Un mes después de abandonar un programa de doctorado de la Universidad de Stanford el año pasado, Demi Guo y su amiga Chenlin Meng habían recaudado 5 millones de dólares (mdd) para su startup.
La aplicación que crearon, Pika Art, utiliza inteligencia artificial (IA) para producir efectos de video increíbles y amenaza con hacer que al menos un aspecto de la producción tradicional de videos y películas sea cosa del pasado. En unos cuantos meses, tenía más de un millón de usuarios, mientras que las dos fundadoras, ambas de 26 años, recaudaron 135 mdd en poco más de un año.
Su historia sería excepcional en cualquier lugar fuera de Silicon Valley, e incluso allí es poco habitual. Pero la famosa red de mentores, innovadores e inversionistas de California ayudó a hacerlo posible, explican. Con los inversores, “hubo entusiasmo mutuo desde el principio”, dice Guo, explicando que “intercambian ideas con nosotros, ayudan con la contratación y más. Si me topo con un problema, simplemente les envío un mensaje de texto y me ayudan de inmediato”.
Para muchos economistas, el éxito de Guo y Meng ayuda a explicar algo más: por qué Estados Unidos (EU) crece mucho más rápido que cualquier otra economía avanzada. Su Producto Interno Bruto (PIB) se expandió 11.4 por ciento desde finales de 2019 y, en su último pronóstico, el Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo un crecimiento de 2.8 por ciento este año.
Si bien las elecciones estadunidenses del mes pasado se llevaron a cabo en un contexto de crisis del costo de vida, el desempeño económico del país en los últimos años ha sido la envidia del mundo desarrollado.
Tal vez la guerra en Ucrania tuvo un efecto menor en EU que en Europa, debido a sus abundantes suministros nacionales de energía, y se recuperó más rápidamente que algunas naciones del G7 de la pandemia de covid-19. Pero su historial de crecimiento se basa en un crecimiento más rápido de la productividad, un motor más duradero del desempeño económico.
La productividad laboral estadunidense creció 30 por ciento desde la crisis financiera de 2008-2009, más de tres veces el ritmo de la eurozona y el Reino Unido. Esa diferencia de productividad, visible desde hace una década, está reconfigurando la jerarquía de la economía global. El crecimiento económico en la eurozona es un tercio del de EU desde la pandemia, y se prevé que la producción se expanda solo 0.8 por ciento este año, de acuerdo con el FMI.
El rompecabezas de la productividad
De manera similar, las economías de Japón y el Reino Unido solo crecieron 3 por ciento en los últimos cinco años. De hecho, en crecimiento de la productividad, EU supera rápidamente a casi todas las economías avanzadas, muchas de las cuales están atrapadas en una espiral de bajo crecimiento, debilitamiento de los niveles de vida, finanzas públicas tensas y un deterioro en la influencia geopolítica.
En el Reino Unido, el nuevo gobierno laborista prometió una “década de renovación” para resolver lo que los economistas llaman “el rompecabezas de la productividad”. La principal recomendación del FMI para Japón es abordar el bajo crecimiento de la productividad, mientras que un informe histórico publicado en septiembre por Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE), describió la débil competitividad como un “desafío existencial” para la Unión Europea.
Donald Trump heredará una economía estadunidense en auge cuando entre en la Casa Blanca el 20 de enero. Algunos economistas se preguntan si las políticas que indica que aplicará --aranceles a las importaciones estadunidenses, deportaciones masivas de inmigrantes y grandes recortes de impuestos para los ricos-- podrían socavar las ventajas a largo plazo que actualmente ostenta EU y que se corra el riesgo del regreso de una inflación renaciente y mantener elevadas las tasas de interés.
El presidente de la Reserva Federal (Fed), Jay Powell --a quien Trump criticó en su primer mandato como presidente-- reconoce la incertidumbre en torno a las perspectivas de productividad del país. “La tradición sobre las lecturas de productividad”, dijo a los periodistas en noviembre, “es que siempre que se ven lecturas altas, se debe asumir que van a volver bastante rápido a la tendencia a largo plazo”.
el dato...2.8 por ciento podría crecer EU este año,
Según predicción del FMI.
