Los bancos centrales tal vez van a tener que emitir sus propias monedas digitales antes de lo esperado, dijo el gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), después de que Facebook recientemente dio a conocer sus planes para crear su propia stablecoin (o criptomoneda estable, que está asociada con monedas fiduciarias o activos como el oro o inmuebles).
Agustín Carstens, quien encabeza el BPI, conocido como el banco de los bancos centrales, le dijo al Financial Times que la organización apoya los esfuerzos de los bancos centrales del mundo para crear versiones digitales de las monedas de los estados.
“Muchos bancos centrales trabajan en eso; estamos trabajamos en eso, apoyándolos”, dijo Carstens al Financial Times. “Y tal vez llegue a ser antes de lo que pensamos que haya mercado y necesitamos poder ofrecer las monedas digitales de bancos centrales”.
Un conjunto de bancos centrales entre ellos Riksbank de Suecia, trabajan en sus propias versiones de monedas digitales, que funcionarían ofreciendo al público acceso directo al dinero del banco central. En la actualidad, solamente los bancos del sector privado pueden obtener préstamos directamente de las autoridades monetarias.
Los banqueros centrales, entre ellos Carstens, han sido desdeñosos de la primera ola de criptomonedas, y opinan que productos como bitcoin y ethereum son instrumentos especulativos que no pueden describirse como dinero debido a la volatilidad de su valor en comparación con las monedas estatales que se más se usan, como el dólar estadunidense y el euro.
Sin embargo, los planes de Facebook de crear Libra —una stablecoin cuyo valor se vincula con una canasta monedas que aún no se especifican y que tienen el respaldo de activos que aún no se especifican— atrajeron la atención de los funcionarios, entre ellos los del BPI, con sede en Basilea.
El BPI dijo en un extracto sobre monedas digitales, que se tomó de su informe anual, que las monedas con respaldo de gigantes de tecnología pueden “establecer rápidamente una posición dominante” en las finanzas globales y representar una amenaza potencial para la competencia, la estabilidad y el bienestar social.
“El problema es ¿cómo se va a usar la moneda? ¿Habrá descubrimiento de información, o datos que puedan usarse en una previsión de créditos y cómo se va a proteger la privacidad de los datos?”, dijo Carstens. “Una forma muy sencilla de regular esto es comenzar con las reglas contra el lavado de dinero. Esa es una preocupación muy inmediata y obvia”.
Sin embargo, Carstens reconoció que la evolución en el resto del mercado de divisas podrían influir a tal grado que los bancos centrales tendrán que buscar sus proyectos de stablecoins.
“Se necesita evidencia de la demanda para las monedas digitales de bancos centrales y no está claro que la demanda ya exista”, dijo. “Tal vez las personas puedan hacer lo que quieran al usar los monederos electrónicos que proporcionan los bancos o las empresas fintech. Depende del desarrollo de los sistemas de pagos”.
El BPI utilizó su informe anual, que se publicó ayer, para hacer un llamado a los gobiernos a que quiten un poco de peso de los bancos centrales en el apoyo de la economía al presentar más políticas fiscales y reformas estructurales.
“La efectividad de una política monetaria muy agresiva disminuye con el tiempo. Siempre tiene un impacto, es efectivo para combatir recesiones, pero no es el pilar para un mayor crecimiento sustentable”, dijo Carstens. Agregó que mantener la política monetaria ultra relajada durante más tiempo crea mayores riesgos financieros.
Un conjunto de bancos centrales que son miembros del BPI —entre ellos la Reserva Federal de EU y el Banco Central Europeo (BCE)— está considerando iniciar una ronda de expansión monetaria adicional para impulsar la decaída confianza en la economía mundial.
La Fed considera recortar las tasas de interés y el presidente del BCE, Mario Draghi, insinuó que su consejo de gobierno podría recortar las tasas o reiniciar la expansión de su programa de flexibilización cuantitativa de compras de bonos por 2.6 billones de euros en respuesta a los temores de los inversionistas de que el crecimiento está a punto de desacelerarse considerablemente.
Pero Carstens dijo: “La desaceleración se genera en su mayoría por las tensiones comerciales. La política monetaria no es ni adecuada, ni la mejor política para contrarrestar esto”.
Los temores se basan en la incertidumbre geopolítica, principalmente por las consecuencias de las políticas antiglobalización de “Estados Unidos primero” del presidente estadunidense Donald Trump.
Trump criticó tanto a Draghi como a Jay Powell, el presidente de la Fed, en las últimas semanas, al primero por su deseo de relajar la política monetaria, y al segundo por no recortar las tasas lo suficientemente rápido.
Carstens dijo que piensa que todavía hay un amplio apoyo público a los banqueros centrales para que establezcan las políticas monetarias que consideren adecuadas.
“En mi opinión muy personal, hay apoyo en la población para que los bancos centrales protejan el valor de la moneda y tengan la capacidad de respaldar el crecimiento” dijo.
MRA