Izquierda argentina lucha contra austeridad de Milei

El nuevo gobierno busca equilibrar el presupuesto en 2024, aunque activistas advierten que eso será una “masacre contra víctimas indefensas”

Luis Caputo, ministro de Economía, ha mencionado que “ya no hay dinero” en el país. AGUSTÍN MARCARIAN/REUTERS
Michael Stott
Buenos Aires /

La izquierda argentina se comprometió a luchar contra las medidas de austeridad establecidas por el nuevo presidente libertario, Javier Milei, después de que prometió detener las nuevas obras públicas, reducir a la mitad los ministerios del gobierno y recortar los subsidios en un intento de equilibrar el presupuesto el próximo año.

Los líderes sindicales convocaron a reuniones urgentes cuando Milei anunció más detalles de sus planes de “terapia de choque”, mientras que Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires del populista movimiento peronista de izquierda, prometió: “Vamos a luchar con valentía… tendremos que ser mucho más creativos y mucho más militantes”.

El nuevo gobierno de Milei reducirá las transferencias a los gobiernos regionales, aumentará los impuestos a la importación hasta 17.5 por ciento y restablecerá los impuestos sobre la renta de las personas físicas que recortó el gobierno saliente en su intento de erradicar el déficit presupuestario que se estima en 52 por ciento del producto interno bruto (PIB).

El fundador del sindicato y activista, Juan Grabois, describió al ministro de Economía, Luis Caputo, como un “psicópata a punto de masacrar a sus víctimas indefensas”. Escribió en X: “¿En verdad creen que la gente no va a protestar?… La gente no va a permitir que la lleven al matadero”.

El gobierno de Milei argumenta que las reformas son muy necesarias ante los déficits. El país también se enfrenta a una inflación que se espera que supere 200 por ciento este año, a unas arcas públicas vacías y a una inminente recesión.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, dijo: “Este gobierno no se quedó como un enfermo con dolor de muelas. Encontramos un paciente en cuidados intensivos al borde de la muerte”.

Los planes de Milei obtuvieron un respaldo cauteloso de los mercados cuando su gobierno reveló sus planes para la economía golpeada por la crisis, comenzando el martes con una devaluación monetaria de más de 50 por ciento.

Los bonos soberanos argentinos tuvieron su mayor aumento en dos años después de que Caputo anunció una lista de medidas económicas, y el bono de referencia a 2035 agregó 1.3 centavos para llegar a 34.9 centavos por dólar, de acuerdo con Bloomberg.

En un mensaje televisivo pregrabado la noche del martes, Caputo habló sobre el terrible estado de la economía, pero no dio detalles. El mensaje se retrasó varias veces y los medios locales informaron que se estaba regrabando. “Ya no hay dinero”, dijo varias veces durante su discurso.

Después de la promesa de llevar una “motosierra” al Estado, cerrar el banco central y cambiar el peso por dólar estadunidense, Milei dio un giro hacia la ortodoxia económica una vez que ganó las elecciones.

Los economistas describieron las medidas iniciales que siguieron a su toma de protesta como un conjunto convencional de recortes de gastos y aumentos de impuestos para equilibrar el presupuesto.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), a quien Argentina le debe 43 mil millones de dólares, se apresuró a recibir con agrado las medidas “audaces”, pero algunos economistas expresaron su decepción porque Caputo no había ido más lejos.

Carlos Melconian, ex presidente del Banco Nación, de propiedad estatal, dijo que sus planes eran más suaves de lo esperado: “Hasta ahora, simplemente cambió la motosierra por la licuadora”.

En un desglose que proporcionó el gobierno se estima que las medidas de aumento de ingresos tendrán un rendimiento de 2.2 puntos porcentuales del PIB, mientras que los recortes de gasto generarán 2.9 puntos, acercando el presupuesto general del próximo año a un equilibrio.

“El ajuste fiscal es agresivo, aunque los riesgos en torno a la ejecución se mantienen en una situación política difícil”, dijeron analistas de Citi. “Mantener los controles de capital por más tiempo también puede ser útil para manejar el corto plazo”.

Argentina fijó artificialmente el tipo de cambio del peso desde 2019 y creó una compleja red de controles e impuestos a las importaciones y exportaciones. El gobierno de Milei pretende eliminarlos y unificarlo.

El anuncio del martes devaluó la moneda a 800 pesos por dólar al tipo de cambio oficial, un 54 por ciento menos que la semana anterior, pero todavía algo lejos de los niveles a los que se cotiza la moneda estadunidense en el floreciente mercado negro. El miércoles, el dólar del mercado negro volvió a subir a 1,100.

El banco central dijo que va a implementar un régimen de paridad móvil a partir de ahora, devaluando la tasa oficial del peso en solo 2 por ciento mensual, en un intento de anclar la inflación, que se espera que aumente bruscamente después de la devaluación.

Milei advirtió que los próximos meses serán peores para los argentinos antes de que la situación mejore. Los analistas de JP Morgan predicen una recesión el próximo año, con una caída de 3 por ciento del PIB, y añaden que “los riesgos se inclinan a la baja”.

Con más de 40 por ciento de la población en situación de pobreza, el gobierno anunció que tratará de compensar el impacto de los recortes de gasto en los más pobres aumentando el valor de las tarjetas de alimentos en 50 por ciento y duplicando las ayudas por hijo. Los pagos de los principales programas de asistencia social se van a congelar en los niveles de 2023.

El gobierno de Milei se enfrenta a grandes retos para conseguir apoyo legislativo. Su movimiento político La Libertad Avanza, fundado apenas hace dos años, está muy lejos de la mayoría en el Congreso, incluso después de formar una alianza con el partido conservador PRO del expresidente Mauricio Macri.

El portavoz de Milei prometió el miércoles que el banco central dejará de imprimir dinero para financiar el déficit. Pero los economistas dijeron que todavía hay dudas sobre si podrá hacer frente con éxito a una pila de más de 20 mil millones de dólares de deuda a corto plazo emitida a los bancos locales, y cómo Argentina encontraría los 4 mil que necesita para pagar al FMI y a los tenedores de bonos a finales de enero


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