Siempre he comprado la ropa por motivos personales y pragmáticos: digamos, para vestirme con ropa con la que me sienta cómoda, y que resulten más o menos adecuadas para las distintas exigencias del trabajo y la vida. Esto, aparentemente, es una forma de pensar anticuada.
“Se produjo un cambio hacia pensar en las piezas de moda como activos”, menciona Stephanie Crespin. Ella es la fundadora y directora ejecutiva de Reflaunt, una startup de tecnología complementaria que le permite a compañías como Net-a-Porter, Balenciaga y Cos, propiedad de H&M, recolectar compras pasadas de clientes y venderlas a través de diversos mercados de segunda mano, que los clientes pueden canjear por efectivo o por crédito de la tienda.
Los objetivos de su empresa son tres: ayudar a los clientes a generar dinero fácilmente con la ropa que ya no usa, el cual lo pueden invertir en nuevas compras, o lo que ella describe como “dar liquidez a los activos”; para permitir a las marcas profundizar la lealtad con sus clientes al ampliar su rango de servicios: y mantener las piezas en circulación en los clósets de los clientes y fuera de los vertederos.
El sector de lujo impulsa el mercado minorista porque los relojes y las joyas suelen conservar, o incluso aumentar, su valor. Pero históricamente, la ropa ha sido una mala inversión, con la pérdida de alrededor de 90 por ciento de su valor en el momento de la compra. Pero el auge del comercio minorista en línea, el cambio de actitudes hacia la segunda mano, y un comercio lucrativo de productos raros, dio a lugar a una amplia cantidad de mercados en línea de artículos de segunda mano.
Eso incluye a The RealReal con sede en San Francisco, un sitio de venta por consignación de lujo que salió a bolsa en 2019 y que tiene una capitalización de 650 millones de dólares (mdd): el mercado peer-to-peer de tenis y ropa de calle, StockX, que recibió una valoración de 3 mil 800 mdd el año pasado.
Esos negocios facilitan el rápido crecimiento del mercado secundario. El sitio web por consignación, ThredUp, estima que los volúmenes de reventa aumentarán más del doble de 36 mil millones de dólares en 2021 a 77 mil mdd en 2025.
El cofundador de Ganni, Nicolaj Reffstrup, que invirtió en Reflaunt en 2021, afirma que la marca fue motivada principalmente por una inquietud por la sustentabilidad. “70 por ciento de la ropa termina en los vertederos, pero si tomas una prenda y otra persona la usa durante otros nueve meses, entonces ves una reducción (significativa) de carbono en comparación con la compra de una nueva. Además, nuestros clientes más jóvenes ya hacen recommerce (comercio de reventa)”.
Lo que plantea la pregunta: ¿es realmente sostenible la reventa? Los analistas señalan que las ventas de segunda mano no reducen la compra de productos nuevos, ya que la mayoría de los compradores están motivados por las ofertas en lugar de las preocupaciones por la huella de carbono.
Por lo tanto, es mejor pensar en el auge de los mercados de segunda mano en términos de Stephanie Crespin: aportar liquidez a los activos. Sí, permite la compra de más cosas, pero también está preparado para convencer a los consumidores de que dejen de pensar en la moda como algo desechable.
srgs