China dijo que recortará los impuestos de importación a los automóviles de pasajeros justo cuando Washington y Pekín llegaban a un acuerdo para salvar de las sanciones estadunidenses al grupo chino de telecomunicaciones ZTE, en un intercambio de concesiones para evitar una guerra comercial entre ambas superpotencias.
El Consejo de Estado de China adelantó ayer que los aranceles sobre los automóviles serán reducidos de 25 a 15 por ciento a partir del 1 de julio, de acuerdo con el servicio oficial de noticias Xinhua. El arancel todavía está en un nivel alto en comparación con los estándares internacionales. Los negociadores estadunidenses buscaban que la disminución se diera al nivel que tiene EU, de 2.5 por ciento.
Una persona con información del posible acuerdo sobre ZTE aseguró que el Departamento de Comercio de EU permitirá al fabricante chino de equipo reanudar el surtido de componentes estadunidenses a cambio de una transformación general en la alta dirección y el pago de otra gran multa.
El intento de la Casa Blanca por rescatar a ZTE, unas semanas después de que las sanciones estadunidenses estuvieron a punto de destruir la compañía, se produce como parte de un movimiento más general por parte de la administración Trump para reducir las tensiones comerciales con Pekín después de amenazar con imponer aranceles a las importaciones chinas por un valor de 150 mil millones de dólares.
Pero el repentino movimiento hacia una distensión enfureció a los políticos de línea dura de Estados Unidos, y el senador republicano Marco Rubio tuiteó ayer: “Si es verdad, entonces la administración se rindió ante #China sobre #ZTE y hacer cambios en su consejo de administración y una multa no los detendrá para que nos espíen y nos roben. Pero esto es muy importante como para que haya acabado. Comenzaremos a trabajar en una acción del Congreso a prueba de veto”.
Incluso dentro de la administración Trump varios funcionarios se fueron contra los moderados por buscar un acuerdo rápido para reducir el déficit comercial de EU a expensas de ceder demasiado terreno a Pekín sobre el asunto de propiedad intelectual y tecnología estratégica.
El año pasado, el grupo chino de telecomunicaciones acordó pagar mil 200 millones de dólares para llegar a una solución sobre las acusaciones estadunidenses relacionadas con sus operaciones comerciales en Irán y Corea del Norte, un caso que presentó la administración Obama. Posteriormente la administración Trump acusó a la compañía de violar los términos del acuerdo e impuso sanciones que paralizaron a la empresa. ZTE no respondió de forma inmediata a la solicitud de comentarios.
Los expertos comerciales chinos ven el cambio de 180 grados como un reflejo de la importancia de ZTE como un cliente clave de Qualcomm, el productor estadunidense de chips. China aprobó recientemente una empresa conjunta de Qualcomm con la estatal Datang Telecom como parte de los compromisos para abrir el acceso al mercado desde que la administración Trump endureció su retórica comercial.
En general, se estima que China gasta alrededor de 150 mil millones de dólares anuales en piezas y bienes relacionados con tecnología de las empresas estadunidenses, dijo Edison Lee, analista de Jefferies.
El posible acuerdo es el más reciente de una serie de desarrollos corporativos para ZTE, que el 10 de mayo declaró que tendría que cerrar sus puertas después de una suspensión para operar acciones el mes anterior, cuando Washington impuso una moratoria de siete años para surtirse de componentes estadunidenses.
La Casa Blanca dio un giro de 180 grados poco después, cuando Trump escribió en un tuit del 14 de mayo que trabajaría con el presidente chino Xi Jinping para otorgar un aplazamiento a la compañía.
Funcionarios chinos y analistas no aceptan el argumento de la administración Trump de que la prohibición de suministro, que impuso Wilbur Ross, secretario de Comercio de EU, en abril fue una “cuestión de cumplimiento legal” sin relación con las negociaciones comerciales. “ZTE no merecía la pena de muerte por sus errores”, dijo Lu Xiang, de la Academia China de Ciencias Sociales. “La utilizaron como una herramienta en la disputa comercial”.
Ayer, Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de EU, dijo a CNBC que Xi solicitó que Trump apoye a ZTE, una petición que, aseguró, no es diferente a la de un presidente de EU que cabildea a nombre de empresas estadunidenses. El mayor accionista de ZTE es un grupo de propiedad estatal con vínculos con un contratista de programas espaciales y de misiles de China.
“Desde hace mucho tiempo se considera a ZTE como un campeón nacional de las telecomunicaciones chinas”, dijo Duncan Clark, presidente de BDA China, una consultora de tecnología. “Es un empleador importante. No iban a darse la vuelta y dejarla morir”.
La compañía, que tiene a casi dos quintas partes de su personal en investigación y desarrollo, presentó más de 4 mil patentes en 2016, superando a su rival Huawei y a otras firmas a escala mundial. “Hay una gran cantidad de propiedad intelectual en esta empresa”, dijo Lee.
En una visita la semana pasada a la sede de ZTE, un conjunto de oficinas de alta tecnología en Shenzhen, los empleados se arremolinaron durante horas mientras insistían en que en el interior todo era normal. El personal de administración, los ingenieros de software y el soporte técnico de alto nivel seguían con su trabajo, dijeron los empleados de ZTE, aparentemente para atender los contratos existentes.