McDonald’s y Taco Bell limitan uso de antibióticos en cadena de suministro de carne

Pero el impacto a nivel de las granjas ha sido desigual.

El uso mundial de antibióticos en animales de granja aumentará 67% en 2030.
Judith Evans
Ciudad de México /

Si se menciona la resistencia a los antibióticos, pocas personas relacionarían lo que se reconoce cada vez más como una creciente crisis sanitaria mundial con una hamburguesa Big Mac. 

Pero en Estados Unidos (EU), los animales criados para la alimentación representan la mayor parte del uso de antibióticos de importancia médica, como las tetraciclinas, cuyo uso excesivo da lugar a “superbacterias” resistentes a los medicamentos que afectan a los seres humanos. 

Esto condujo a los activistas a presionar para que se produzca un cambio a través de los minoristas y restaurantes de comida rápida como Walmart, Taco Bell, Wendy’s y McDonald’s

“El conocimiento sobre el riesgo de los antibióticos aumentó tanto entre los accionistas como entre los consumidores”, afirma Christy Spees, directora del programa de salud ambiental de As You Sow, un grupo de campaña que se enfoca en la defensa de los accionistas. 

“Al mismo tiempo, no deja de sorprenderme la cantidad de gente que todavía no es consciente del problema crítico que supone el uso de antibióticos en los animales de granja”, dice Spees. 

El uso de estos fármacos va mucho más allá de la lucha contra las infecciones. En las últimas décadas también se han utilizado para promover el crecimiento y permitir que los animales puedan digerir los alimentos de manera más eficiente, especialmente en las granjas a escala industrial a nivel mundial. 


Pero un punto de inflexión se produjo en 2018 cuando McDonald’s —uno de los mayores compradores de carne de res del mundo— estableció una nueva política para evaluar y luego limitar el uso de antibióticos de importancia médica en su cadena de suministro de carne de res

El progreso entre los productores de carne de res se había quedado a la zaga con respecto a los productores de pollos, que en EU redujeron drásticamente el uso de antibióticos en la última década.

Bruce Feinberg, director senior de sistemas de calidad global de McDonald’s, afirma: “La cadena de suministro de pollo tiende a estar más integrada verticalmente y los datos sobre el uso de antibióticos son bastante accesibles; no siempre es el caso de la carne de res”. 

El anuncio de McDonald’s se produjo después de la presión que ejercieron accionistas, como el grupo de 270 mil millones de dólares (mdd) BMO Global Asset Management, así como directamente por activistas, que protestaron frente a sus sucursales en las que pedían al grupo de comida rápida que “detuviera los antibióticos” en su cadena productiva. 

La nueva política de McDonald’s incluye un plan para medir el uso de antibióticos en sus 10 principales mercados de surtido de carne de res y desarrollar objetivos de reducción. Fue “un importante acto de liderazgo y, sin duda, una importante señal para el mercado”, afirma Spees. 

Wendy’s y Taco Bell fueron algunos de los que siguieron su ejemplo con nuevos objetivos de reducción de antibióticos en la producción de carne de res, aunque menos ambiciosos. 

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Sin embargo, aunque las grandes marcas han reconocido la magnitud del problema, el impacto de estas medidas al nivel de las granjas ha sido desigual. 

Las ventas de antibióticos —considerados importantes en la medicina humana— para su uso en animales de granja en Estados Unidos, comenzaron a aumentar en 2018 después de un fuerte descenso entre 2015 y 2017; pero entre 2018 y 2019 —los datos más recientes disponibles—, las ventas aumentaron 3 por ciento, de acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos de EU (FDA, por sus siglas en inglés). El ganado vacuno y el porcino recibieron cada uno más de 40 por ciento de los medicamentos utilizados en animales. 


A nivel mundial, los datos detallados son más difíciles de conseguir, pero los científicos estiman que casi tres cuartas partes de los antimicrobianos son consumidos por los animales de granja. En un estudio de 2015 se estimó que el uso mundial de antibióticos en los animales de granja aumentaría 67 por ciento en las dos décadas posteriores a 2010. 

