuerza laboral total-- antes de una caída de 9 por ciento en los ingresos del primer trimestre y una advertencia de que “la tasa de crecimiento del volumen de vehículos puede ser notablemente menor” que en 2023.

Luego, Musk congeló los planes para desarrollar un nuevo modelo asequible de 25 mil dólares, y en lugar de eso anunció planes para lanzar una versión de menor costo de sus modelos actuales, y desvió recursos a un nuevo “robotaxis” de autoconducción como parte de una radical renovación de marca de la misión de la compañía como “robótica e IA”.

Una flota de decenas de millones de vehículos autónomos se convertirá en una “combinación de Airbnb y Uber”, pronosticó Musk. En su tiempo de inactividad, la capacidad de procesamiento adicional de los vehículos se conectaría en red para entrenar modelos de inteligencia artificial.

Los inversionistas y seguidores de la compañía están divididos sobre la sensatez de las decisiones recientes y el cambio de enfoque, especialmente porque Tesla todavía obtiene 82 por ciento de sus ingresos de la venta de automóviles.

“Está despidiendo a personas fundamentales para el éxito de Tesla debido a su sistema de creencias equivocado”, dice Ross Gerber, antiguo accionista de Tesla en el gestor patrimonial Gerber Kawasaki, que se ha convertido en un destacado crítico de Musk. “Tesla no puede vender coches gracias a él. Su respuesta es eliminar ciegamente los costos en lugar de abordar el problema real”.

Supercharger “fue la parte de mayor crecimiento y rentabilidad. Un monopolio en la recarga es un enorme generador de valor para Tesla”, añade Gerber. “Es un horrible paso atrás”.

James Anderson, socio gerente de Lingotto Investment Management, que posee acciones de Tesla, tiene una visión más pragmática de las medidas de Musk. 

“El enfoque siempre ha sido idiosincrásico y extremo… sería extraño esperar de pronto normalidad en las decisiones y en la dotación de personal”, dice Anderson. “Si el motor (del crecimiento) es la autonomía, no el volumen, entonces se necesitan menos personas con una visión diferente. ¿Esto es difícil, incómodo y extremadamente exigente? Por supuesto.

La apuesta en China

A medida que aumentan las preocupaciones sobre una demanda de vehículos eléctricos más lenta de lo esperado, en particular en Estados Unidos (EU) y Europa, la visita de Musk a Beijing esta semana muestra que eligió apostar por China. Pero las operaciones de Tesla en el mercado automotriz más grande del mundo --que depende cada vez más de la recopilación de datos para ofrecer sistemas de conducción avanzados-- enfrentan nuevas preguntas sobre la seguridad nacional. 

A pesar de la reacción positiva del precio de las acciones el lunes, no hubo comunicados de Tesla, Baidu o el gobierno. Los analistas todavía no conocen los detalles de los planes de Tesla para desplegar su plataforma de conducción semiautónoma en China y cómo lo tratarán los reguladores preocupados por la seguridad del país. 

China es el mercado más grande de Tesla fuera de EU, una parte vital de la cadena de suministro para sus vehículos eléctricos y, cada vez más, un centro de exportación clave. Musk llegó a un acuerdo en 2018 con Li Qiang, entonces jefe del Partido Comunista en Shanghái, para construir una multimillonaria fábrica de vehículos eléctricos en la ciudad, una inversión a la que se le atribuye haber ayudado a encabezar el rápido crecimiento de la industria de vehículos eléctricos de China.

Desde entonces, el mercado chino de vehículos eléctricos avanza con fuerza. La participación de Tesla en las ventas de vehículos eléctricos nuevos allí es de 7.5 por ciento, en comparación con 33 por ciento de BYD, compañía respaldada por Warren Buffett. Beijing también reformó sus leyes de gobernanza de datos y antiespionaje, creando incertidumbre sobre cómo compañías como Tesla pueden mover datos de los coches hacia y desde EU. 

Los analistas de Bernstein dicen que su “mejor suposición” es que bajo la nueva alianza, Baidu será un “guardián” de datos, lo que incluirá realizar copias de seguridad de los datos y supervisar las transferencias al centro de datos de Tesla en Shanghái y luego potencialmente al extranjero.

Jeff Chung, analista de Citigroup en Hong Kong, cree que Tesla podrá crear un “cortafuegos” entre sus operaciones en EU y China. Esto significaría que el proceso central de entrenamiento de inteligencia artificial se llevaría a cabo en EU. El equipo chino de la compañía “afinaría” el sistema con datos de usuarios chinos, sin necesidad de exportar datos de China a EU.

Los abogados chinos de seguridad de datos dicen que, si bien Beijing le dio prioridad a los vehículos eléctricos, todavía no están seguros de si se le permitirá a los vehículos Tesla --que utilizan más cámaras en lugar de los sensores que prefieren otros fabricantes de vehículos eléctricos-- conducir cerca de sitios militares, gubernamentales u otros sitios estatales sensibles.

Samm Sacks, experto en política cibernética global del Centro Paul Tsai China de la Facultad de Derecho de Yale, dice que durante varios años ha habido una tensión “subyacente” entre las agencias reguladoras que se enfocan en la seguridad y las que se enfocan a favor del crecimiento en Beijing sobre si se deben “bloquear” o “monetizar” los datos.

“La administración Xi totalmente le da prioridad a la seguridad”, dice, pero todavía hay fricciones entre los objetivos económicos y de seguridad. “Cada empresa tendrá que navegar esto por su cuenta”.

La doble moral

Musk todavía enfrenta un complejo acto de equilibrio geopolítico. La relación de Tesla con India también se tensó de repente. El viaje de Musk a China parecía ser un desaire implícito al primer ministro Narendra Modi. El 10 de abril, Musk había prometido visitar India, alimentando las esperanzas sobre un anuncio para construir una planta de automóviles eléctricos de 3 mil mdd, solo para abandonar los planes 10 días después citando “obligaciones muy fuertes de Tesla”. Nueve días después apareció en Beijing

A largo plazo, los expertos también están preocupados por más choques entre sus intereses comerciales en China y los duros controles de Beijing sobre la libertad de expresión y cualquier crítica al gobierno. Los críticos en EU afirman que aplica una doble moral sobre China y su política.

Durante su estancia en China, Musk usó X --a pesar de que la plataforma está prohibida en el país-- para compartir un clip de audio del comediante Jerry Seinfeld lamentándose de la influencia negativa de “la extrema izquierda” y la “porquería de la corrección política” en los programas de comedia en televisión. “¡Haz que la comedia sea legal otra vez!”, escribió Musk, aparentemente sin saber que sus anfitriones en Beijing recientemente tomaron medidas enérgicas contra esta forma de arte.

Yaqiu Wang, directora de investigación para China de Freedom House, un grupo de defensa con sede en EU, dice que la “camaradería” de Musk con los altos dirigentes chinos constituye una “burla total” de su pretendida defensa de la libertad de expresión, dado que hay personas en China que fueron detenidas por usar X.

“Al PCC (Partido Comunista Chino) le importa mucho lo que se dice sobre ellos en X, y tiene un historial de aprovechar el acceso de las empresas extranjeras al mercado de China para su agenda política”, dice. “Todos deberíamos estar muy preocupados”.

AOL

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