Pero muchos esperan que EU mantenga la primera posición y dicen que otros países tienen pocas posibilidades de alcanzarlo. “Las políticas económicas de Trump empañarán el excepcionalismo tecnológico de EU”, dice Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics. “Pero no lo van a socavar”.
El aumento de la productividad --una medida de la eficiencia con la que se utilizan los recursos en la economía-- permite a los trabajadores ganar salarios más altos, ampliar la rentabilidad de las empresas y aumentar los ingresos fiscales, lo que en última instancia mejora el nivel de vida.
Es un indicador en el que EU ha disfrutado de un éxito notable. En los tres meses hasta septiembre de 2024, según las estadísticas oficiales, la producción estadunidense por hora trabajada aumentó 8.9 por ciento con respecto a su nivel anterior a la pandemia a finales de 2019, luego de que se expandió a tasas anuales de entre 2 y 2.8 por ciento durante más de un año.
El contraste con su vecino del norte es duro. La productividad laboral de Canadá se contrajo en 14 de los últimos 16 trimestres y estaba 1.2 por ciento por debajo de su nivel anterior a la pandemia a finales del segundo trimestre de 2024. Carolyn Rogers, subgobernadora principal del Banco de Canadá, advirtió en marzo que la baja productividad es una “emergencia” económica, y agregó que “en las últimas cuatro décadas, en realidad hemos retrocedido significativamente en comparación con algunos países más”.
Canadá no es el único. Los datos del Conference Board muestran que, en los últimos años, la productividad laboral cayó en relación con la de EU en la mayoría de las economías avanzadas. En el Reino Unido, el “malestar de la productividad” se remonta a la crisis financiera mundial, dice Bart van Ark, director gerente del Productivity Institute, y lo atribuye a “la inversión pública y privada crónicamente lenta y la falta de difusión de las últimas tecnologías e innovaciones en toda la economía”.
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Durante los primeros diez meses de 2024.
La eurozona experimentó una desaceleración similar. La productividad laboral creció 5.3 por ciento en los cinco años hasta 2007, pero esa cifra se redujo a 2.6 por ciento en los cinco años hasta 2019 y a solo 0.8 por ciento en los últimos cinco años. La impresionante fortaleza de EU en tecnología es la diferencia, escribió Draghi: “Si excluimos el sector de tecnología, el crecimiento de la productividad de la Unión Europea en los últimos 20 años estaría prácticamente a la par con el de EU”.
La investigación y desarrollo
El análisis del FT del Cuadro de Indicadores de Inversión en Investigación y Desarrollo Industrial de la Unión Europea, que le da seguimiento a los principales inversionistas mundiales, sugiere que ese patrón podría ser consistente en muchas economías más avanzadas. La mayoría de los países tienen un desempeño deficiente en lo que respecta al gasto en investigación y desarrollo (I+D), y también hay una enorme subrepresentación en sectores de rápido crecimiento.
A nivel mundial, los principales inversionistas en investigación y desarrollo se concentran cada vez más en software y servicios informáticos, un sector que ya superó a la industria farmacéutica, el hardware tecnológico y la fabricación de automóviles para convertirse en el principal destino de inversión. Está dominado por compañías estadunidenses, a menudo muy grandes.
China es la única otra gran economía que tiene avances significativos en el gasto en I+D tecnológico. El gobierno de Xi Jinping anunció recientemente planes para convertir al país en el centro “principal” de innovación en inteligencia artificial para 2030; según datos de la OCDE, la cantidad de capital de riesgo invertido en IA en China es ahora la segunda más alta a nivel mundial después de EU.
Otras economías avanzadas muestran pocas señales de este dinamismo. Según datos de Preqin, EU representa 83 por ciento de la cantidad de financiamiento de capital de riesgo en las economías del G7 durante la última década. De acuerdo con los datos de fDi Markets, el país también atrajo 14.6 por ciento de la Inversión Extranjera Directa (IED) total del mundo en nuevas instalaciones en los primeros diez meses de 2024, un récord. Alemania, por el contrario, registró su menor participación en la IED mundial en 18 años.
La era del crecimiento incuestionable de la productividad estadunidense es relativamente nueva. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la economía de EU experimentó un alto crecimiento, pero la productividad en la mayoría de las economías europeas y Japón se recuperó.
