Como investigadora de Harvard, Shruthi Mahalingaiah lleva más de dos años utilizando relojes Apple para dar seguimiento a los ciclos de ovulación de 70 mil mujeres. Pero como doctora, se queja de que está atrapada en una “tecnología de dinosaurios”.
El fabricante del iPhone promociona el Apple Watch como el “dispositivo definitivo para una vida saludable”, pero no es algo que Mahalingaiah pueda utilizar con sus pacientes porque no tiene suficiente innovación para validar e incorporar los datos de cada una de las enfermedades.
“La forma en que ejercemos la profesión a veces tiene décadas de retraso con respecto a los descubrimientos científicos”, afirma la investigadora.
El problema que tiene Mahalingaiah para encontrar la forma de integrar la tecnología de Apple en la atención diaria es en parte la razón por la que el Apple Watch, que se lanzó en 2015, no ha logrado cumplir por completo con su promesa de que “el futuro de la salud está en tu muñeca”, señala la investigadora.
Tim Cook, director ejecutivo de la empresa, ha dicho que la mayor contribución de Apple al mundo será en “la salud y el bienestar” y el Apple Watch es la parte más visible de esa estrategia, con su conjunto de sensores que pueden medir los niveles de oxígeno en sangre, dar seguimiento al movimiento, el sueño y la frecuencia cardíaca y tomar un electrocardiograma de los usuarios.
Cuando Apple introdujo la función de ECG en 2018, el doctor Richard Milani, vicepresidente de cardiología en Ochsner Health, predijo que “cambiaría la forma en que se podría monitorear y tratar a los pacientes”.
Milani afirma que su equipo ahora es capaz de controlar los datos de miles de pacientes y utilizar la inteligencia artificial para predecir, por ejemplo, quién tiene más probabilidades de sufrir una caída en el próximo año.
El potencial de que los datos mejoren la medicina preventiva es enorme. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) afirman que las enfermedades crónicas son el “principal motor” de los costos de la atención de salud que ascienden a 3.8 billones de dólares, y que “a menudo” pueden prevenirse mediante el ejercicio, la dieta y la detección temprana.
El Dato...3.8 billones de dólares
Es el costo por la atención médica de las enfermedades crónicas en Estados Unidos
“Si todo lo que se tiene de las personas es un contexto preciso de la frecuencia cardíaca y la actividad a lo largo del día de una persona, se puede hacer un modelo si tiene hipertensión, si tiene diabetes, etc.”, dijo el doctor Steven LeBoeuf, cofundador de Valencell, un fabricante de sensores biométricos.
Apple trató de hacer algunas incursiones, por ejemplo asociándose con Johnson & Johnson para estudiar cómo su reloj puede reducir el riesgo de un derrame. También colaboró con investigadores como Mahalingaiah para diseñar estudios masivos. Y se asoció con hospitales para estudiar cómo se pueden digitalizar las comunicaciones clínicas.
Pero los críticos como Sami Inkinen, director ejecutivo de Virta Health, una clínica de telemedicina, dijo que no basta con dar más información a la gente.
“¿Cómo cambiamos el comportamiento y conseguimos resultados, como bajar el nivel de azúcar en la sangre, dejar de tomar medicamentos y bajar de peso? Para mí, eso es algo que falta por completo en el Apple Watch”, dijo Inkinen.
Un artículo de investigación corroboró lo que otros han descubierto: “los wearables se están quedando atrás con respecto a su potencial”, con “poca evidencia” de que “provocan un cambio de comportamiento sostenido”.
Apple dijo que se ha enfocado en dar a los clientes herramientas para monitorear su salud y que trabaja con desarrolladores del ámbito médico para impulsar una atención al paciente más personalizada.
Neil Cybart, analista de Above Avalon, dijo que entrar en el sector de la salud es alejarse “de algunas de las competencias principales que tiene Apple”. “Son realmente buenos en la creación de un dispositivo que captura estos datos, pero (menos centrados en) tratar de conseguir que estas grandes redes adopten esto y que sus flujos de trabajo se centren en el Apple Watch”, añadió.
Mientras tanto, la mayoría de los compradores de Apple Watch ya se identifican como personas en forma y saludables, según una investigación de Forrester, lo que sugiere que es poco probable que el dispositivo esté en las muñecas de quienes más lo necesitan.