Los banqueros de HSBC no saben si van o vienen. El banco que se centra en Asia en febrero anunció planes para eliminar 35,000 puestos de trabajo. La pandemia provocó un aplazamiento en marzo. Ahora el banco puede hacer recortes incluso más fuertes de lo que originalmente se debatió.
Noel Quinn, el director ejecutivo, debería endurecer su determinación y recordar el dicho “nunca dejes que una crisis se desperdicie”. El covid-19 solo se suma a los problemas que HSBC enfrenta. El burocrático banco no puede darse el lujo de perder el tiempo en la reducción de costos.
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El negocio de banca minorista de Estados Unidos ha sido un negocio con poca participación en un mercado maduro durante años. Tuvo una pérdida antes de impuestos de 259 millones de dólares (mdd) el año pasado y de 180 mdd el año anterior. La operación total de EU solo logró un rendimiento del capital tangible de 1.5% el año pasado. Incluso a un precio deprimido por covid, HSBC haría bien soltar de sus manos a la unidad.
Aún así, también se necesitará el recorte de 35,000 puestos de trabajo. A pesar de la ronda tras ronda de despidos desde la crisis financiera, ninguno ha ido lo suficientemente lejos. Al suspender demasiado tiempo el programa actual, HSBC corre el riesgo de perder un impulso importante.
Quizás el público sería menos indulgente con los recortes de empleos destinados a mejorar la rentabilidad, como en el caso de HSBC, en lugar de garantizar la supervivencia. Pero con 235,000 empleados a finales del año pasado, es difícil que el banco surja de la crisis necesitando más personas que al principio.
srgs