Jaime Puerta recuerda la última noche en que se sintió normal. Cenó con su hijo Daniel y bromearon mientras veían viejas fotografías familiares. A la mañana siguiente, el exsoldado encontró a su hijo inconsciente en su cama, con la piel ceniza y un tono azul en los labios. Lo que parecía media pastilla de oxicodona, un analgésico de venta con receta, estaba sobre el tocador del joven de 16 años. Pero la pastilla era falsa y estaba mezclada con fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína. “No fue una sobredosis porque Daniel no sabía lo que estaba tomando. Fue engañado intencionalmente. Lo envenenaron”, relata Puerta.
Puerta está lejos de ser el único que experimenta este dolor. Decenas de miles de padres estadounidenses están de luto por la muerte de sus hijos en medio de una crisis de drogas sin precedentes, que ya cobró 107,000 vidas hasta agosto de 2022. Alrededor de dos tercios de esas muertes fueron causadas por el fentanilo—un medicamento recetado para tratar el dolor agudo del cáncer— que cada vez más se incorpora a las drogas ilegales callejeras que distribuyen las organizaciones criminales mexicanas y chinas.
El fentanilo ilegal ya desplazó a los analgésicos recetados legalmente como principal causa de sobredosis en Estados Unidos (EU). El aumento vertiginoso de la tasa de mortalidad —equivalente a una sobredosis en EU cada cinco minutos— y el costo anual de 1.5 billones de dólares para la economía obliga a un debate nacional sobre cómo resolver una emergencia de salud pública que, junto con el covid-19, contribuyó a reducir la esperanza de vida de los estadounidenses a 76.4 años, su nivel más bajo en 25 años.
Los jóvenes son especialmente vulnerables. Las víctimas creen que lo que piden es heroína, cocaína o pastillas analgésicas a traficantes en las redes sociales, sin saber que los productos están mezclados con fentanilo.
Las muertes por sobredosis no intencionadas entre jóvenes de 15 a 19 años aumentaron 150 por ciento entre 2018 y 2021. Ya reemplazaron al suicidio como la principal causa de muerte entre los estadounidenses menores de 45 años, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EU (CDC, por sus siglas en inglés).
Las sombrías estadísticas preocupan a la administración de Joe Biden. Desde que asumió el cargo, los esfuerzos del presidente estadounidense son visibles. Se ganó los elogios de los expertos por alejarse de la criminalización de los consumidores de drogas y, en su lugar, enfocarse en ampliar el tratamiento para las personas que sufren trastornos por consumo de opioides, así como en campañas de información.
Sin embargo, aunque las tasas de sobredosis se redujeron ligeramente en los últimos meses, los opositores políticos y los activistas dicen que los avances son demasiado lentos y exigen políticas más estrictas, desde reforzar los controles fronterizos con México hasta la adopción de medidas enérgicas contra las empresas de redes sociales, cuyas plataformas pueden utilizarse para facilitar el tráfico de drogas.
Los activistas también argumentan que la larga estela de tragedias del fentanilo justifica su designación como un “arma de destrucción masiva” —una categoría que se aplica a sustancias nucleares, químicas y biológicas— y afirman que esto despejaría el camino para las herramientas y el financiamiento que se necesitan para proteger a los niños.
“A pesar de todos los esfuerzos, la crisis del fentanilo está empeorando y amenaza a toda una generación de jóvenes”, dice Jim Rauh, fundador de Families Against Fentanyl, un grupo de defensa. “Los cárteles criminales de México y China siguen actuando con impunidad. Necesitamos mayores facultades para hacer cumplir la ley y más responsabilidad por parte de nuestro gobierno”.
“Una pastilla puede matar”
En San Ysidro, San Diego, el paso fronterizo terrestre más transitado entre EU y México, Mariza Marín, directora del puerto, dice que se produjo una “explosión” del contrabando de fentanilo en los últimos tres años.
La potencia de los opioides sintéticos permite a los cárteles de la droga generar grandes utilidades a partir de pequeñas cantidades, que pueden ocultarse fácilmente en los bolsillos o mochilas de las personas. En algunos casos, el fentanilo puede encargarse en el extranjero y enviarse por correo.
Los cárteles más grandes de México, Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, se surten de los precursores químicos necesarios para fabricar opioides sintéticos en China, producen las drogas en fábricas secretas en México y luego los introducen de contrabando a Estados Unidos.
107,000 personas
murieron por sobredosis entre enero y agosto de 2022 en EU
Dada la naturaleza clandestina de estas operaciones, es difícil de rastrear el alcance total de los envíos ilegales, pero el espectacular aumento de las incautaciones por parte de las autoridades estadounidenses sugiere que están creciendo rápidamente. El año pasado, la Administración de Control de Drogas de EU (DEA, por sus siglas en inglés) incautó 379 millones de dosis de fentanilo, suficientes para matar a todos los hombres, mujeres y niños del país.