En las tres décadas hasta 1980, en los países que ahora están en la eurozona, la productividad laboral se cuadriplicó, mientras que durante esa década, Japón dominó la producción de vehículos y productos electrónicos de consumo, lo que provocó el temor de EU ante la posibilidad de que se convirtiera en la mayor economía del mundo.
Según Andrea Colli, profesor de historia empresarial en la Universidad Bocconi de Italia, la mejora se debió en gran medida a los esfuerzos de reconstrucción financiados en parte por EU a través del Plan Marshall, que inyectó más de 13 mil mdd en las maltrechas economías del continente.
Pero también señala que “el crecimiento de la productividad fue más fuerte en Europa y Japón que en EU…durante más de dos décadas, gracias al avance tecnológico y la mejora de la administración”.
En la década de 1990, el progreso se había estancado. A medida que la revolución de la información y la comunicación ganaba ritmo, la productividad estadunidense comenzó a superar a la de otras economías avanzadas donde esos sectores estaban menos representados.
Esa brecha se amplió después de la crisis financiera, y muchos expertos, incluido el Banco de Pagos Internacionales, señalan un rezago en la inversión en otras economías avanzadas.
La tendencia también refleja un concepto diferente de competitividad, argumenta Samy Chaar, economista jefe del banco Lombard Odier. “Los estadunidenses se esfuerzan por lograr una productividad de la innovación, que está impulsada por la inversión, mientras que el resto del mundo parece estar en otra lógica económica”, dice. “Están mucho más centrados en la competitividad de costos”.
el dato...30 por ciento creció la productividad laboral estadunidense
Desde la crisis financiera de 2008-2009, más de tres veces el ritmo de la eurozona y el Reino Unido.
El efecto de círculo virtuoso
EU muestra una mayor tolerancia al riesgo, tanto a nivel de inversionistas como de gobierno. “(Los inversores estadunidenses) asumen un riesgo más grande en todo lo relacionado con la tecnología que cualquier otro país”, dice Michael Buhr, un empresario canadiense de tecnología que ahora reside en Silicon Valley y que dirige C100. Las inversiones exitosas crean fondos de riesgo adicionales, que a su vez generan nuevos emprendedores y empresas, algo que Buhr describe como un “efecto de círculo virtuoso”.
Muchos emprendedores europeos no tienen tanta suerte. Justus Lauten fundó foodforecast, que emplea IA para ayudar a las empresas de alimentos a crear pronósticos de ventas más precisos, pero dice que no recomendaría iniciar un negocio en su Alemania natal. “Creo que los capitalistas de riesgo (en Alemania) son muy renuentes al riesgo”.
Nicolò Mazzocchi, cofundador de Skillvue, una empresa con sede en Milán cuya herramienta impulsada por IA ayuda a las compañías a analizar las habilidades de los solicitantes de empleo, consiguió financiamiento inicial de un banco italiano. Pero dice que esta experiencia fue “extremadamente difícil”, y añade que “los inversionistas tienen mucho miedo de ser los primeros en actuar: es el mayor desafío en la etapa inicial”.
Phillip Sewell, director general y cofundador de Predyktable, dice que se encontró luchando con las autoridades fiscales del Reino Unido por las desgravaciones en investigación y desarrollo.
“El gobierno habla de apoyar a las startups y a las empresas emergentes en expansión, pero me di cuenta de que es muy difícil”, dice Sewell. Las agencias gubernamentales “siguen siendo muy renuentes a asumir riesgos, (con) una actitud muy parecida a la de ‘Tomás, el incrédulo’”.
En la Unión Europea, la compleja regulación, la falta de instituciones académicas de primer nivel y los mercados más pequeños y fragmentados son otras de las barreras a la innovación que destaca el informe de Draghi. Estas conclusiones coinciden con una importante encuesta europea sobre tecnología que publicó Atomico en noviembre.
Incluso si las empresas europeas intentan expandirse en el mercado de la tecnología y las redes sociales dominado por EU, “no hay espacio para que una compañía británica o francesa entre y trate de competir”, dice Robert Gordon, economista de la Universidad Northwestern.
“No solo son demasiado pequeñas, sino que llegan demasiado tarde”, dice Gordon.
El desafío para otras economías avanzadas no solo es replicar el dinamismo de EU, sino hacerlo manteniendo sus preciadas salvaguardas sociales.
