Fallo contra Uber amenaza con liquidar economía de chambas

Doble discurso. Las plataformas digitales clasifican a trabajadores como autoempleados, pero usan la tecnología para ejercer un fuerte control y evaluarlos; California fija plazo para garantizar derechos a choferes.

“Después de todo, no era el futuro del trabajo”. Araceli Lopez
Sarah O’Connor
Londres /

¿Cómo pueden despedirte de un trabajo que nunca tuviste, por un empleador que nunca te empleó?

Pregúntenle a un trabajador de la economía de chambas. “Aunque no hay obligación de aceptar ningún trabajo con Deliveroo, tú… estás entre los ciclistas con el porcentaje más bajo de entregas aceptadas mientras estás disponible en la aplicación en tu área”, explicó la compañía de entregas de alimentos en un correo electrónico a uno de los mensajeros supuestamente autoempleados. “Como resultado, ya no te vamos a ofrecer trabajo bajo tu Acuerdo de Proveedor”.

Ese tipo de doble discurso no es un caso aislado. Hace unos años obtuve un documento que Deliveroo hizo circular a su personal, una lista de “cosas que se deben hacer” y “cosas que no se deben hacer” para comunicarse con los mensajeros. No digan “te pagamos cada dos semanas”, digan “las facturas de los ciclistas se pagan cada quince días”, se sugería. No digan “uniforme”, digan “ropa de la marca”. 

El lenguaje enrevesado es una señal de la tensión en el centro de la economía de chambas. Empresas como Uber, Lyft y Deliveroo clasifican a sus trabajadores como autoempleados, pero usan la tecnología para ejercer un fuerte control, monitorearlos y evaluarlos. La gestión algorítmica fue la innovación que permitió a compañías de este tipo transformar un mar de trabajadores ocasionales en un servicio estandarizado, sin problemas y sobre demanda. Le permitió a las compañías asumir gran parte del poder de los empleadores sin ninguna responsabilidad. Para muchos, representó el futuro del trabajo. Pero demostró ser su ruina. 

Aunque los trabajadores de las plataformas tecnológicas pueden elegir cuándo iniciar sesión en sus aplicaciones para trabajar, los jueces llegaron a la conclusión de que este no es un nivel suficiente de libertad para que sean considerados realmente autoempleados. Ahora las cosas llegan a un punto crítico. En California, a Uber y Lyft solamente se les concedió unos días para reclasificar a sus conductores como empleados, con salario mínimo, prestaciones por enfermedad y otros derechos, a menos de que logren obtener un retraso de última hora. En Reino Unido, Uber espera una decisión de la Corte Suprema sobre la misma cuestión, después de perder su caso en todos los tribunales inferiores.

“Sé tu propio jefe” es una promesa engañosa, pero los atrae por una razón. Muchos otros empleos en la parte inferior del mercado laboral implican horarios impredecibles e inflexibles. Incluso esos son cada vez más escasos. El desempleo en California es de alrededor de 15 por ciento. Si Uber y Lyft suspenden sus operaciones en el estado, será un momento doloroso dejar a la gente sin trabajo.

Pero estas no son razones para permitir que dichas compañías ignoren las reglas que se aplican a todos los demás. Yaseen Aslam, uno de los dos conductores de Uber que presentaron el caso de Reino Unido, dice que a menudo le preguntan si la victoria va a perjudicar a los conductores a los que espera ayudar. Pero ese ha sido el argumento contra la regulación laboral a lo largo de la historia. “¿Cuál es el sentido de tener estas leyes si alguien como Uber puede entrar y burlarse de todo?”, pregunta. Uber y Lyft dijeron que el fallo de California los obligaría a subir los precios entre 20 y 120 por ciento, un indicio de cuánto dinero se ahorraron en relación con sus competidores que cumplen con la ley.

Sin embargo, estas empresas apenas obtienen utilidades marginales explotando a los trabajadores. La realidad es más extraña que eso. Cobran tan poco a los clientes que todas las grandes compañías pierden dinero, incluso con sus costos laborales comprimidos. A medida que se vuelven más grandes, pierden más dinero. En el folleto de la oferta pública inicial de Uber del año pasado se mostró que, en algunos casos, la firma paga a los conductores más que la tarifa que cobra a los clientes.

Esto ha sido posible gracias al efectivo de los inversores con mucho dinero. Algo aún más extraño, SoftBank, que administra el fondo Vision Fund de 100 mil millones de dólares, está canalizando dinero a compañías de la economía de chambas que compiten directamente entre sí, financiando a ambas en una competencia de precios a lo más bajo.

Siempre hubo algo irreal en una industria que cobra menos por sus servicios de lo que cuesta suministrarlos e ignora las regulaciones laborales que todos los demás deben cumplir. Después de todo, la economía de chambas no era el futuro del trabajo. Incluso, es posible que no tenga un futuro en absoluto. 

Crecen ventas en línea de Walmart

Walmart reportó ayer el mayor incremento de ventas online de su historia, ya que los consumidores cobraron sus cheques de ayuda fiscal en Estados Unidos por la pandemia y ordenaron productos de todo tipo, como juguetes, dispositivos electrónicos y alimentos, mientras se quedaban en casa. La facturación de órdenes por internet, que casi se duplicó, ayudó a la mayor cadena minorista de Estados Unidos a superar las estimaciones de ventas comparables en el segundo trimestre.


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