Aumenta la inversión surcoreana en EU

FT MERCADOS

Compañías como Samsung, Hyundai y LG ayudan a expandir la cultura surcoreana a rincones inesperados de Estados Unidos, creando más Koreatowns.

Los Koreatowns se expanden por el mundo.
Amanda Chu
Ciudad de México. /

Para Daniel Ryu, hay pocos lugares más típicamente estadunidenses que Kokomo, en Indiana. La ciudad del Medio Oeste, cuna del automóvil, es una ciudad industrial, donde los sindicatos son fuertes y los lugareños se rigen por una mentalidad de “se compra lo que se construye”.

“Esto es como el verdadero Estados Unidos”, dice Ryu, sentado en el piso superior de la Primera Iglesia Evangélica Presbiteriana. Su padre, Joshua, utiliza el santuario como líder de la Iglesia de la Gloria, un lugar de adoración surcoreana, para servicios con alrededor de 10 asistentes coreanos.

Ryu, un ingeniero coreano-estadunidense de 25 años de edad, creció en Fullerton, California, una ciudad históricamente más estrechamente relacionada con la inmigración asiático-estadunidense. Pero se mudó a la pequeña ciudad al norte de Indianápolis el año pasado para asumir un puesto de dirección en Starplus Energy, una empresa conjunta de 6 mil 300 millones de dólares (mdd) entre Samsung y Stellantis, que se prepara para transformar a Kokomo en el epicentro de las baterías del Medio Oeste.

Poco después de llegar, consiguió un trabajo para su hermano y, en septiembre, sus padres se unieron a ellos para iniciar una iglesia para familias como la suya: coreano-estadunidenses recién instalados, o expatriados coreanos, que trabajan en la planta de baterías.

“Solamente queremos que sepan que son bienvenidos aquí”, dice Perry Martinson, ingeniero de General Motor (GM) y presbítero de la iglesia presbiteriana, que recientemente pudo descifrar cómo mostrar el alfabeto coreano en su letrero digital. Las autoridades estiman que ya llegaron hasta 800 ciudadanos coreanos desde que Starplus anunció la empresa en 2022, duplicando más o menos la población asiática de la ciudad.

Kokomo es una de las más de una docena de ciudades de Estados Unidos (EU) que se han transformado y revitalizado gracias a la llegada de inversiones procedentes de Corea del Sur.

Corea del Sur se convirtió en el principal inversionista extranjero en nuevas instalaciones en EU, liderado por sus fabricantes de coches y productos electrónicos, como Hyundai, Kia, LG y Samsung, con compromisos por un total de 21 mil mdd el año pasado, el nivel más alto en más de una década.

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La expansión surcoreana

Pero las ciudades que se beneficiaron están lejos de los grandes centros metropolitanos de las costas a los que tradicionalmente han emigrado los surcoreano-estadunidenses. En ciudades como Kokomo y Savannah en Georgia, y Auburn en Alabama, estos ciudadanos llevaron sus costumbres y culturas a rincones inesperados del país.

En Savannah, donde el grupo automotriz Hyundai está construyendo su planta de vehículos eléctricos de 7 mil 600 mdd, la ciudad calcula que le ha dado la bienvenida a cientos de trabajadores surcoreanos, junto con sus familias. Una gran tienda de abarrotes asiática y un par de iglesias coreanas abrieron durante el verano. Mientras tanto, en Taylor, Texas, la agencia de desarrollo económico está en conversaciones con restaurantes surcoreanos interesados ​​en atender la demanda de la planta de fabricación de chips de 40 mil mdd de Samsung.

“Esta es una oportunidad única en la vida para que los surcoreano redefinan su papel en la identidad estadunidense”, dice Jae Kim, presidente de la Cámara de Comercio Coreana del Sureste de EU, que ha ayudado a “cientos” de surcoreanos a mudarse a Savannah para trabajar en Hyundai. Su primo, James Chin, se mudó de Boston con su esposa e hija para administrar la planta.

En Kokomo, la transformación se puede ver en casi cada esquina. Siete restaurantes surcoreanos llegaron el año pasado a una ciudad donde antes no había ninguno. Los nuevos hoteles que atienden a expatriados surcoreanos ofrecen pantuflas y palillos chinos, y el club campestre está en proceso de renovación para atraer a golfistas de esta nacionalidad.

La Cámara de Comercio de la ciudad organiza talleres para socorristas, personal de hostelería y dueños de negocios sobre las costumbres, la etiqueta y la comida surcoreanas.

“Nos ha permitido salvar edificios históricos”, dice Scott Pitcher, de 70 años, un antiguo trabajador de Chrysler, que se convirtió en desarrollador inmobiliario dedicado a preservar el centro de Kokomo. “Antes no podíamos hacer los cálculos, pero ahora, con las tarifas que estamos obteniendo, es económico”, dice.

