Ropa, zapatos, películas, medicamentos, cigarros, bebidas alcohólicas, libros, videojuegos y hasta cubrebocas y caretas, son algunos productos que a diario se comercializan en el mercado ilegal de las calles del país.
“La piratería es una seria amenaza para el crecimiento de la economía, las finanzas públicas y las empresas formales que se enfrentan a la competencia desleal de estos productores. Asimismo, el comercio de bienes falsificados está estrechamente relacionado con el crimen organizado”, señala la American Chambers of Commerce (AmCham) en el estudio: “Piratería: entendiendo el mercado ‘sombra’ en México”.
El estudio de la AmCham revela que esta actividad ilícita genera un quebranto anual de por lo menos 43,000 millones de pesos (mdp) —más de 2,000 millones de dólares— una suma superior del presupuesto del Tren Maya que se pidió este año (36,288 mdp).
Según la última “Encuesta para la medición de la piratería en México”, que realizó el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y la Coalición por el Acceso Legal a la Cultura (CALC), 41.9 millones de mexicanos consumieron algún producto de contrabando o piratería física o en línea al menos una vez en su vida, es decir, 81% de la población ha consumido productos piratas debido a su fácil accesibilidad y conveniente precio, el cual genera pérdidas millonarias para las empresas y el fisco.
Una de las razones por la que la población opta por adquirir estos productos son sus bajos precios en comparación con los artículos originales, pues son hasta 80% más económicos.
Además del precio, las personas optan por la piratería y el contrabando por la necesidad de cierto producto, la facilidad para conseguirlo, el parecido físico con las marcas oficiales y el deseo aspiracional de poseer algún artículo determinado, según la “Encuesta Nacional sobre hábitos de consumo de piratería” de NODO Investigación Estratégica.
“Si bien es cierto que este tipo de mercancía es menos costosa, también es cierto que hay un gran riesgo de comprarla, no solo por un tema de calidad, sino porque empresas y personas ponen en riesgo su salud y patrimonio”, dice Leticia Armenta, investigadora del Tec de Monterrey.
Catalina Betancourt, presidenta del Consejo Nacional de la Industria Tabacalera (CONAINTA), opina lo mismo al señalar que “estos productos ilícitos pueden representar un riesgo mayor para la salud de la población, porque no cumplen con procesos de regulación sanitaria de la CONADIC y las producciones de los mismos se pueden dar en condiciones cuestionables”.
En la piratería se encuentran bienes de dudosa procedencia que, a la larga, va a propiciar que “lo barato salga caro”, dice la investigadora del Tec de Monterrey.
En artículos como ropa o zapatos, la calidad es mala; con la compra de medicamentos, cigarros y bebidas se pone en riesgo la salud; con la de software o música ilegal, los equipos donde se instalen y hasta la información personal se puede comprometer, en cuanto a equipo eléctrico, como enchufes y extensiones, se puede dañar el patrimonio de las personas, ejemplifica la especialista.
EL Dato...11 es el sitio
que ocupa México en la lista de las economías exportadoras de piratería, según la OCDE.
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Impacto en los bolsillos
La piratería tiene una repercusión directa en las expectativas de inversión nacional y extranjera por la limitada protección a la propiedad intelectual, además de que desalienta la investigación para la generación de nuevos productos, dice Armenta.
También repercute en las familias, porque “se pierden miles de empleos por la competencia desleal que se genera y los riesgos inherentes que implican su compra”, menciona Jesús Arciniega, profesor e investigador de la UNAM.
Por eso, “se tiene que salvaguardar el estado de derecho, es decir, hacer efectiva esa protección para los innovadores, emprendedores e investigadores, mientras eso no suceda, aunque pongamos candados y los discursos vayan en tal dirección, si no hay realmente una protección, es muy difícil que esto se radique en el país”, dice Armenta, profesora e investigadora del Tec de Monterrey.
La venta de productos falsificados experimentó un aumento en los últimos años. Con un valor de 509,000 mdd de productos importados, este mercado representó 3.3% del comercio global, según el informe de la OCDE: “Tendencias en el comercio de bienes falsificados y pirateados”.
