Un glamoroso hotel renace de las cenizas de un monasterio israelí

La transformación del complejo ubicado en la ciudad de Jaffa demoró casi un cuarto de siglo.

El hotel tiene 120 habitaciones y departamentos en venta con un costo de hasta 60 mdd.
Mehul Srivastava
Ciudad de México /

Al caminar desde las bulliciosas calles hasta el minimalista vestíbulo del hotel The Jaffa, te enfrentas a una pintura de Damien Hirst, a algunos elegantes sofás de Shiro Kuramata y a los restos de piedra de una antigua pared curva.

Este lujoso hotel representa un proyecto con una duración de casi un cuarto de siglo, se construyó en un antiguo convento y hospital que estuvo en el sitio desde la década de 1880, pero el muro -que construyeron los cruzados del siglo XIII- es un impresionante recordatorio de que este es un terreno inmerso en una historia mucho más antigua.

Durante dos milenios, el puerto de Jaffa fue la puerta de entrada a Palestina, cambiando de manos entre Saladino, los cruzados que encabezó Ricardo Corazón de León, los mamelucos, los otomanos, los británicos y, finalmente, Israel, que en la guerra de 1948 obtuvo el control de la ciudad, que en su momento tenía una mayoría árabe.

El desorden que resulta de la exuberancia arquitectónica y comercial creó un puerto como ningún otro en el Mediterráneo, dominado por una torre de reloj de la era otomana y el hogar de los más jóvenes residentes más modernos de Tel Aviv. Una década de gentrificación convirtió los almacenes abandonados en estudios de arte, panaderías y un puerto de trabajo en un paseo peatonal al que bordean yates y apartamentos con vistas espectaculares.

En contraste, The Jaffa tiene una sensación más tranquila. Originalmente fue hogar de las monjas de la Hermandad de San José, una orden francesa y un hospital donde atendían a los peregrinos enfermos, la fachada del edificio da pocas señales de lo que hay en el interior, un extenso patio al que le da sombra las moreras, una piscina, un antro y espacio para eventos que se ubica en la capilla desantificada del convento.

El hotel tiene 120 habitaciones, 40 en la renovada ala antigua y 80 en un ala de reciente construcción, algunas de las cuales tienen vista al mar. La nueva ala también cuenta con apartamentos en venta, de los cuales los más grandes tienen un precio de lista de 60 millones de dólares.

El arquitecto del proyecto, Ramy Gill, quien creció en Jaffa, se llena de orgullo cuando cuenta cómo obtuvo los permisos de construcción de los cautelosos funcionarios de la ciudad, tratando de preservar los elementos arquitectónicos originales de la capilla y el hospital. Mientras excavaba miles y miles de camiones de tierra, trató de “reflejar la geometría de los callejones que nos rodeaban”, mientras exponía los cimientos del edificio para crear más espacio. “Lo primero que nos dijeron las autoridades de antigüedades fue: alto, no lo toquen’”.

Finalmente, prevaleció y pudo excavar pisos completamente nuevos, con el patio para un restaurante y la piscina hundida por debajo del nivel de la calle circundante en el lugar donde las monjas cultivaban naranjas de Jaffa. La mayoría de las oficinas y la infraestructura del hotel son aún más subterráneas.

El hotel es propiedad de Aby Rosen, un desarrollador cuya sede se encuentra en Manhattan a quien la Hermandad de San José otorgó un arrendamiento de 110 años de la tierra. Mientras Gill estaba ocupado cavando, Rosen atraía al célebre diseñador de arquitectura británico John Pawson para que se uniera al proyecto. Rápidamente se dio cuenta de que, si bien tendría carta libre para ejercer su estilo minimalista en la nueva ala, tendría que ser más flexible en otros lugares. “La nueva ala y las nuevas habitaciones muestran una especie de sensibilidad de un tipo moderno de moderación”, dice. “Pero en el edificio existente, se sigue la pista de lo que ya estaba allí”.

Los hoteles de Israel a menudo tienen un lado llamativo y visible, y Pawson admitió que tuvo que usar su autoridad para que las cosas no se salieran de control y asegurarse de que el diseño permaneciera moderado”. “Algunas personas piensan que una pared es algo para colgar fotos”, dice cuando se le pide un ejemplo.

El hotel abrió sus puertas el 20 de agosto, a principios de este mes empezaba a estirar las piernas con alrededor de una docena de sus habitaciones ocupadas.

El restaurante del hotel, Don Camillo, es una especie de homenaje a los restaurantes italianos de mediados de siglo en Nueva York. Con una ambiciosa carta de vinos y algo de reputación como el nuevo restaurante de la ciudad.

La capilla es la parte más espectacular de la renovación, con su impresionante techo abovedado de color azul polvo y vidrieras. Fue a través de una completa desantificación, se retiraron todos los iconos cristianos, y los restos de un pastor se trasladaron al Vaticano. Los pisos de mármol ahora muestran las sillas Botolo de tres patas del diseñador italiano Cini Boeri, y una barra gigante se alza donde normalmente estaría el altar. Las meseras usan un atuendo con un cuello que se asemeja al hábito de una monja pero que termina por encima de la rodilla.

En el corazón del antiguo puerto, colorido y desordenado, The Jaffa es una adición enrarecida, mientras que se relaciona profundamente con su historia, una escapada costosa pero encantadora.

Ubicación

Jaffa es una ciudad portuaria de Israel, en la costa mediterránea situada al sur de Tel Aviv.


Aforo

El hotel tiene 120 habitaciones y departamentos en venta con un costo de hasta 60 mdd.


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