La Fundación Novo Nordisk de Dinamarca invertirá 200 millones de dólares en el desarrollo de lo que, asegura, será la primera computadora cuántica práctica para la investigación en ciencias biológicas, con aplicaciones que van desde la creación de nuevos medicamentos hasta la búsqueda de vínculos entre genes, medio ambiente y enfermedades.
La fundación, sin fines de lucro y propietaria mayoritaria de la compañía farmacéutico Novo Nordisk, se une a un nutrido grupo de universidades y compañías de tecnología que buscan convertir la superpotencia teórica de la computación cuántica en dispositivos útiles.
Pero señala que su programa de siete años de duración, con sede en Copenhague, destaca porque evaluará las tecnologías que compiten entre sí antes de decidir con cuál se procede.
“Las otras iniciativas importantes a escala mundial ya eligieron sus plataformas y tratan de optimizarlas, pero predecimos que muchas se van a encontrar con un callejón sin salida”, dice Peter Krogstrup, que dirigirá el programa desde el Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague. “Preferimos dedicar siete años a encontrar la plataforma que ofrezca la mayor oportunidad de construir una computadora cuántica utilizable”.
Algunos prototipos de computadoras cuánticas manipulan electrones, otros fotones (partículas de luz), pero todos los dispositivos actuales, ya sean electrónicos o fotónicos, “son máquinas ruidosas que no toleran las fallas y que no pueden resolver ningún problema relevante para la humanidad”, dijo Mads Krogsgaard Thomsen, director ejecutivo de la Fundación Novo Nordisk.
“Se trata de una iniciativa muy interesante, con un esfuerzo coordinado en lo que respecta al hardware y al software”, afirmó el profesor Garrett Morris, químico computacional de la Universidad de Oxford que no colabora con la fundación. Las simulaciones realizadas en su laboratorio demuestran que, en muchos casos, las computadoras cuánticas podrán predecir las estructuras moleculares con mucha más rapidez y precisión que sus pares convencionales.
"La computación cuántica podría revolucionar muchos aspectos de la ciencia, si logran que funcione”, agrega Morris.
La teoría cuántica se formuló a principios del siglo XX, con Niels Bohr en Copenhague con un papel fundamental, pero la tecnología no permitió a los investigadores empezar a aplicarla a la computación hasta casi 100 años después.
A diferencia de los bits binarios de la informática clásica, que son o cero o uno, los bits cuánticos o qubits explotan las propiedades contraintuitivas de la física cuántica para ser ambas cosas a la vez.
Los ordenadores cuánticos aprovecharán este principio de “superposición” para realizar un gran número de cálculos simultáneos, una capacidad que promete ser especialmente útil para modelar reacciones químicas, diseñar nuevos materiales y buscar en enormes bases de datos.
Thomsen ofreció la analogía de que la computación convencional es como operar en dos dimensiones mientras que la computación cuántica funciona en tres.
“En el ámbito de las ciencias de la vida, por ejemplo, podemos acelerar el desarrollo de la medicina personalizada dejando que los ordenadores cuánticos procesen la enorme cantidad de datos disponibles sobre el genoma humano y las enfermedades”, explicó Lene Oddershede, vicepresidenta senior de la Fundación Novo Nordisk.
Además de las universidades danesas, en el programa de computación cuántica también participarán investigadores de instituciones de otras naciones, como la Universidad Técnica de Delft y la de Toronto.
Aunque la fundación no quiere comprometerse con ninguna tecnología específica ofrecida por las grandes empresas activas en la computación cuántica —como IBM, Microsoft
y Alphabet— ni con las numerosas compañías emergentes en este campo, el programa estará abierto a la colaboración en proyectos específicos.
También creará su propia empresa, llamada Quantum Foundry, para fabricar materiales y hardware para el programa.