Como la mayoría de los bancos centrales, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos (EU) se ve obligada a preguntarse por qué más de una década de política monetaria extremadamente laxa ha tenido resultados económicos tan mediocres. La respuesta es que los malos datos conducen a una mala política.
Los datos de la Fed son engañosos porque asumen que EU es la nación de clase media que dejó de ser. Hasta que no utilice datos que reflejan a la nación tal como es, el banco central no podrá lograr que EU vuelva a la prosperidad compartida.
Sus medidas de inflación tienen tres defectos significativos, El primero, omite costos como los de los de alimentos, la energía y la vivienda. Hacerlo es más ordenado, pero no logra capturar lo que los hogares en realidad necesitan y, por lo tanto, lo que probablemente hagan como cambios de política monetaria.
El segundo problema es que los datos de la Fed son brutos, incluso si sus índices de costo de vida preferidos miden con precisión el costo de la canasta básica de bienes y servicios, no nos dicen si las familias tienen el poder adquisitivo libre de deudas para permitírselo.
La inflación, aparentemente pequeña en un índice bruto, puede traducirse fácilmente en una dolorosa tacañería o en un riesgo de apalancamiento de los hogares, cada uno de los cuales tiene un impacto macroeconómico adverso.
Por último, los índices no miden el gasto discrecional o la resiliencia financiera de manera que pronostiquen cómo los aumentos de precios realmente afectan el consumo, para quién y de qué manera. Las familias de altos recursos pueden adaptarse a las circunstancias y permanecer en su trayecto financiero; el resto de la nación debe echar mano de escasas reservas o prescindir de ellas.
Gran parte de la política monetaria actual se basa en lo que los economistas llaman propensión marginal al consumo, el motor de la necesidad que alimenta la demanda que después promueve el empleo o el crecimiento o, si se sobrecalienta indebidamente, desata la inflación. La Fed todavía asume que las tasas de interés impulsan las decisiones de cómo utilizar el ingreso discrecional. Pero la desigualdad de ingresos y patrimonio es de tal tamaño que ahora solo las familias de altos ingresos tienen esta propensión marginal, y la mayoría de ellas tienen más que suficiente, así que su propensión es pequeña incluso si su margen es grande.
En un marcado contraste, las familias de ingresos bajos, moderados o medios consumen, aunque su capacidad de responder a las tasas de interés es insignificante. Estas familias tienen poca capacidad para aumentar o reducir el consumo en respuesta al cambio de las tasas debido a que la mayoría de ellos viven de una quincena a otra. De acuerdo con una estimación reciente, 64 por ciento de los hogares estadunidenses o son financieramente vulnerables o simplemente lo sobrellevan.
El Dato...64%
De los hogares estadunidenses son financieramente vulnerables o simplemente lo sobrellevan
En el último año, el costo real de vida en EU se disparó: las casas subieron más de 12 por ciento, un automóvil usado subió 21 por ciento y los costos de los alimentos aumentaron más de 2 por ciento. La Fed reconoció algunos de estos incrementos de costos, pero los atribuyó a factores “transitorios” que no contribuyen a la inflación sostenida que quiere ver antes de normalizar la política. Pero es difícil ver qué factores estructurales se van a revertir lo suficientemente lejos y rápido como para borrar estos obstáculos para la seguridad financiera familiar.
En ausencia de otra recesión profunda, incluso un exceso de semiconductores o madera no dará lugar a grandes descuentos en ninguno de estos bienes esenciales para que regresen a los niveles de 2019, y mucho menos a los niveles que una familia con una riqueza por debajo del promedio puede pagar sin una deuda continua.
El banco central de EU desempeñó un papel directo, aunque totalmente involuntario, en impulsar la desigualdad de ingresos y riqueza a niveles asombrosos. Lo hizo no solo al interpretar mal los datos, sino también al interpretar mal su mandato.
La inflación ya es un impuesto doloroso para los hogares de ingresos bajos, moderados y medios. Publicado a finales de mayo, el último número oficial de EU mostró una tasa de inflación anual de 3.6 por ciento sobre la base de los precios de abril.
Si la Fed permite que este impuesto suba, permitirá que la economía se caliente peligrosamente en un momento en que las tasas ultrabajas, la enorme cartera de activos de la Fed y el gasto del gobierno federal están arrojando billones a la economía sin ninguna señal de recuperación sostenida para aquellos que más lo necesitan.
Esto no terminará bien a menos que la Fed reconozca el profundo impacto que tiene la desigualdad en la economía de Estados Unidos y vuelva a calibrar la política rápidamente.
srgs