Industria del entretenimiento demostró ser un terreno fértil para compañías surcoreanas

FT MERCADOS

Las empresas de entretenimiento, juegos y belleza de Corea del Sur reescriben las estrategias corporativas para evitar la ofensiva regulatoria de China en su propio Juego del Calamar.

Industria del entretenimiento subcoreana.
Song Jung-a y Edward White
Ciudad de México /

El gran éxito del programa de fantasía “El Juego del Calamar” de Netflix, en el que los personajes tienen que navegar por una serie de brutales “juegos infantiles” para sobrevivir, una vez más pone de relieve la destreza de Corea del Sur en la industria mundial del entretenimiento. 

Pero, en realidad, las industrias culturales del país, representadas por otros éxitos como las superestrellas del K-pop, BTS, enfrentan una batalla por su cuenta, esta vez en China, su mercado de mayor crecimiento, mientras el presidente Xi Jinping emprende una ofensiva contra las industrias de tecnología, de videojuegos y entretenimiento del país. 

Algunas de las compañías más ricas e innovadoras de Corea del Sur calladamente reescriben las estrategias corporativas para evitar la peor parte de la ofensiva regulatoria de Beijing, que ya eliminó cientos de miles de millones de dólares del valor de los grupos de tecnología dominantes de China y perjudica a grupos coreanos en el proceso. 

China ya no puede ser el lugar en el que se enfoquen las compañías coreanas”, dijo Choi Kwang-wook, presidente de J&J Asset Management, un inversor en grupos de entretenimiento y videojuegos surcoreanos. “Ahora, necesitan expandirse más allá de China hacia el sudeste asiático, Estados Unidos (EU) y Europa para su crecimiento futuro”. 

Tierra de oportunidades 

La popularidad de las industrias de la música, la televisión, el cine y los juegos de Corea del Sur, conocida como “la ola coreana”, o hallyu, impulsó al país a un reconocimiento global y tuvo una cifra anual de 107 mil millones de dólares (mdd) de ingresos en todo el mundo, de acuerdo con la estatal Agencia de Contenido Creativo de Corea del Sur. 

Pero los desarrolladores de videojuegos de Corea del Sur se encuentran entre los más afectados por la ofensiva de Xi Jinping contra los juegos. Descritos por los medios estatales chinos como “opio espiritual”, el gobierno impuso un límite de tres horas semanales a los juegos en línea para los jugadores jóvenes. La industria de videojuegos de Corea del Sur contó con la gran China para exportaciones anuales por valor de 3 mil 500 millones de dólares, más de la mitad de su total. 

Las acciones del principal grupo de juegos coreano, Krafton, conocido por el éxito mundial Player Unknown’s Battlegrounds, cayeron por debajo de su precio de Oferta Pública Inicial (OPI). 


Las acciones de Pearl Abyss, otro desarrollador de videojuegos, cayeron más de 10 por ciento desde finales de agosto. Mientras que Nexon, cuyo título Dungeon Fighter Online, se encuentra entre los juegos más populares de China desde su estreno en 2005, perdió la esperanza para la aprobación de su versión móvil, dijo un funcionario de la compañía. 

Ahora, Krafton acelera los planes en India, donde el mercado de videojuegos, el segundo más grande del mundo después de China, aumentó su tamaño más del doble de 360 millones de dólares en 2015 a 885 mdd en 2019, de acuerdo con las cifras de Meritz Securities. También busca reinventarse como una casa de contenido más amplia, enfocándose en películas de animación, así como en videojuegos. 

“China solía ser una tierra de oportunidades para los creadores coreanos de juegos”, dijo un ejecutivo de la industria de videojuegos. “Pero las cosas cambiaron completamente... ahora tratamos de enfocarnos en los mercados del sudes- te asiático y occidentales, y desarrollar contenido que no tiene que ver con los videojuegos, como series de drama, películas y animación”. 

Terreno fértil 

El entretenimiento visual ya demostró ser un terreno fértil para las compañías surcoreanas. Películas recientes Parasite y Minari obtuvieron reconocimiento de la crítica internacional, mientras que El Juego del Calamar, una parábola distópica de desigualdad que cautivó a las audiencias este año, estaba en camino de convertirse en la serie más popular de Netflix en su historia y generó 891 mdd para el gigante del streaming estadounidense, informó Bloomberg. 

Las perspectivas de la industria de cosméticos, de 13 mil 700 millones de dólares de Corea del Sur, también se atenuaron a medida que las autoridades chinas intensificaron una campaña contra las denominadas tendencias de moda afeminadas popularizadas por las celebridades surcoreanas. Funcionarios criticaron la proliferación de cirugías plásticas entre hombres jóvenes y fijaron la mira en grupos de fans en línea de grupos de K-pop en los últimos meses. 

Incluso BTS, tal vez los embajadores culturales más visibles de Corea del Sur, quedaron atrapados en la refriega. Compañías surcoreanas, entre ellas Samsung y Hyundai, retiraron al grupo de las campañas de mercadotecnia chinas a finales del año pasado, tres días antes de la salida a bolsa de Big Hit Entertainment, luego de que el cantante Kim Namjoon, mejor conocido como RM, hiciera referencia a la guerra de Corea, donde cientos de miles de chinos murieron.


No fue la primera vez en que una compañía surcoreana se topa con obstáculos nacionalistas en China. En 2016, Lotte tuvo que salir de China y la participación de mercado de Hyundai cayó en medio de una respuesta negativa de los consumidores por la instalación por parte de Seúl de un escudo antimisiles estadounidense. 

Lee Jae-soo, de la Federación de Industrias Coreanas, mencionó que si bien el atractivo de la música y de los dramas de televisión de Corea del Sur anteriormente le dieron a los bienes de consumo un prestigio en China, los rivales locales ofrecen ahora productos de una calidad cada vez mayor a menores precios. 

Las compañías de Corea del Sur “tienen que enfocarse en los productos premium para diferenciarse y avanzar en la cadena de valor”, dijo Lee Jae. 

Hecho en Corea del Sur 

La compañía de cosméticos AmorePacific recurre a la marca premium Sulwhasso en China, después de cerrar 276 tiendas de la marca de gama baja Innisfree desde principios del año pasado. También da un giro hacia Norteamérica y Europa, donde las ventas del segundo trimestre aumentaron 56 y 67 por ciento, respectivamente, año con año.

Chan Lee, socio gerente de Petra Capital Management, un fondo de cobertura con sede en Seúl, dijo que las compañías surcoreanas estarían mejor atendidas acelerando los planes para expandirse a otros mercados distintos a China.

“Las que hacen un cambio estratégico pueden tener otro avance mientras que las otras quedarán rezagadas”, dijo Lee.

Cuando los ejecutivos de la agencia de K-pop RBW recientemente estuvieron reclutando para un nuevo grupo de música pop femenino llamado Purple Kiss, tomaron una decisión que podría resultar emblemática de los sentimientos de las compañías coreanas: decidieron no agregar una miembro china. 

“Ya no hacemos negocios solamente pensando en Japón y China”, dijo Kim Jin-woo, presidente de RBW. “En su lugar, vemos el mercado global”.


srgs




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