Elon Musk, reabre su planta de Tesla en California

FT Mercados

El CEO de Tesla reta a las autoridades al reabrir su planta en California pese al confinamiento, pero su mayor prueba será el lanzamiento del cohete SpaceX.

Tesla está renunciando a más de 500 millones de dólares (mdd) en ingresos por semana en medio del cierre por la pandemia.
Patrick McGee
Ciudad de México /

Por supuesto que iba a ser Elon Musk. La semana pasada, el director ejecutivo de Tesla se puso en la primera línea del movimiento anticonfinamiento en Estados Unidos (EU), al amenazar con cambiar “inmediatamente” la sede de la empresa de California a Texas o Nevada; presentar una demanda y reiniciar la producción en la planta de Fremont desafiando a las autoridades. 

Musk puede ser uno de los defensores de la energía limpia más ruidosos del mundo, ya que casi por sí solo puso en marcha el mercado de automóviles eléctricos. Pero durante mucho tiempo también mostró su odio a que le digan qué hacer. 

Elon Musk se ha enredado repetidamente con los reguladores de valores de EU sobre lo que puede y no puede tuitear acerca de su compañía que cotiza en bolsa. Su decisión en 2016, de que Tesla adquiriera una compañía de energía solar con pérdidas, que él ayudó a comenzar, fue criticada rotundamente. 

En esta ocasión, el enfrentamiento de Musk con los burócratas de California, que incluyó una provocación para que lo arrestaran si se atrevían, fue en gran parte teatral.

Cuando amenazó con abandonar el estado, los funcionarios locales ya habían mencionado que probablemente podría reabrir la fábrica la semana siguiente, con nuevas precauciones de seguridad en marcha.


Pero también se ganó nuevos admiradores. El presidente estadounidense, Donald Trump, tuiteó que “California debería dejar que Musk abra la planta, AHORA”. Alex Epstein, un crítico de los autos eléctricos y autor de The Moral Case for Fossil Fuels, dice que “Tesla ahora representa la libertad, en lugar de lo ‘verde’”. 

El enfrentamiento de Musk es una brillante y deliberada estrategia de mercadotecnia, dice Mario Herger, defensor de los vehículos eléctricos.

Tesla está buscando un sitio de producción para el Cybertruck en respuesta al Ford F-150, el coche más vendido en EU durante los últimos 38 años. “Con los autos que están construyendo ahora y el Cybertruck, ya no se dirigen solo a los fanáticos de Silicon Valley y a los geeks, sino a los red necks, los chicos Elon Musk, director ejecutivo de Tesla del campo, los contratistas. Trasladar una fábrica a Texas los acerca a ese público”, dice Herger.

Musk también pudo tener buenos motivos financieros para actuar. Patrick Hummel, analista de UBS, estima que Tesla está renunciando a más de 500 millones de dólares (mdd) en ingresos por semana en medio del cierre por la pandemia, que no puede permitirse una empresa que nunca ha tenido un año rentable desde su fundación. 

Scott Painter, fundador de Fair, dice que el enfoque de Musk no ha cambiado. “No hay política detrás de esto. Es pragmatismo y supervivencia”, dice. 

El empresario de 48 años de edad, nacido en Sudáfrica, critica desde hace meses la respuesta a la pandemia. A principios de marzo tuiteó que “el pánico del coronavirus es tonto”. También calificó de “fascistas” las políticas de refugiarse en el hogar durante una teleconferencia de resultados de Tesla a finales de abril. 

Musk hizo su fortuna como uno de los fundadores de PayPal; después lanzó su compañía de cohetes SpaceX y Tesla a principios de la década de 2000. Sus otras empresas incluyen Hyperloop, de transporte de alta velocidad, y Neuralink, que busca integrar la inteligencia artificial con el cerebro humano.

Su férrea persistencia, sus inmensas aspiraciones y naturaleza agresiva le han ganado legiones de admiradores y detractores rabiosos. “A menudo, en personalidades tan talentosas, existe una compensación excéntrica, manifiesta, casi incomprensible para desafiar lo convencional”, dice Bob Lutz, un exejecutivo de GM que trabajó con él en un documental. “Musk luchará contra cualquier persona o institución, independientemente de su tamaño o poder, si la percibe como una amenaza real para la viabilidad de la compañía”. 

En 2014, cuando a SpaceX le negaron contratos del gobierno para lanzar satélites militares, Musk demandó a la Fuerza Aérea estadounidense. “Nadie demanda a la Fuerza Aérea si lo que tratas de hacer es convertirla en un cliente”, dice Ashlee Vance, biógrafo de Musk. “Pero en realidad funcionó… Ahora transporta toneladas de satélites militares”.


Musk se burla de lo convencional en casi todos los sentidos. Divorciado tres veces, ahora sale con la cantante canadiense Grimes, de 32 años de edad, quien recientemente dio a luz a un bebé. Dicen que su nombre, X Æ A-12, combina “la variable desconocida”, la grafía élfica de la inteligencia artificial y una aeronave que encargó la CIA. 

Un testimonio de su extraordinario rango es que la disputa por los cierres tal vez ni siquiera sea el episodio que defina este mes al multimillonario. El 27 de mayo, dos astronautas abordarán un cohete SpaceX con destino a la Estación Espacial Internacional, es la primera vez que una compañía privada envía seres humanos a órbita y la primera vez, en casi una década, que una misión tripulada va a partir desde suelo estadounidense. 

Podría ser una de sus semanas más “heroicas”, dice Vance. “¿Qué puede encarnar mejor el sueño americano que un inmigrante de Sudáfrica que elige cohetes a mitad de su carrera y lleva al hombre de nuevo al espacio para EU?”.

srgs

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