Los “tres grandes” grupos automotrices de Detroit sufren la primera huelga simultánea de su historia. Los paros selectivos del sindicato United Auto Workers (UAW) en las plantas de General Motors, Ford y Stellantis son solo la última señal de la acción de un movimiento sindical de EU, que ya consiguió algunos aumentos salariales para superar la inflación, pero que provocó el mayor número de días perdidos por las huelgas desde el año 2000.
El activismo plantea riesgos políticos para el presidente Joe Biden, que se presentó como el mayor aliado de los sindicatos en la Casa Blanca. Pero también es una estrategia muy arriesgada para los sindicatos. El activismo sindical refleja diversos factores. Muchos trabajadores consideran que la elevada inflación, sumada a los riesgos para la salud que corrieron al trabajar al principio de la pandemia, significa que se ganaron aumentos desmesurados. Los líderes sindicales señalan el fuerte crecimiento de las utilidades corporativas y de la remuneración de los directivos durante el mismo periodo. Los trabajadores también se enfrentan al impacto de las tecnologías, como los vehículos eléctricos y la Inteligencia Artificial.
Algunas reivindicaciones y aumentos salariales han sido llamativos. Los Teamsters (los miembros del sindicato de camioneros) negociaron un acuerdo con United Parcel Service (UPS) en virtud del cual, el chofer promedio debería ganar 170 mil dólares anuales de salario y prestaciones en un plazo de cinco años. Los sindicatos de pilotos acordaron incrementos de hasta 40 por ciento con las tres aerolíneas más grandes de EU. El UAW busca un aumento salarial de 36 por ciento en cuatro años, los grupos automotrices ofrecen un aumento de alrededor de 20 por ciento.
Todo esto exige que Biden camine por una línea política muy fina. Los sindicatos también deben tener cuidado de no extralimitarse en un contexto de cambios tecnológicos y de transición ecológica. El jefe de Ford, Jim Farley, dijo que la industria automotriz necesitará 40 por ciento menos trabajadores para fabricar vehículos eléctricos, que tienen menos piezas. La prolongación de las huelgas de la UAW podría acelerar el traslado de puestos de las empresas de Detroit a su rival Tesla, no sindicalizada y dedicada a los vehículos eléctricos, así como a plantas de propiedad extranjera situadas en el sur de EU, donde los salarios son más bajos.
Esto plantea interrogantes sobre el objetivo del sindicalismo actual: ¿se trata de preservar los puestos de trabajo o de que haya mejores salarios para el menor número de empleos industriales? Son cuestiones que los líderes sindicales tendrán que sopesar con cuidado.
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