Atlantis Studio en Estocolmo, Suecia, es donde Abba grabó temas como Waterloo, Dancing Queen y Mamma Mia. Pero en un reciente y gélido día de invierno, allí se encontraba un icono sueco distinto: la figura más poderosa del creciente imperio empresarial de Ikea.
Jesper Brodin, con su guitarra eléctrica, estaba en el estudio para hablar sobre el compromiso del vendedor de muebles para ensamblar con la sustentabilidad, a pesar de un entorno político cambiante, y sobre su propio coqueteo con la industria de la música.
Este hombre de 56 años ha dirigido Ingka, el minorista que opera 90 por ciento de las tiendas Ikea, durante los últimos siete años, estableciéndose con firmeza como el vendedor de muebles más grande del mundo. Pero dice que nunca podría haberlo logrado sin su pasión.
“A veces la gente tiene una imagen de los directores generales, pero la mayoría de los CEOs que conozco tienen algún pasatiempo peculiar. No podría hacer lo que hago en mi trabajo si no tuviera un hobby”, dijo Brodin, sosteniendo una copia en vinilo de su álbum Critically Endangered Species, que se estrenó este año bajo el nombre un tanto aleatorio de Lord Beaverbrook.
Él dice"No podría hacer lo que hago
En mi trabajo si no tuviera un hobby"
Con canciones que reflexionan sobre la humanidad, las pandemias, el cambio climático y la difícil situación del leopardo de las nieves, el lanzamiento del LP fue con poca fanfarria y un concierto íntimo en Atlantis, conocido en la época de Abba como Metronome.
“No quería hacerlo demasiado grande”, dijo Brodin, después de dar detalles de una carrera musical que incluye tocar como trovador en asilos de ancianos suecos y cantar en una banda de heavy metal en Hong Kong. “Esto no tiene nada que ver con Ikea”.
Ingka, nacido en Suecia pero ahora con residencia en los Países Bajos, ha tenido unos años complicados. La pandemia de covid-19 causó dolor a través de la escasez de inventarios y la rara visión de los precios de Ikea subiendo y bajando. Ikea gastó 2 mil millones de euros (mde) en reducir los precios de gran parte de sus muebles en 2024, un año en el que sus ingresos cayeron 5 por ciento hasta los 41 mil 900 mde y su utilidad neta se redujo casi a lamitad, hasta los 806 mde.
Pero Brodin, ex asistente del difunto fundador de Ikea, Ingvar Kamprad, es “un poco optimista” con respecto a 2025. “En mi vida nunca he experimentado una era con oportunidades como la actual”, dijo. “Las tasas de interés están bajando y el apetito de la gente por gastar está aumentando. Hay una enorme demanda acumulada de mejorar los hogares”.
Añadió que Ikea se prepara para un aumento de la demanda este año, no solo en artículos más pequeños, como velas y albóndigas suecas, sino en productos de alto precio, como cocinas y baños.
Una posible nube en el horizonte es el presidente estadunidense Donald Trump y sus amenazas de una guerra comercial. Estados Unidos (EU) es el segundo mercado más importante de Ikea, con unas ventas anuales de 5 mil 500 mde que representan aproximadamente 13 por ciento de su total a nivel mundial, pero el minorista prácticamente no tiene producción allí. Alrededor de 70 por ciento de sus productos provienen de Europa, y Asia representa casi todo el resto.
Los ejecutivos, incluido Brodin, advierten que Trump podría dificultar que Ikea mantenga bajos los precios, pero públicamente no han dicho mucho sobre los aranceles.
El jefe de Ikea está dispuesto a enfrentarse al presidente de EU de forma más directa en el tema del cambio climático, y no solamente en la necesidad de que las empresas recorten las emisiones, sino también en las oportunidades comerciales que surgen de eso.
“Estamos totalmente comprometidos con el acuerdo de París”, dijo Brodin. “Para nosotros tiene mucho sentido, por razones éticas, por razones de marca, pero también desde una perspectiva de modelo de negocio”.
Ikea ha tenido cierto éxito; desde 2016 sus emisiones de carbono ya cayeron 30 por ciento, incluso cuando sus ingresos han aumentado 24 por ciento. Su objetivo es una disminución de 50 por ciento para finales de la década, algo que Brodin tiene confianza en lograr.
“Ya no es una visión o una esperanza; es una máquina que funciona en Ikea”, dijo. “Hay muchas preguntas en el mundo actual: ¿es posible la sustentabilidad? ¿Nos la podemos permitir? Para nosotros es un modelo de negocio. Está totalmente integrado. Ya no lo vemos como algo bueno o una carga adicional”.
Ikea hace campaña por productos más ecológicos, como los LED en lugar de los focos estándar, los electrodomésticos de bajo consumo de electricidad y los filtros de agua. Brodin defiende que la sustentabilidad no debería ser solo para los ricos que pagan mucho dinero, sino también para los productos del mercado masivo. La campaña de sustentabilidad ha llevado a Ikea a ser más inteligente en el uso de materiales, reduciendo el peso y el tamaño de los productos de una manera que también ha reducido los costos de la compañía.
“En cuanto logramos que sea económico ayudar al planeta, los productos salen volando por la puerta. Si le pides a la gente que pague más, no funciona”, dijo Brodin.
Pero dijo que el minorista pronto va a alcanzar los límites de lo que puede lograr por su cuenta. “En la siguiente fase, Ikea puede hacer menos por su cuenta. Necesitamos hacer más con los gobiernos y otras partes interesadas”, comentó el directivo.
El uso de energía que tiene es en gran parte renovable y gran parte de su transporte en el centro de la ciudad es eléctrico. Lo que queda son cuestiones más complicadas, especialmente en torno a las materias primas.
Brodin dijo que los metales y la cerámica son dos de los materiales más difíciles de hacerlos sustentables, pero que se avecinan mejores soluciones. Está dispuesto a aumentar la cantidad de material reciclado que utiliza Ikea, pero necesita la ayuda de las autoridades.
En particular, quiere ayuda para garantizar que se deseche menos material y se reutilice más, y señala a los Países Bajos, donde el gobierno prohibió la incineración de colchones e Ikea tiene un negocio en auge en el reciclaje de estos productos.
También anima a sus clientes a vender sus muebles usados, creando un mercado entre pares, Ikea Preowned. Actualmente en fase de prueba en España y Noruega, la plataforma permite a las personas vender artículos usados entre sí directamente, y les dan 15 por ciento adicional si reciben el pago en cupones de Ikea en lugar de efectivo. “En un par de años, queremos ampliarlo a todos los mercados de Europa”, dijo Brodin.
GSC