Elon Musk calificó de “locura” una huelga creciente de un grupo de sindicatos suecos contra Tesla, una acción que amenaza con provocar una disrupción en las operaciones del fabricante estadunidense de automóviles en otras partes de Europa.
Alrededor de 130 mecánicos de Suecia, que pertenecen al sindicato IF Metall y que prestan servicio a los coches eléctricos, se declararon en huelga el mes pasado después de que Tesla rechazó su petición de una negociación colectiva.
Desde entonces, estibadores y concesionarios de vehículos se niegan a trabajar con la marca, en huelgas de solidaridad que amenazan con perjudicar la operación de la compañía en Suecia y, potencialmente, en otros países. El último paro de actividades de los empleados de correos significa que no se entregarán las placas de los coches Tesla a los clientes.
Musk, director ejecutivo de Tesla y firme detractor de la sindicalización, escribió que la situación “es una locura”, en una publicación en la plataforma de redes sociales X (antes Twitter), de la que es propietario.
La compañía de autos eléctricos hasta ahora ha evitado la negociación colectiva en sus operaciones a escala global a pesar de abrir una fábrica en Alemania, donde los sindicatos de la industria automotriz son poderosos.
“Esto representó un gran choque cultural para Elon”, dijo Matthias Schmidt, analista independiente de la industria automotriz europea. “Ha hecho todo lo posible por evitar la sindicalización, pero esto es una gran llamada de atención”.
Los sindicatos en Noruega, uno de los mayores mercados europeos de venta de vehículos eléctricos, señalaron que van a impedir que los autos Tesla destinados a Suecia se descarguen en el vecino país escandinavo.
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El mayor riesgo para Tesla ahora es que los sindicatos de otros países, sobre todo de Alemania, opten por unirse al paro de labores en solidaridad con sus homólogos suecos, de acuerdo con los analistas.
Mientras que en el pasado la empresa dependía de las importaciones de China, la fábrica de Tesla ubicada en Berlín actualmente produce casi tres cuartas partes de los modelos que vende en la región.
“Esto puede convertirse en una bola de nieve en distintos países y reproducirse en otros lugares”, advirtió Schmidt. “El mayor riesgo es obviamente Alemania. Esperábamos que pasara algo parecido en esa nación europea cuando abrieron su planta allí, con los sindicatos tan fuertes”, indicó el analista.
Suecia es un mercado modesto para el fabricante de automóviles eléctricos, y se ve pequeño en comparación con sus principales mercados, Reino Unido, Alemania y Francia.
Sindicalistas y académicos suecos creen que el modelo laboral que tienen desde hace décadas puede verse socavado si se permite a Tesla operar sin un acuerdo sindical. “Nuestro modelo laboral sueco con acuerdos colectivos es una ventaja competitiva en el mercado mundial, no una amenaza”, aseguró Marie Nilsson, presidenta del sindicato IF Metall.
Tesla también puede enfrentarse a crecientes demandas de sindicalización en otros lugares de su red mundial.
Los convenios colectivos negociados por sector son la base del mercado laboral en Suecia, cubren a cerca de 90 por ciento de los trabajadores y garantizan condiciones salariales y de empleo.
Según el sindicato IF Metall, Tesla no firmará el convenio porque “no lo hacen en ninguna parte del mundo”.
El influyente sindicato estadunidense United Autoworkers Union apunta a Tesla en su intento de ampliar su base más allá de los grupos automotrices tradicionales de Detroit, Ford, General Motors y Chrysler, después del histórico acuerdo salarial que se alcanzó el mes pasado tras una intensa huelga.