Rupert Murdoch ha respaldado a políticos tan eclécticos como Hillary Clinton y Boris Johnson. Pero uno de los primeros respaldos por parte del magnate tal vez fue el más extraño de todos. En 1960, visitó una isla nación gobernada por un rebelde carismático que sacó de quicio a Washington. Fidel Castro, de Cuba, probablemente nunca había oído hablar del Sydney Mirror ni de su propietario, Rupert Murdoch. Pero innumerables políticos llegarían a comprender —y temer— el precio que representa un guiño de Murdoch en cualquier campaña electoral.
A sus 91 años, podría enfrentarse a una de las decisiones más complicadas de su carrera, con implicaciones para su influencia y para Fox News. ¿Qué hacer con Donald Trump?
Murdoch es un maestro a la hora de tomarle la medida a un político e intuir su fecha de caducidad. Al parecer, Murdoch no quedó impresionado por Trump en 2016, pero pronto se dio cuenta de que su desvergonzada grandilocuencia había cautivado a los republicanos. El ascenso de Trump también fue innegablemente bueno para el negocio de Murdoch: Fox News prosperó sin precedentes.
El cálculo ha cambiado. Los periódicos de Murdoch se volvieron en contra del expresidente, con el New York Post deleitándose en presentar a “Trumpty Dumpty” como un iluso perdedor de las elecciones de 2020. Trump parece firmemente fuera de la preferencia.
Pero la suerte aún no está echada en Fox News. El canal que ayudó a Trump a ser presidente parece que todavía no decide hasta qué punto lo va a apoyar.
Trump genera niveles de audiencia, pero también problemas. La resaca posterior a Trump para Fox News incluyó dos demandas por difamación. Más preocupante para Murdoch a largo plazo es la forma en que Trump dividió a su audiencia.
Esto es alarmante para una maquinaria de medios que premia un mantra por encima de todo: dar a la gente lo que quiere. ¿Murdoch podrá cumplir con eso en 2024? Es posible que Fox News encuentre a un salvador en el gobernador de Florida o podría cubrir sus apuestas y confiar en el apoyo del expresidente si fuera necesario. Pero en estas elecciones, los dilemas serán más intensos y habrá más en juego, incluso para Murdoch.
jeg