En octubre, Pitcher presentó Sute, un restaurante surcoreano de lujo ubicado en un sitio que alguna vez fue un almacén abandonado y está equipado con un sistema de karaoke, donde el alcalde recientemente interpretó una canción de las Spice Girls con ejecutivos surcoreanos.

Pitcher quiere construir una tienda de abarrotes y una peluquería surcoreanas, junto con viviendas adicionales en un plan que denominó “Kokotown”. Su socio es Sean Park, que el año pasado se mudó de Seúl a Kokomo junto con su esposa y su hija de cuatro años después de enterarse de Starplus.

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21 mil mdd han invertido en total

Hyundai, Kia, LG y Samsung, el nivel más alto en más de una década.

La era de Kokotown

“¿Por qué no construir un pequeño Koreatown aquí?”, dice Park. “Esa es la visión”.

La afluencia no podría llegar en un momento más oportuno. La ciudad fue golpeada fuertemente por la globalización, perdiendo una quinta parte de su fuerza laboral de fabricación entre 2000 y 2005. Ese año, Delphi, su segundo empleador más grande y el mayor proveedor de autopartes de EU, se declaró en quiebra, despidiendo a miles de trabajadores.

La crisis financiera mundial que siguió fue aún más debilitante. Dos de las otras empresas principales de Kokomo, General Motors y Chrysler, también se declararon en quiebra. En un momento dado, se ejecutó la hipoteca de 40 por ciento de las casas y el desempleo se disparó a más de 20 por ciento. En 2008, Forbes declaró a Kokomo una de las ciudades de EU que más rápido muere.

Nunca hubieras pensado que GM hubiera cerrado de la forma en que lo hizo”, dice Sunah Flores-Guillaume, una de las pocas residentes surcoreanas de mucho tiempo en Kokomo, cuyo esposo fue despedido de Delphi. “Nunca hubieras pensado que (Chrysler) cerraría tantas de sus fábricas”.

17 años después, la ciudad está creciendo, con el salvamento del rescate de la industria automotriz de EU en 2009 y la inversión de Stellantis, la matriz de Chrysler. Starplus y sus proveedores de Corea del Sur, incluidos Jaewon, Junho y Soulbrain, están construyendo nuevas fábricas. El hijo de Flores-Guillaume acaba de ser contratado en Starplus.

“Parece una nueva era”, dice Lori Dukes, directora ejecutiva de Greater Kokomo Economic Development Alliance, sentada en su oficina, un antiguo edificio de GM. Paul Wyman, comisionado del condado de Kokomo y desarrollador inmobiliario, lo expresa de manera más sucinta: “Forbes se equivocó”.

Kokomo recibió la ayuda de la agencia de desarrollo económico de Indiana, que ofreció a Starplus 363 mdd en incentivos y durante años reclutó a inversionistas surcoreanos antes de que se concretara el acuerdo con Starplus.

Otras ciudades del estado también están preparadas para experimentar un auge surcoreano. Dos horas al norte de Kokomo, en New Carlisle, Samsung está construyendo una fábrica de baterías de 3 mil mdd con GM. Una hora al oeste, SK Hynix está construyendo una planta de empaques para semiconductores de 3 mil 900 mdd. El año pasado, Indiana ocupó el segundo lugar entre todos los estados de EU en cuanto a proyectos surcoreanos y abrió una oficina en Seúl.

Kokomo, e Indiana en general, reciben la ayuda de los cambios en la geopolítica de inversión, gran parte de la cual está motivada por las preocupaciones de EU sobre la dependencia de los proveedores chinos.

El Seúl del EU

La creciente alarma sobre la competencia china fue uno de los principales motores de las dos iniciativas económicas emblemáticas del presidente Joe Biden --la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) y la Ley de Chips y Ciencia--, que juntas ofrecen cientos de miles de millones en incentivos federales para que las empresas construyan instalaciones de “tecnología limpia” y plantas de semiconductores en EU para limitar la dependencia que tienen con China.

“La tensión actual entre EU y China es como una protección para que las compañías surcoreanas crezcan sin competir con China”, argumenta Gary Park, director de operaciones de Absolics, un fabricante surcoreano de piezas de semiconductores bajo el SK Group, que recibió de manera preliminar 75 mdd de la Ley de Chips para ayudar a construir su fábrica de 600 mdd en Covington, Georgia.

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A medida que crece la inversión surcoreana en EU,

Los koreatowns se expanden.

Uno de los primeros Koreatowns nuevos se estableció en la ciudad más grande de Georgia: Atlanta. Ahora tiene una de las mayores poblaciones surcoreanas del país. El estado estableció una oficina en Seúl en 1985 y 11 años después consiguió su primera inversión surcoreana con SK Group, una planta de 1 mil 500 mdd al este de Atlanta.