A pesar de todo su poder económico, EU tiene la mayor desigualdad de ingresos del G7, junto con la menor esperanza de vida y los costos de vivienda más altos, según la OCDE. La competencia en el mercado es limitada y millones de trabajadores sufren condiciones de empleo inestables.
La red de seguridad social de Europa se necesita pagar, advirtió Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), en un discurso en noviembre. Impulsar la competitividad es necesario para la prosperidad a largo plazo, argumentó: “No hacerlo podría poner en peligro nuestra capacidad de generar la riqueza necesaria para sostener nuestro modelo económico y social”.
Hay innumerables iniciativas en marcha, que van desde el Fondo de Innovación Estratégica de Canadá y los esquemas de capital de riesgo y los programas Smart Grants del Reino Unido hasta la Iniciativa de Campeones Tecnológicos Europeos de la Unión Europea y Horizonte Europa, un programa de financiamiento para la investigación y la innovación con un presupuesto de casi 105 mil 300 mdd.
Muchos de estos proyectos tienen como objetivo abordar la escasez de personal especializado y alentar a más personas a estudiar ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Desde 2017, el programa Global Skill Strategy de Canadá facilita permisos de trabajo para personas consideradas altamente cualificadas. La Unión Europea propuso una “bolsa de talentos”, una plataforma en línea que conecta a los solicitantes de empleo de otros lugares con las vacantes de puestos de trabajo en el bloque.
Sin embargo, estos esfuerzos son insuficientes; en el informe Draghi se estima que se necesitan casi 843 mil mdd de inversión anuales --alrededor de 4.7 por ciento del PIB de la Unión Europea-- para evitar que el bloque se quede aún más rezagado con respecto a EU y China.
También abogó por integrar los mercados de capital, impulsar la inversión en universidades y reducir la regulación.
El Banco de Canadá también insta al gobierno del país a cerrar la brecha de inversión con EU y crear incentivos para permitir que las empresas de industrias de alto valor crezcan y prosperen. Japón prometió 13 mil mdd de apoyo gubernamental para la producción nacional de chips y la inversión en IA generativa, mientras que la canciller de Hacienda del Reino Unido, Rachel Reeves, se comprometió a un gasto de capital adicional de casi 127 mil 200 mdd durante los próximos cinco años para impulsar el crecimiento de la productividad.
Pero Nathan Sheets, economista jefe de Citigroup, dice que a pesar de estos esfuerzos y del impulso de China para convertirse en una superpotencia de la IA, EU es el “lugar donde la IA está ocurriendo, y seguirá siendo el lugar donde la IA ocurre”.
El factor Trump
La perspectiva de una segunda administración de Trump puso nerviosos a muchos economistas. Mahmood Pradhan, director de macroeconomía global en Amundi Investment Institute, dice que tanto los aranceles como las deportaciones de inmigrantes son “negativos para la inversión”.
“Vamos a tener una parte cada vez mayor del PIB dedicada a pagar los intereses de la deuda federal”, dice Gordon de Northwestern. “Es otra fuga de los fondos potenciales disponibles para la inversión”. La mayor presión sobre los precios también podría ser perjudicial para la inversión, sugieren los analistas.
Pero para muchos expertos, la posición de Estados Unidos es segura. “EU tiene todo un ecosistema para promover la innovación y su impacto en la economía a través de ganancias de productividad”, dice Chaar. “Hay mucho terreno por cubrir para el resto del mundo”.
En todo caso, dice Zandi, “Europa va a tener dificultades con las mayores incertidumbres económicas y geopolíticas creadas por las políticas de Trump y necesitará invertir más en defensa, lo que limitará los recursos de los que dispone”.
Los economistas encuestados por Consensus Economics esperan un crecimiento de 1.9 por ciento el próximo año en EU, el más rápido de todas las economías del G7. Viendo hacia los próximos 10 años, todavía pronostican el crecimiento más rápido.
Es como ver una final de 100 metros donde alguien gana por un margen muy amplio, dice Simon Gaudreault, economista jefe de la Federación Canadiense de Empresas Independientes. “Nos quedamos preguntándonos: ¿será porque esos nueve eran mucho más débiles, o será (porque) ese competidor que va en la delantera encontró una fórmula secreta?”.
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