Los países anglosajones buscan la privacidad de una casa propia, que vivir en un edificio

FT Mercados

Una aversión a los departamentos.

El sistema de energía geotérmica asegurará que la temperatura de los departamentos no supere los 26 grados. │ EFE
John Burn-Murdoch
Ciudad de México /

La escasez de vivienda, las crisis de asequibilidad y el “nimbyismo” (personas que se oponen a las construcciones cerca de donde viven) son problemas crecientes en muchos países, pero llama la atención lo mucho que han empeorado las cosas en el mundo anglosajón. 

Hace cuarenta años, el Reino Unido, EU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Irlanda tenían aproximadamente 400 viviendas por cada mil habitantes, al mismo nivel que los países europeos. 

Como era de esperar, el mismo patrón se refleja en los precios de la vivienda, que han subido más rápido en la mayoría de los países angloparlantes desde la crisis financiera mundial que en otros lugares. 

Parece que existe una aversión profundamente arraigada a la densidad urbana en la cultura que diferencia a estos países del resto. Aquí intervienen tres factores distintos. El primero es una cultura compartida que valora la privacidad de una casa propia, más fácil de conseguir en viviendas para una sola familia. 

Una nueva encuesta de YouGov lo confirma: cuando se les pregunta si les gustaría vivir en un departamento de un edificio de 3 o 4 pisos, los británicos y los estadunidenses dicen “no” entre 40 y 30 por ciento, respectivamente, mientras que los europeos continentales están a favor

El impacto acumulado de siglos de preferencias de este tipo es enorme. En el conjunto de la OCDE, 40 por ciento de la gente vive en departamentos, y el promedio de la Unión Europea es de 42 por ciento. Pero esa cifra se desploma hasta 9 por ciento en Irlanda, 14 por ciento en Australia, 15 por ciento en Nueva Zelanda y 20 por ciento en Reino Unido. 

Esto nos lleva al segundo problema: los sistemas de planeación. No importa que el Reino Unido tenga un enfoque discrecional, mientras que los demás utilizan la zonificación

Por último, tenemos la paradoja de la naturaleza: los marcos de planeación angloparlantes le otorgan una enorme importancia a la conservación del medio ambiente, pero la preferencia por los desarrollos de baja densidad alimenta la expansión dependiente del automóvil. 

En última instancia, ya sea que se trate de abordar la crisis de la vivienda o de proteger el ambiente, la respuesta a tantas aflicciones en el mundo anglosajón es despojarnos de nuestro excepcionalismo contra los departamentos.

Financial Times Limited. Declaimer 2021


jegb

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