“Entonces, no había nadie aquí; estaba en medio de la nada”, dice Park de Absolics, que ayudó a SK a identificar el sitio en la década de 1990. Muchos estadunidenses que conoció en ese entonces no sabían dónde estaba Corea del Sur.

Desde la inversión inicial de SK, los fabricantes surcoreanos han inyectado miles de millones de dólares en Georgia, incluidos Kia en 2006 y el fabricante de paneles solares Q-Cells en 2018, ambos en ciudades a unos 90 minutos en coche de Atlanta. Ese mismo año, SK On anunció que invertiría 1 mil 700 mdd para fabricar baterías en Commerce, Georgia, dos horas al este de Atlanta, ampliando posteriormente su compromiso a 2 mil 600 mdd y creando 2 mil 600 puestos de trabajo.

El anuncio impulsó a Robert Kim, que emigró a Atlanta cuando tenía 14 años, a abrir Mr K BBQ para servir almuerzos a los trabajadores de SK. Cuando se enteró de que Samsung iba a Kokomo, también abrió un restaurante allí, entregando 800 cajas de almuerzo al día a sus empleados. Kim Park viajaba veinte horas por carretera cada semana para entregar alimentos surcoreanos desde Atlanta, donde los ingredientes como el aceite de sésamo y los fideos eran de mejor calidad. “Es un poco abrumador en este momento”, dijo Kim.

Las autoridades de Atlanta estiman que ahora hay más de 100 iglesias surcoreanas y cientos de restaurantes, bares y salas de karaoke en la región. La población surcoreana en el condado de Gwinnett, parte del área metropolitana de Atlanta y aclamada como la “Seúl del Sur”, casi se multiplicó por cuatro a partir del año 2000, y muchos residentes, incluida la esposa de Park, pueden arreglárselas sin saber inglés.

Surcoreanos se convierten en los principales inversionsinistas en de Estados Unidos.

“Lo importante es que no extraño tanto mi país”, dijo Sang Hee Jung, coordinador de capacitación en SK. Jung encuentra su comunidad coreana en la iglesia, una congregación bautista coreana recomendada por un colega. Jina Park, ingeniera jefe en SK, siente lo mismo. Su hija tiene cuatro años y tiene planes de inscribirla en programas de idioma coreano. “Quiero que aprenda mi cultura y mi gente”, dijo Park.

Pero es una pregunta abierta si lugares como Kokomo pueden replicar el éxito de Atlanta. Muchos trabajadores en ciudades más pequeñas solo vienen por espacios fijos de tiempo. “Después de apoyar la operación, regresan a Corea de Sur”, dice Matthew Choi, director de adquisiciones de Starplus, que se mudó con su esposa e hija en un despliegue de cuatro años. La mayoría de los 2 mil 800 empleos de Starplus serán contratados localmente.

También hay retos. Los alquileres promedio en Kokomo han aumentado 23 por ciento año tras año, según el sitio web de propiedades Zillow, y muchos residentes de bajos ingresos dicen que los están expulsando ​​de la ciudad.

“La gente no puede recuperarse cuando la sacas de su casa”, dice Cassandra Brown, de 38 años, que trabaja como recepcionista en Comfort Inn por 12 dólares la hora. Este año se mudó de Kokomo después de que su casero aumentó el alquiler en 125 dólares. Tyler Moore, alcalde de la ciudad, dice que está ayudando a respaldar seis desarrollos de viviendas, que podrían entregar hasta 1 mil 300 unidades en los próximos 18 meses. Moore estima que la ciudad podría crecer en 5 mil unidades para 2030.

Se registran señales de reacción negativa contra la llegada de surcoreanos en algunos sectores, con críticas de que los trabajadores extranjeros no sindicalizados socavan a los residentes de larga data.

“Están enviando gente del extranjero; no están creando puestos de trabajo para nosotros”, dice un miembro del sindicato UAW 686, que recientemente fue despedido por Stellantis.

Y Tom Harrold, un agente de bienes raíces que ayudó a Kim a encontrar el sitio de Mr K BBQ en Kokomo, se pregunta qué tan sostenible resultará. “¿Qué pasará en Kokomo, Indiana, si la fabricación de baterías para vehículos eléctricos no funciona?”, pregunta. “La gente está buscando empleos que podrían ser reemplazados por los surcoreanos”.

El próximo cambio en la Casa Blanca se suma a la incertidumbre, dado que el presidente electo Donald Trump expresó su oposición a los vehículos eléctricos y prometió deshacer la legislación que les proporciona subsidios. “Lo único seguro con respecto a Trump es su incertidumbre”, advierte Huiling Zhou, analista de vehículos eléctricos de BloombergNEF. “Trump podría echar todo por la borda y abandonar a los surcoreanos”.

ERR


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