Europa supera a Google en ética de IA

La inteligencia artificial tiene un gran potencial. Reuters
Chris Nuttall
Londres /

La inteligencia artificial no solamente tiene el potencial de transformar a las empresas, sino también de ayudarnos a resolver los grandes problemas que enfrenta el planeta, desde el cambio climático hasta los problemas globales de salud.

Hay grandes cuestiones éticas que resolver a medida que el uso de la inteligencia artificial se vuelve más generalizado y los grandes grupos de tecnología acaban de dar un paso atrás en esto, ya que Europa está a punto de dar un paso adelante.

Google descartó el plan de un consejo asesor de ética de inteligencia artificial que acababa de anunciar la semana pasada, después de las protestas externas e internas sobre la elección de los miembros. El grupo de ocho personas incluía a Kay Coles James, presidente de la Heritage Foundation, un grupo de expertos de derecha que se muestra escéptico sobre el cambio climático.

Google respondió a las protestas de los empleados y en Twitter diciendo que ahora “regresaba a la mesa de planeación”, y agregó que “encontraría diferentes formas de obtener opiniones externas sobre estos temas”.

Mientras tanto, se espera que el lunes la Unión Europea presente una de las primeras directrices encabezadas por un gobierno en el mundo sobre el desarrollo y la implementación de la ética de la inteligencia artificial.

Un grupo de expertos de alto nivel elaboró en diciembre un proyecto de las directrices que generó más de 500 observaciones, lo que llevó a que la versión revisada se entregue a la Comisión Europea.

Su noble objetivo es lograr una “inteligencia artificial confiable” centrada en los seres humanos que respete los derechos fundamentales y garantice un “propósito ético”, mientras que al mismo tiempo sea técnicamente robusta y confiable.

Ética, el problema de las tecnológicas

Al igual que lo que ocurre con la protección de datos y los derechos de autor, Europa una vez más encabeza el camino para establecer los estándares que deben seguir los grandes grupos de tecnología, ya que las mismas empresas tienen problemas para hacer que las cuestiones éticas sean una prioridad.


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