Este aumento no es inevitable. Tanto China como Estados Unidos lanzaron desde entonces nuevas regulaciones que tienen el objetivo de reducir el uso de antibióticos, mientras que la Unión Europea fue más allá: a partir de este año prohibirá el uso preventivo rutinario de antibióticos en los animales de granja. 

En 2017, China prohibió el uso del antibiótico colistina en la alimentación animal tras el descubrimiento en 2015 de un gen que podría hacer que las bacterias fueran inmunes a él. 

La presión sobre las cadenas de suministro, derivada de la pandemia del covid-19, que afectó especialmente a los proveedores de carne, desvió la atención de las empresas mientras luchan con los problemas logísticos inmediatos. 

Pero Maria Lettini, directora general de la consultora Farm Animal Investment Risk & Return (Fairr), una red de inversiones centrada en la producción animal intensiva, afirma que “ahora es el momento de aumentar realmente nuestra campaña de sensibilización con los consumidores” y de presionar a más grandes marcas de alimentos y a los productores de carne para que establezcan objetivos cuantificables en materia de antibióticos. 

Según ella, una mayor sensibilización sobre la importancia de los tratamientos médicos eficaces —incluido el uso de antibióticos para tratar infecciones secundarias en pacientes con covid-19, como la neumonía bacteriana— supone una oportunidad para un “reenfoque”. 

El progreso va a requerir replantear los sistemas de ganadería intensiva en países como Estados Unidos y Brasil, por ejemplo, asignando más espacio por animal y reduciendo los factores de estrés para limitar el riesgo de infección, añade Lettini. “Se produciría un aumento de costos o una pérdida de ingresos, dependiendo de cuál sea tu enfoque”. 

El Dato...

3% aumentó

La venta de antibióticos para su uso en animales de granja en EU entre 2018 y 2019

El mayor obstáculo para el progreso en la carne de res y de cerdo, dice Spees, de As You Sow, “es que las cadenas de suministro dependen en gran medida de los sistemas de confinamiento y las unidades de engorde”, en los que los animales se mantienen en un área y se les suministra comida para que ganen peso de forma rápida y eficiente. “Los antibióticos se han convertido en la solución “curita” para prevenir y tratar las enfermedades en condiciones que las favorecen”. 

Limpio pero malo 

El covid-19 también planteó preguntas sobre la posible contribución a la resistencia a los antibacteriales de otro conjunto de marcas conocidas: los productos de limpieza dirigidos a las bacterias y los virus. Estos productos se están utilizando más desde que comenzó la pandemia. 

Las evidencias sobre el impacto de estos productos son mixtas: algunos estudios demostraron que determinados desinfectantes contribuyen al desarrollo de la resistencia a los antibióticos en entornos de laboratorio, pero otros no han logrado aportar pruebas de ello. En 2016, Estados Unidos prohibió productos desinfectantes como el triclosán para su uso en lavados de manos y corporales, citando como una de las razones el posible riesgo de resistencia a los antibióticos. 

Tanto Unilever como Reckitt Benckiser, fabricantes de los desinfectantes Domestos y Lysol, respectivamente, argumentan que sus productos reducen las infecciones en humanos y, por tanto, la necesidad de tratamientos con antibióticos. Pero Jonathan Hague, vicepresidente de ciencia y tecnología de Unilever Home Care, espera que los productos de limpieza antibacterial sean objeto de un mayor escrutinio en el futuro. 

En el caso de los establecimientos de alimentos, ese escrutinio ya está en marcha, mientras que abundan las pruebas del papel de la industria ganadera en la resistencia a los antibióticos. 

En cuanto a McDonald’s, Feinberg dice que la industria de alimentos tiene mucho más que hacer en lo que respecta a la resistencia a los antibióticos, lo que requerirá “rendición de cuentas y liderazgo por parte de todas las empresas y de la cadena de suministro”.


srgs


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