Estas dosis incluían 50.6 millones de píldoras falsas mezcladas con fentanilo, más del doble de las 20.4 millones incautadas en 2021. Las pruebas de laboratorio mostraron que 6 de cada 10 pastillas contenían una dosis potencialmente mortal de la droga. Algunos envíos contenían píldoras conocidas como fentanilo arcoíris, que vienen en una variedad de colores, formas y tamaños, y están dirigidas específicamente a los niños, de acuerdo con la agencia, que puso en marcha una campaña pública de sensibilización que advierte: “Una píldora puede matar”.
Algunos legisladores republicanos han intentado vincular el floreciente comercio de fentanilo con la inmigración ilegal, alegando que la administración Biden perdió el control de la frontera con México. Pero no hay muchas pruebas que sugieran que los inmigrantes son los principales contrabandistas de drogas. Los datos de la Comisión de Sentencias de EU muestran que 86 por ciento de los delincuentes por tráfico de fentanilo en 2021 eran ciudadanos estadounidenses.
Washington aprovechará una reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU, que se celebrará en Viena en marzo, para presionar a China y otros países, como India, para que endurezcan las normas sobre el transporte de las sustancias químicas que producen fentanilo. Rahul Gupta, zar antidroga de la Casa Blanca, advirtió de que la epidemia de fentanilo en EU se propagará inevitablemente a Europa, Asia y otros lugares si no se mejora la colaboración internacional.
La guerra contra los jóvenes
Los expertos no creen que sea probable ningún avance diplomático con China, después de que la fuerza aérea de Estados Unidos derribó un globo espía chino. “En el gobierno existía la esperanza de que Washington pudiera elegir dónde quería cooperar con Beijing. Podría tener esta relación de rivalidad a nivel estratégico, pero encontrar áreas de interés mutuo para cooperar”, dice Vanda Felbab-Brown, directora de la Iniciativa sobre Actores Armados No Estatales de la Brookings Institution. “Y China dijo: ‘No, muchas gracias’”.
Felbab-Brown menciona que EU debería considerar la posibilidad de condicionar el acceso a su mercado farmacéutico y químico a las empresas extranjeras, para que acepten proporcionar muestras de todas las exportaciones. Estas podrían catalogarse en una base de datos para rastrear el origen de los precursores, incluso hasta fábricas específicas.
Pero muchos padres de víctimas de la epidemia de fentanilo presionan para que el gobierno tome medidas radicales para combatir a las organizaciones criminales que venden drogas mezcladas con fentanilo.
Rauh, de Families Against Fentanyl, uno de los activistas que presiona a la administración de Biden para que declare al fentanilo como un “arma de destrucción masiva”. Está convencido de que solo una declaración formal tiene el poder de generar la voluntad nacional e internacional para cauterizar el comercio de esta droga.
50.6 millones
de píldoras falsas mezcladas con fentanilo fueron incautadas por autoridades de EU en 2022
Un mercado en línea
Dada la dificultad de frenar el flujo de las drogas a través de las fronteras de EU, algunos padres buscan interrumpir los mercados en línea, que los traficantes locales utilizan para conectarse con los compradores.
Jaime Puerta se unió a un grupo de 26 familias que demandó a Snapchat en un caso que aceptó Social Media Victims Law Center, una ONG que trabaja para que las compañías de redes sociales rindan cuentas por los daños infligidos a usuarios vulnerables.
Los padres presentaron demandas por homicidio culposo contra Snapchat alegando que sus hijos murieron después de consumir un medicamento falsificado que adquirieron tras contactar con traficantes en la aplicación. En cada caso, según los padres, sus hijos no sabían que contenía fentanilo.
En la demanda se alega que numerosas funciones especiales de Snapchat, como los mensajes que desaparecen y “My Eyes Only” (Solo para mis ojos), una bóveda de datos oculta a la que se necesita un número PIN para acceder, la convirtieron en la plataforma preferida de los traficantes de drogas.
Snapchat dice que está haciendo su parte en la lucha contra el fentanilo, incluido el uso de tecnología para encontrar y cerrar proactivamente cuentas de traficantes de drogas.
En los documentos judiciales se muestra que Snapchat alega que los demandantes describen erróneamente cómo funciona la plataforma y tiene la intención de solicitar que se desestime el caso sobre la base del artículo 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, que protege a la plataforma de ser considerada responsable por el contenido publicado en su sitio por terceros.
Los defensores del sector de las redes sociales advierten de que alterar la inmunidad del artículo 230 podría socavar un principio básico de un “internet libre y abierto” y obstaculizar la libertad de expresión. Pero dados los enormes retos que plantean las sofisticadas rutas de suministro del fentanilo y la constante demanda de los usuarios, sus defensores sostienen que tomar medidas drásticas en las apps en línea podría salvar vidas.
“Los cárteles intentan crear esta adicción en nuestros hijos para tener un cliente que vuelva una y otra vez. Pero el fentanilo no es heroína o metanfetamina, es muy probable que alguien que lo prueba por primera o segunda vez muera”, dice Puerta.
SGS