Elon Musk, director general y fundador de Tesla, recientemente se bautizó a sí mismo como “technoking” o rey de la tecnología. Un mejor apodo podría ser el “Mago de Oz”.
El empresario posee una capacidad asombrosa para tirar de los hilos del mundo de las criptomonedas. En febrero, los precios de bitcoin se dispararon cuando Musk reveló que la compañía había comprado mil 500 millones de dólares (mdd) en criptomonedas. Lo mismo también ocurrió con el precio de dogecoin después de tuits ambiguos similares.
Pero la semana pasada dogecoin tropezó cuando el director de Tesla admitió en un programa estadunidense que el activo podría ser un “timo”. Y ahora Bitcoin también se desplomó después de otro tuit, esta vez uno que revela que Tesla ya no aceptará la criptomoneda para la compra de autos eléctricos. “Estamos preocupados por el uso cada vez mayor de combustibles fósiles para la extracción y transacciones de bitcoin, especialmente del carbón”, dijo Elon Musk durante una entrevista en Estados Unidos.
Dos estadísticas sorprendentes resumen el problema. En primer lugar, parece que dos tercios de bitcoin hasta la fecha fueron minados —creado a través de algoritmos informáticos— en China, utilizando centros de datos que dependen de la electricidad generada por carbón.
En segundo lugar, el mercado de las criptomonedas, de 2 billones de dólares, se expandió tan rápido que está consumiendo grandes cantidades de energía. La acción de minar bitcoins, que representa la mitad de todas las criptomonedas, actualmente utiliza la misma cantidad de energía que la que consumieron anualmente los Países Bajos en 2019. Los científicos advierten que esto amenaza los objetivos climáticos de París.
Los entusiastas de bitcoin, como el empresario Anthony Scaramucci, dicen que las estadísticas necesitan contexto y que las finanzas tradicionales también consumen mucha energía.
Incluso con tales advertencias, el hecho es que la huella de carbono de bitcoin es algo vergonzoso, no solo para Tesla, sino también para los inversionistas millennials en criptomonedas que se preocupan por los problemas ecológicos. Y eso, a su vez, destaca tres grandes lecciones para todos los inversionistas.
En primer lugar, en la actualidad nadie puede permitirse ignorar las preocupaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), incluso en las acciones etiquetadas como ESG. Tesla aparece en muchos fondos porque los inversores se enfocaron en el punto del coche eléctrico e ignoraron otros problemas. Sin embargo, la transparencia digital ahora permite a los activistas monitorear las actividades de las empresas con mayor eficacia que nunca.
El Dato...2 billones de dólares
Es el valor del mercado de las criptomonedas, pero su rápida expansión está consumiendo grandes cantidades de energía generada con carbón
En segundo lugar, y a partir de esto, los inversionistas necesitan observar el debate sobre la huella de carbono de la tecnología como un ejemplo de este panorama cambiante. Está en marcha una lucha para abordar los problemas de carbono de la criptomoneda.
El Rocky Mountain Institute, una organización sin fines de lucro dedicada a la energía limpia, recientemente unió fuerzas con funcionarios de la ONU y líderes de fintech para explorar soluciones. Una podría implicar cambios en los procesos informáticos en torno a las bitcoins para reducir el consumo de energía; la semana pasada se lanzó una criptomoneda “verde” llamada Chia que utiliza menos potencia de procesamiento.
Otra opción es utilizar fuentes de electricidad verdes, por ejemplo, cambiando el carbón chino por la energía hidroeléctrica islandesa. Entusiastas como Scaramucci piensan que esto podría resolver el problema si existe un registro que permita a los inversores darle seguimiento a la procedencia de bitcoins.
El tercer punto tiene que ver con la regulación. La razón por la que Musk puede actuar como el Mago de Oz de las criptomonedas, con impunidad, es que el sector es opaco y en gran medida no está regulado. Los responsables de la formulación de políticas financieras ahora amenazan con aplicar mano dura.
A los libertarios les gusta de esta manera. Y a Musk también. Pero si las bitcoins se van a convertir en algo más común —con cualquier token— necesitan urgentemente más rendición de cuentas y transparencia. Tal vez eso sea imposible de lograr dados los orígenes contra la clase dirigente de las criptomonedas.
Pero la lucha por los estándares verdes podría iniciar este proceso proporcionando una causa para que los jóvenes entusiastas de las criptomonedas se unan. Si es así, ese podría convertirse en el impacto más importante del tuit de Musk y una razón para que los inversores y reguladores lleven a cabo un examen tardío de las minas chinas, tanto del carbón como de la variedad informática.
srgs