México es uno de los países que más importa piratería, pero también tiene una pujante demanda de estos productos, de acuerdo con la AmCham. Según la OCDE, es el país ocupa el sitio número 11 de las economías exportadoras de piratería.
La AmCham identificó tres lugares donde se comercializan estos productos ilícitos: mercado informal, como tianguis y locales ambulantes; los mercados formales regulados por las autoridades y que se pueden encontrar en centros comerciales, comercios independientes o marketplaces; y el mercado digital, en el que a través de aplicaciones y páginas de internet ajenas a las propias marcas, suelen venderse artículos piratas, contraseñas de acceso a sitios de paga, así como la reproducción de contenido sin autorización como música, audio y video.
David Heimsatz, consultor de servicios jurídicos de ClarkeModet México, dice “hay un acceso bastante fuerte de usuarios a marketplaces, lo que hace que se conviertan en un campo muy fructífero para las actividades ilícitas”.
Además, resalta cifras relacionadas con los motores de búsqueda, pues el 47% de los URL que arrojan al realizar consultas a partir de palabras clave como “barato”, llevan a contenido o servicios ilegales.
La AmCham identificó 19 espacios públicos dedicados a esta actividad en la Ciudad de México, Estado de México, Guadalajara, Nuevo León, Puebla, Guanajuato y Chihuahua en el país.
“Este fenómeno no es exclusivo de México, existe en todo el mundo y se debe combatir, porque sus tentáculos no solo tienen afectaciones económicas, sino de seguridad y salud”, dice Arciniega.
El Dato...8 de cada 10 personas en México
han comprado al menos en una ocasión un producto ilegal.
Hábitos de consumo
Uno de los productos apócrifos que más preocupación genera es el cigarro, por sus efectos a la salud y el impacto económico en las arcas públicas. Se estima que en el primer semestre del año, 18.8% de las unidades consumidas fueron ilícitas, una cifra equivalente a 3,353 millones de unidades, según el informe elaborado por Oxford Economics.
La cifra representó un aumento de 38% frente al mismo periodo de 2019, es decir, previo al impacto de la pandemia. Este suceso generó pérdidas fiscales estimadas por 13,500 mdp en 2020.
Casi dos terceras partes del consumo ilícito de tabaco en el país proviene de unidades elaboradas en territorio nacional sin el código de seguridad del Servicio de Administración Tributaria. El resto es importado, principalmente de China.
“Estos números nos preocupan, pero también nos enfocan para actualizar la estrategia de combate a la ilegalidad”, dice Betancourt, de CONAINTA.
De acuerdo con la encuesta del ITAM y CALC, 31.5 millones de individuos consumen música pirata en México al año, al representan 72.7% de las personas mayores de 18 años. En materia de películas, 34.8 millones adquirieron una cinta pirata. En compras físicas la suma fue de 7,189 mdp, mientras que en web fue de 1,200 mdp.
La compra de libros apócrifos no se queda atrás. Se estima que 9 millones de mexicanos adquirieron al menos uno. El monto estimado ascendió a 1,688 mdp en operaciones físicas y 243 mdp vía digital
En software, 9.3% de las personas adultas adquirió al menos una unidad de dudosa procedencia, por una suma de 541 mdp en compras físicas y online.
Ante este panorama, el 13 de octubre, Milenio Foros pone sobre la mesa el tema “Combate al Contrabando”, donde reunirá a especialistas a debatir las acciones y soluciones que permitan mitigar el riesgo de la piratería en la economía del país.
“Por donde le veamos, la piratería no tiene nada positivo, y mientras más rápido la erradiquemos, vamos a incentivar la inversión, a generar más empleos, fortalecer el crecimiento y las finanzas públicas del país”, dice Armenta
Por su parte, Betancourt afirma que “es fundamental contar con el compromiso de productores y autoridades para crear conciencia dentro sobre la importancia de comprar productos que cuenten con los códigos de seguridad del SAT y, de esta forma, convertir al ciudadano en verificador de calidad”.
gaf