La inflación en Estados Unidos se desacelera a 5.3% en agosto

Las presiones sobre los precios vinculadas a la reapertura bajaron ligeramente tras alcanzar un máximo de 13 años; sin embargo, economistas prevén que el indicador supere la meta de 2% de la Fed

La actividad comercial se vio afectada, en parte, por la variante delta. Hannah Beier/Reuters
Colby Smith
Nueva York /

Los precios al consumidor de Estados Unidos subieron a un ritmo más moderado en agosto, en una señal de que las presiones inflacionarias relacionadas con la reapertura económica de los confinamientos por el covid-19 disminuyen ligeramente después de alcanzar un máximo de 13 años. 

El índice de precios al consumidor (IPC) publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por su sigla en inglés), subió 5.3 por ciento en agosto respecto al año anterior, ligeramente por debajo del nivel de 5.4 por ciento que se reportó antes, que es el más alto desde 2008 y en línea con el pronóstico de los economistas de 5.3 por ciento.

El aumento de precios mes a mes se desaceleró a 0.3 por ciento a partir de julio. Es notablemente menor que el salto de 0.9 por ciento que se registró entre mayo y junio y una disminución desde el aumento más reciente de 0.5 por ciento de junio a julio. 

El IPC “básico”, que excluye los artículos volátiles como los alimentos y la energía, también se desaceleró. El ritmo mensual cayó a 0.1 por ciento, el menor incremento desde febrero. En una base año tras año, subió 4 por ciento contra el 4.3 por ciento en julio. 

La mayoría de los aumentos de precios que se han registrado en lo que va de este año se deben a sectores más sensibles a los cuellos de botella de suministro y otras disrupciones relacionadas con la pandemia. 

Si bien el ritmo de inflación oscila los máximos de varios años, los datos de julio mostraron las primeras señales de que están bajando los aumentos, en especial en los precios de coches y camionetas usados y los gastos de viaje, que alimentaron una parte sustancial de los incrementos. 

La última lectura del IPC ofreció una nueva confirmación de que las presiones sobre los precios en esos sectores comienzan a disminuir. Si bien los precios para coches y camionetas usados todavía se encuentran aproximadamente 32 por ciento más altos en una base anual, cayeron 1.5 por ciento a partir de julio. 

Como una señal de que la variante delta, que es más contagiosa, afecta la actividad comercial, las tarifas de las líneas aéreas cayeron 9.1 por ciento mes a mes, mientras que las de habitaciones de hotel bajaron 2.9 por ciento. 

“La inflación de la reapertura ya casi había terminado de todos modos, ya que los precios repuntaron a niveles iguales al periodo previo a la pandemia o más altos, pero la propagación de la variante delta, que parece pesar en la demanda de servicios de alto contacto, ejerció una renovada presión a la baja en esos precios también”, dijo Paul Ashworth, economista jefe de Capital Economics. 

A pesar de la desaceleración del crecimiento de los precios en agosto, los consumidores se preparan para que continúe una mayor inflación, con las expectativas en el corto y mediano plazos al nivel más alto desde 2013, cuando se inició la encuesta, de acuerdo con los datos publicados por la sucursal de Nueva York de la Reserva Federal de EU el lunes. 

Durante el próximo año, los consumidores anticipan una inflación de 5.2 por ciento, 0.3 puntos porcentuales más que en julio, en el décimo aumento mensual consecutivo. En un horizonte de tres años, esperan alza de 4 por ciento.

La gran mayoría de los economistas entrevistados en la última encuesta realizada en asociación con Financial Times por la Iniciativa de Mercados Globales (FT-IGM) de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago también esperan que la inflación supere durante algún tiempo el objetivo de 2 por ciento que tiene desde hace mucho tiempo la Fed.

Cerca de 70 por ciento dijo que era “algo” o “muy” probable que la métrica de inflación preferida por la Fed —los gastos básicos de consumo personal, o PCE— todavía supere 2 por ciento sobre una base año tras año para finales de 2022. La última se situó en 3.6 por ciento.

El informe del IPC mostró que se están acumulando algunas presiones inflacionarias en otros sectores, incluida la vivienda.

El alquiler equivalente de los propietarios, que mide el precio de alquiler de las viviendas, subió otro 0.3 por ciento desde julio, para un aumento año tras año de 2.5 por ciento. Los costos de la vivienda en general subieron 2.8 por ciento respecto al año anterior.

“Las partes de la inflación como los (sectores) de reapertura que se aceleraron más alto, han bajado, pero las partes más duraderas, como los alquileres, en realidad se mantienen más altos”, dijo Jim Caron, gerente de cartera de renta fija de Morgan Stanley Investment Management. “Eso significa que la inflación es transitoria, pero puede tardar un poco más en bajar”.
“Esto confirma nuestro caso de una mayor inflación en 2021”, señaló Monica Defend, directora global de investigación de Amundi, y agregó que el pico en los aumentos de precios ya pasó.

Los funcionarios de la Fed debaten cuándo comenzar a reducir el programa de compra de activos de 120 mil millones de dólares que se implementó el año pasado para apoyar a los mercados financieros y protegerlos contra una contracción económica más pronunciada.

No se espera un anuncio de reducción en la reunión de la Fed de la próxima semana, sobre todo después del apagado informe de empleos de agosto. La mayoría de los encuestados en el estudio FT-IGM prevén un movimiento en la reunión de noviembre.

Los bonos del Tesoro se recuperaron después del informe de inflación más moderado, con el bono de referencia a 10 años operando a 1.29 por ciento.


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