Letitia James, fiscal general de Nueva York, lleva a tribunales al gobernador de la ciudad

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Para Letitia James nadie está por encima de la Ley, levantó casos contra Facebook y la Organización Trump.

Letitia James, fiscal general de Nueva York.
Joshua Chaffin
Ciudad de México /

Hace tres años, cuando estaba haciendo campaña para convertirse en fiscal general de Nueva York, un puesto que nunca había ocupado una mujer afroamericana, Letitia “Tish” James se sintió ofendida por las sugerencias de que estaba bajo el influjo del poderoso gobernador del estado, Andrew Cuomo. Parecía una sospecha razonable: después de todo, el gobernador había respaldado a James y le abrió su red de recaudación de fondos. 

James respondió con fuerza. “No fui comprada y no tengo jefes”, dijo, tomando prestada una frase de Shirley Chisholm, la primera mujer afroamericana elegida para el Congreso de los Estados Unidos (EU) y su heroína. Si alguien dudaba de su independencia, el fiscal general lo demostró de una manera devastadora. 

En enero, James reveló que Nueva York había subestimado las muertes por covid-19 en los asilos de las personas de la tercera edad, cambiando la narrativa heroica sobre el liderazgo de Cuomo en los primeros días de la pandemia. Luego, a principios de agosto su oficina dio a conocer los resultados de una investigación de cinco meses sobre las acusaciones de acoso sexual contra el gobernador Andrew Cuomo. Algunos agentes políticos de Nueva York apostaban que a Cuomo no le pasaría nada, como había sucedido durante meses desde que se presentó su primera acusadora. 

Los aliados de Cuomo se habían dispersado bajo el peso de las pruebas que los investigadores de James habían reunido en un informe de 168 páginas. Un gobernador de tres mandatos que ha gobernado el Empire State como un rey durante la última década, ahora se ha quedado sin poder y se enfrenta a un posible juicio político. Se habla de Letitia James como una posible sucesora. 

“Francamente, debido a que es una mujer afroamericana, creo que mucha gente subestima a Tish James”, dice Christine Quinn, expresidenta del ayuntamiento. “Y eso incluye al gobernador Cuomo”. 

Andrew Cuomo no es el único macho alfa de Nueva York que James ha perseguido. Trabajando con Cyrus Vance, el fiscal de distrito de Manhattan, Letitia Letitia James, fiscal general de Nueva York James ha estado investigando el negocio familiar del expresidente Donald Trump. En julio, presentaron cargos penales por fraude fiscal contra la Organización Trump y su director financiero de toda la vida, Allen Weisselberg. 

Letitia James, de 62 años, es descendiente de antiguos agricultores de Virginia y Carolina del Sur. La describen como “encantadora”, pero también reservada. Ella es soltera y una devota feligresa. “Aún soy una chica de Brooklyn”, dijo en su discurso de victoria de 2018. 

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“Ella siempre estaba pendiente de las personas más necesitadas, fueran las más ruidosas del sistema político, o no”

Desde pequeña determinó que se convertiría en abogada por un encuentro con el sistema legal, después de que su hermano fuera acusado falsamente de un crimen. “Cuando miré alrededor de la sala del Tribunal, todos los acusados, las personas y los miembros de la familia, se parecían a mí. Pero todos los que estaban en una posición de poder no”, mencionó James en una entrevista pública el año pasado. “Había algo realmente desequilibrado e injusto en ese momento”. 

Letitia James se graduó en Derecho en la Universidad Howard, una escuela históricamente afroamericana, en Washington, D.C. Luego se puso a trabajar como defensora pública, representando a los inquilinos pobres contra los propietarios depredadores. Su carrera política comenzó en 2003, cuando se abrió un escaño en Brooklyn en el Concejo Municipal, después de que el titular demócrata fuera asesinado en el Ayuntamiento. 

James se convirtió en la primera afroamericana en ocupar un cargo electo en toda la ciudad, cuando sucedió a Bill de Blasio, el actual alcalde, como defensora pública en 2014. Uno de sus logros fue la legislación que evitaba que las empresas preguntaran a las nuevas contrataciones sobre su compensación anterior, una táctica que fue acusada de perpetuar las disparidades salariales para las mujeres y las minorías. “Ella siempre estaba pendiente de las personas más necesitadas, fueran las más ruidosas del sistema político, o no”, dice Travis Terry, presidente de Capalino, una importante empresa de cabildeo de la ciudad. 

El trabajo de fiscal general surgió después de que Eric Schneiderman renunciara luego de un informe de abuso doméstico y sexual. Para el aparente deleite de los votantes de Nueva York, James criticó a Donald Trump como un “presidente ilegítimo” que debería ser destituido. 

Antes de Cuomo, su carrera es una suma de muchos casos en diversos frentes. Ella demandó a Google y Facebook por comportamiento anticompetitivo, a la Asociación Nacional del Rifle por corrupción financiera, al Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York por su manejo de los manifestantes y al famoso chef Mario Batali y sus socios comerciales por acosar sexualmente a sus trabajadoras. 

Aún así, el caso Cuomo es particularmente abrumador. El tema es tenso y el gobernador, quien ha negado la veracidad de las acusaciones, se disculpó con las mujeres. Trabajó para debilitar la investigación y presionó para que se incluyera un juez amigable. Cuomo renunció a su cargo el 10 de agosto. 

James se mantuvo firme y llamó a dos abogados externos respetados, Joon Kim y Anne Clark, para que llevaran a cabo la investigación. Cuando llegó el momento de dar a conocer las conclusiones, la fiscal se mostró sobria pero contundente. “Me inspiran todas las mujeres valientes que se presentaron”, dijo. “Pero lo más importante, es que les creo”.


srgs

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