LastPass exige pago a cambio de seguir manejando contraseñas

Monetización tecnológica. Los usuarios deberán dejar la versión gratuita y desembolsar hasta 36 dólares al año si quieren tener acceso en todos sus dispositivos a los complejos passwords creados por el software.

Las nuevas limitantes pueden alentar a que se registren más usuarios de pago. Shutterstock
Mark Vandevelde
Nueva York /

Una popular aplicación que promete eliminar la carga de recordar las contraseñas desató una reacción negativa al exigir, unas semanas después de ser adquirida por dos firmas de capital privado, que los usuarios paguen o enfrenten restricciones al acceso a sus cuentas en línea. 

LastPass alentó a millones de personas a sustituir las contraseñas débiles en sitios web minoristas, banca en internet y otros servicios en línea. En su lugar, el software maneja verificación automática usando contraseñas largas y complejas que son imposibles de adivinar o recordar. 

Elliott Management y Francisco Partners adquirieron el servicio como parte de su compra del grupo de software de internet LogMeIn por 4 mil 300 millones de dólares el año pasado. 

Ahora, la aplicación advirtió a los usuarios que tienen que pagar hasta 36 dólares al año si quieren tener acceso a esas complicadas contraseñas en todos sus dispositivos. Los que se nieguen a pagar tendrán que escoger entre sincronizar solo sus computadoras de escritorio o solo con los dispositivos móviles. 

El cambio, que entra en vigor el 16 de marzo, fue un golpe para Scott Rothrock, un desarrollador de software en Tokio que dijo que se dio cuenta de inmediato que “no hay forma de dar marcha atrás a mi vida anterior de una manera práctica”. 

Antes de cambiar al administrador de contraseñas hace algunos años, Rothrock utilizó un algoritmo memorable para diseñar contraseñas que mezclaban letras de las direcciones web que visitaba con signos de puntuación y los nombres de bestias míticas. 

Ahora, sus contraseñas generadas por LastPass “son, me cuesta trabajo admitirlo, solo conocidas por mi administrador de contraseñas. El cambio de política de LastPass fue, para mí, un ultimátum”. 

La medida para limitar lo que LastPass da de forma gratuita subraya cómo los dueños financieramente sofisticados buscan obtener más utilidades de los productos populares de Silicon Valley. 

El mes pasado, Twitter indicó iba a experimentar con herramientas que le permitan a los usuarios dar propina o pagar por contenido exclusivo, ideas que pueden permitir a la plataforma de microblogging llevarse una parte de los ingresos. 

Ese anuncio también se produjo después de una inversión de Elliott, que tomó una participación de 4 por ciento el año pasado y trató de destituir a Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter. 

Elliott invirtió en LogMeIn a través de Evergreen Coast Capital, un puesto de avanzada de Silicon Valley que creó en 2015. 

Las empresas de inversión en tecnología marcan un alejamiento de la estrategia de mucho tiempo de la empresa de Nueva York de buscar campañas públicas agresivas contra firmas públicas y deudores morosos. Sus objetivos anteriores varían en un rango que van desde la compañía de seguros de salud Athenahealth hasta la República Argentina, a la que en 2012 le incautaron uno de sus buques de la marina en una disputa por bonos que cayeron en impago propiedad del fondo de Nueva York. 

Francisco Partners, que invirtió junto a Elliott, es otra firma endurecida por la batalla, después de ser el propietario, hasta 2019, de NSO Group, un productor de software de vigilancia que fue demandado por Facebook por un supuesto ataque a mil 400 usuarios del servicio de mensajes WhatsApp de la red social. 

Los expertos dicen que es difícil saber si las nuevas limitantes de la versión gratuita de LastPass van a alentar a que se registren más usuarios de pago. 

“Sin la capacidad de sincronizar, hay muy pocos usuarios que van a ser capaces de usar LastPass”, dijo Joseph Bonneaw, investigador de criptografía y experto en seguridad informática de la universidad de Nueva York. “Hacen que la versión gratuita sea tan difícil de usar que la mayoría de la gente tendrá que pagar o utilizar otra solución”. 

LastPass, que logró registrar más de 25 millones de usuarios el año pasado, dio un aviso con 30 días de anticipación sobre el cambio y afirmó que no eliminará ningún dato de los usuarios. Agregó que la versión gratuita todavía ofrece funciones con las que no cuentan los rivales y que “un buen número de usuarios” aprovechó sus ofertas de suscripción con descuento. 

Pero la aplicación gratuita de contraseñas BitWarden registró un alza de cinco veces de nuevos usuarios desde que LastPass anunció su política más restrictiva el mes pasado, de acuerdo con Gary Orenstein, su director de atención al cliente. 

Entre los nuevos usuarios de BitWarden está Rothrock, quien dijo que según su experiencia, los dos servicios son “funcionalmente idénticos”. Algunos de sus amigos le ofrecieron incluirlo en su “paquete familiar” de suscripción a LastPass, pero él no quiso. “Simplemente ya no confío en LastPass”, sentenció. 

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