La peligrosa guerra contra las cadenas globales de suministro

Opinión. La lección que nos ha dejado la crisis del coronavirus es prepararnos mejor y dejar de lado el proteccionismo; la autosuficiencia en “los productos esenciales” no es garantía de mayor seguridad.

Peter Navarro, asesor de Trump, defiende el proteccionismo. Andrew Harnik/AP
Martin Wolf
Londres /

“Señor, una de las cosas que esta crisis nos enseñó es que dependemos peligrosamente en exceso de una cadena de suministro global para nuestros medicamentos, como la penicilina; nuestros suministros médicos, como mascarillas, y nuestro equipo médico, como ventiladores”. Así es como Peter Navarro, un influyente asesor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expuso las lecciones aprendidas de la crisis del covid-19 para la política comercial estadunidense.

Este punto de vista es seductor para los proteccionistas, pero es equivocado. La lección de la crisis es estar mejor preparados. La autosuficiencia en “productos esenciales” no será una buena manera de lograr esto, por el contrario, será un error costoso.

Las críticas a las cadenas de suministro transfronterizas no deben verse de forma aislada. Las últimas previsiones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sugieren que el colapso del comercio ahora puede ser mucho más grande que el que ocurrió en respuesta a la crisis financiera de 2008.

Será muy perjudicial si los responsables de las políticas respondieran a la fuerte caída en las exportaciones de sus países frenando las importaciones. Sin embargo, eso es lo que significa el reshoring forzado (cuando las cadenas de suministro regresan al país de origen de las empresas). Será otro ataque al comercio liberal.

El covid-19 provocó una ola de restricciones a la exportación en su lugar. Los productos que cubre estas prohibiciones y restricciones varían, pero la mayoría de ellos se centraron en suministros médicos (mascarillas faciales y protectores, por ejemplo) y productos farmacéuticos y equipos médicos (ventiladores).

Estas restricciones son legales, pero eso no las vuelve sensatas. En una colección de ensayos sobre coronavirus y la política comercial, Richard Baldwin, del Instituto de Graduados de Ginebra, y Simon Evenett, de St. Gallen, preguntan: “¿Deberían reaccionar los gobiernos ante las crisis sanitarias, económicas y comerciales encerrándose en sí mismos?”. La respuesta es: No. “Encerrarse no ayudará en la lucha que hay actualmente contra el covid-19… el comercio no es el problema, es parte de la solución”.

Recuerden que el problema no era con el comercio, sino con la falta de suministro. Las restricciones a la exportación reasignan la escasez, y la trasladarla a países con menor capacidad. Una respuesta natural a esta experiencia es que cada país trate de ser autosuficiente en cada producto que pueda resultar relevante. Eso es lo que Navarro sugiere que debe hacer EU.

Sin embargo, las empresas perderán economías de escala, ya que los mercados mundiales comenzarán a fragmentarse y se reducirá su capacidad para invertir en innovación; solo las economías más grandes y avanzadas podrán aspirar a la autosuficiencia en una gama tan amplia de tecnologías. Para todos los demás, esto será un callejón sin salida.

Algo que es más relevante, la autosuficiencia no es para nada una garantía de mayor seguridad. En su capítulo en el libro que editaron los profesores Baldwin y Evenett, Sébastien Miroudot, de la OCDE, distingue entre “resiliencia” y “robustez”. La primera se refiere a la capacidad de volver a las operaciones normales después de una disrupción; la segunda es la capacidad de mantener operaciones durante una crisis.

En una pandemia, esta última quizá sea la más relevante. Es necesario tener acceso a suministros esenciales, aunque también es lo es poder restablecer la producción rápidamente si parte de ella sufrió una disrupción.

La forma obvia de lograr robustez es diversificar los proveedores en múltiples ubicaciones; producir en el país de uno no es garantía de robustez. Cualquier ubicación determinada puede verse afectada por una pandemia, huracán, terremoto, inundación, huelgas, disturbios civiles o incluso guerra. Poner todos los huevos en una sola canasta, incluso la nacional, es arriesgado.

La robustez del suministro se puede lograr a través de una mezcla de una multiplicidad de proveedores con existencias de productos esenciales. La posibilidad de importar aumenta el número potencial de proveedores y quizá también el acceso a excedentes de existencias. Sin embargo, la protección concentra el riesgo en el país, reduce la diversidad de los posibles proveedores y disminuye la presión de la competencia y las economías de escala.

Hasta ahora, las cadenas globales de suministro de productos de salud han resultado ser robustas. Miroudot señala la capacidad de Corea del Sur para suministrar kits de prueba para dovid-19 a escala mundial. Argumenta que su capacidad para expandir el suministro rápidamente “requiere de redes internacionales, gestores calificados de la cadena de suministro, reactividad y agilidad. Este tipo de experiencia no proviene de la producción local y las actividades protegidas de la competencia”.

El comercio es una parte vital de la respuesta global a una pandemia, incluida la creación y distribución de la vacuna que necesitamos. El comercio también debe seguir siendo una gran parte de la economía a escala global en general. La capacidad de comerciar libremente aumenta la diversidad, e incluso la fiabilidad, de la oferta. También crea una gran oportunidad.

De hecho, el coronavirus puede revertir la integración de la producción de las últimas décadas. Lo lamentaremos mucho si lo hace. 


Aspen fabricará dexametasona

La farmacéutica sudafricana Aspen prevé entregar 10 millones de tabletas de dexametasona dentro de un mes, indicó ayer a Reuters su presidente ejecutivo, Stephen Saad. Los resultados de una prueba mostraron que dicho medicamento redujo la tasa de muertes en cerca de un tercio comparado con un placebo en los pacientes hospitalizados enfermos de covid-19, señalaron la semana pasada científicos de la Universidad de Oxford.

OMS pide mayor distribución

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que se aumente la producción de dexametasona y que se “distribuya rápidamente en el mundo entero”. El director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, destacó durante una rueda de prensa telemática desde la sede, en Ginebra, que “se trata de un medicamento barato” y que existen numerosos fabricantes a escala mundial.

Sanofi ajusta pacto con firma de EU

El laboratorio francés Sanofi ampliará su colaboración con la estadunidense Translate Bio, una firma biotecnológica con la que trabaja en una vacuna contra el covid-19. La empresa tiene previsto iniciar un estudio clínico a finales de año y obtener la aprobación en 2021, para una capacidad de producción de entre 90 y 360 millones de dosis anuales.


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