Firmas y negocios 'adelgazan' por el efecto de Ozempic

Empresas de comida, seguros y salud ven cómo sus estrategias se alteran debido a los fármacos para perder peso

El medicamento busca combatir la obesidad al reducir el apetito. Foto: (REUTERS)
Rana Foroohar
Nueva York /

Es raro que una presentación de resultados de estudios médicos atraiga a una multitud que llegue a colmar la sala, pero hace un par de semanas en Filadelfia ese fue el caso, cuando profesionales de la medicina y medios de comunicación abarrotaron el salón de baile de una reunión de la American Heart Association.

Estaban allí para escuchar la noticia de que Wegovy, un nuevo grupo de medicamentos muy popular para perder peso, no solo podía adelgazar a los pacientes y reducir el riesgo de diabetes, sino también disminuir 20 por ciento las probabilidades de muerte por infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.

Desde la aparición de las estatinas para reducir el colesterol, o incluso de los analgésicos como Advil, ningún grupo de fármacos había cautivado tanto la imaginación del público. Wegovy, y su primo más conocido Ozempic, son semaglutidas, una clase de fármacos que desaceleran la digestión e imitan los efectos de las hormonas naturales que reducen el apetito. Comercializados por primera vez por el fabricante danés de insulina Novo Nordisk, en la actualidad los desarrollan y despliegan muchas grandes compañías farmacéuticas. No solo reducen entre 15 y 20 por ciento del peso de los pacientes obesos, sino que también parecen proteger el corazón, el hígado y los riñones, órganos que a menudo se ven afectados por el sobrepeso.

El número de recetas de estos medicamentos aumentó 300 por ciento en Estados Unidos desde 2020, a pesar de que pueden costar entre 300 y mil 300 dólares al mes. Bank of America espera que 48 millones de estadunidenses (una séptima parte de la población) tomen estos medicamentos en 2030.

Esto no solo refleja el hecho de que tres cuartas partes de la población estadunidense tiene sobrepeso, también el impacto del intenso interés de los medios por estos medicamentos. No solo los utilizan los pacientes con sobrepeso o diabetes para los que se desarrollaron, también las estrellas de Hollywood y otras personas que creen que nunca se es demasiado rico o demasiado delgado.

Los pacientes prediabéticos los toman para evitar enfermedades más graves. Los psiquiatras recetan a pacientes cuyos antidepresivos hicieron que subieran de peso. WeightWatchers adquirió una compañía de telemedicina para empezar a recetar semaglutidas a través de Zoom.

Otras empresas de sectores que van desde la comida rápida a los seguros, pasando por la salud y el acondicionamiento físico, empiezan a ver cómo sus principales modelos de negocio se ven alterados por fármacos que al parecer cambian radicalmente las ganas de comer de la gente.

Empecemos por las propias compañías farmacéuticas. Si no tienes una imitación de Ozempic en proceso de desarrollo, el precio de tus acciones puede verse afectado. Novo Nordisk tiene una capitalización de mercado superior a todo el producto interno bruto de Dinamarca, y el precio de las acciones de Eli Lilly subió 40 por ciento desde que lanzó su propio imitador de pérdida de peso, Mounjaro, pero tanto Pfizer como Moderna —ninguna de ellas tiene una semaglutida exitosa en el mercado— ya vieron caer los precios de sus acciones en los últimos meses.


Y no solo son las empresas que participan en el negocio de la pérdida de peso las que se ven afectadas. A principios de octubre, cuando Novo Nordisk anunció que Ozempic era tan eficaz contra la enfermedad renal que iba a suspender temprano un ensayo clínico, las acciones de algunos proveedores de diálisis se desplomaron.

Ahora, los analistas de atención de salud dicen que el mercado de enfermedades cardiovasculares, valorado en 250 mil millones de dólares, puede reducirse 10 por ciento para 2050, y que se pueden alterar cientos de miles de millones de negocios adicionales en tratamientos para la diabetes, enfermedades renales y hepáticas y otros padecimientos relacionados con el peso. El efecto Ozempic no termina ahí. Los analistas rebajaron la calificación del fabricante de donas Krispy Kreme en medio de preocupaciones de que los estadunidenses que toman semaglutidas no consuman tantos dulces como en el pasado.

El mes pasado, el director ejecutivo de Walmart, John Furner, dijo que los clientes que toman medicamentos para combatir la obesidad no compran tantos abarrotes, lo que provocó una breve venta masiva de acciones de compañías de consumo principales como Mondelez y PepsiCo. No es de extrañar que el director financiero de Coca-Cola, John Murphy, intentara adelantarse a la cuestión a principios del mes pasado, enfatizando que más de dos tercios de la cartera de su empresa estaba compuesta por productos bajos en calorías y sin calorías.

Los nuevos medicamentos para bajar de peso también van a provocar una disrupción en el sistema de atención de salud de EU; la única pregunta es cómo. Las semaglutidas son caras, pero también lo es la obesidad.

Un estudio encontró que la obesidad agrega mil 861 dólares en costos anuales de atención médica por estadunidense, pero si el gobierno decidiera que Medicare debe reembolsar los medicamentos para bajar de peso (actualmente no lo hace), eso también generará enormes costos. Las compañías de seguros desde hace mucho se quejan de los costos relacionados con la obesidad, pero tampoco les gusta la idea de que decenas de millones de estadunidenses de repente comiencen a tomar semaglutidas. Los analistas dicen que aún no se sabe si los costos para el sistema en su conjunto van a disminuir, pero parece probable si se toman en cuenta las posibles reducciones en condiciones como insuficiencia renal, ceguera, enfermedades cardíacas y problemas hepáticos.

Los nuevos medicamentos para bajar de peso no hacen nada para abordar muchas de las causas subyacentes de la obesidad, desde un sistema obsoleto de subsidios agrícolas que fomenta la sobreproducción de alimentos no saludables, hasta los suburbios en expansión donde las personas se ven obligadas a pasar gran parte de su tiempo en sus coches. No puedes arreglar nada de eso con una pastilla. Tampoco sabemos cuáles serán las consecuencias para la salud a largo plazo de tomar las pastillas durante años o décadas. Lo que sabemos es que ya están transformando la suerte y cinturas en EU.

Financial Times Limited. Declaimer 2021

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