Los fiscales de Tokio lograron obtener una orden de arresto contra la esposa de Carlos Ghosn mientras que el sistema de justicia japonés responde de manera agresiva a la fuga de sus garras del ex presidente de Nissan.
Los fiscales anunciaron la noche del martes la orden de arresto de Carole Ghosn, cerca de 24 horas antes de que su esposo lleve a cabo una conferencia de prensa en Beirut que potencialmente puede ser explosiva.
Los fiscales alegaron en un comunicado que Carole Ghosn presentó falso testimonio en abril pasado cuando la interrogaron los jueces acerca de los pagos que hizo una filial de Nissan a un concesionario omaní.
En una medida que ya provocó escalofríos a todo lo ancho de las filas de funcionarios japoneses, Ghosn dio un adelanto de la conferencia de prensa del miércoles al decir al entrevistador de la televisión estadunidense que va a mostrar “evidencia real” y revelará nombres de los ejecutivos de Nissan y los funcionarios del gobierno japonés que, según afirma, planearon un golpe para derribarlo.
Una portavoz de Ghosn y su familia en Beirut señaló que el cuarto arresto de Ghosn en Japón en abril pasado se produjo después de que anunció que realizaría una conferencia de prensa. El día anterior al que debe “hablar libremente por primera vez, emiten una orden de arresto contra su esposa, Carole Ghosn”, comentó la portavoz.
“Hace nueve meses, Carole Ghosn regresó voluntariamente a Japón para responder a los fiscales y fue libre de irse sin cargos”, destacó y agregó: “La emisión de esta orden es patética”.
La obtención de una orden de arresto para la señora Ghosn puede estar diseñada para apuntar a su condición de titular de un pasaporte estadunidense. Aunque Japón no tiene un tratado de extradición con el Líbano, y los funcionarios del gobierno atribuyen una baja probabilidad de convencer a Beirut de entregar a Ghosn para enfrentar un juicio, Japón sí tiene un tratado con Estados Unidos.
Ante las limitadas opciones para traer de vuelta a Ghosn, un funcionario gubernamental por separado no descartó por completo la opción de tomar medidas económicas para ejercer presión sobre el Líbano. “Estamos evaluando la ley libanesa para ver si son posibles varios esfuerzos diplomáticos, y vamos a trabajar en estrecha colaboración con los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores para considerar nuestra respuesta”, mencionó el funcionario.
Que los fiscales fijen la mira en la esposa del ex directivo de Nissan se produce después de más de una semana de especulaciones sobre si Carole Ghosn, a quien no se le permitió visitar a su esposo en su segundo periodo bajo fianza, desempeñó algún papel en la organización de su fuga. Fuentes diplomáticas dicen que personas cercanas a la señora estuvieron involucradas en la dramática salida del empresario de Japón en tren bala y avión privado, pero ella y su esposo lo niegan.
La acusación de falso testimonio gira en torno a los 35 millones de dólares en pagos que se hicieron a Suhail Bahwan Automobiles, un distribuidor omaní con vínculos con un amigo de Ghosn, entre 2011 y 2018.
Las personas familiarizadas con el caso dicen que parte de ese dinero supuestamente se desvió a Beauty Yachts, una compañía propiedad de Carole Ghosn, para comprar un yate de lujo de 10 millones de euros a través de una compañía libanesa llamada Good Faith Investments, que fue creada por el ex abogado del ex directivo, y otros vehículos vinculados a él.
Si bien los fiscales no dieron nombres de las compañías ni de la persona, dijeron que Carole Ghosn dijo a los jueces durante su interrogatorio que no conocía a ningún ejecutivo involucrado en el caso a pesar de que se había reunido con la persona e intercambió una serie de mensajes.
Carole Ghosn aceptó ser interrogada el año pasado para explicar que ni ella ni su esposo estaban involucrados en nada ilegal, de acuerdo con personas cercanas a la familia.
Ghosn niega el cargo de abuso de confianza, dice que los pagos que se hicieron a SAB fueron “pagos legítimos de bonos de ventas y mercadotecnia e incentivos” que fueron revisados y aprobados por varios altos ejecutivos de Nissan.
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Con información de: K. Inagaki y C. Cornish