Tal vez nos dirigimos hacia una recesión global, pero hay un grupo de personas que no parece dejar de gastar, los más ricos del mundo. Mientras que las ventas minoristas en general están cayendo, y el mercado de valores bajó 20% el año pasado, el gasto en los bienes y experiencias de lujo en realidad creció aproximadamente la misma cantidad en 2022.
El auge del año pasado en este mercado fue impulsado casi en su totalidad por la Generación Z y la Generación Y, que dominaron el mercado de bienes personales (ropa de lujo, bolsos, joyas, etcétera). Según Bain & Company, “el gasto de la Generación Z e incluso de la Generación Alfa, que consiste en personas más jóvenes, crecerá tres veces más rápido que otras generaciones hasta 2030”.
Este auge del lujo no fue impulsado por China, que permaneció en confinamiento durante gran parte de 2022, sino por Estados Unidos (EU), que lideró el mercado. Y dentro de EU, fue Nueva York la que redobló su condición de capital mundial del lujo. La Gran Manzana se mantiene como el lugar al que la gente acude para gastar mucho dinero en joyas, relojes, bolsos y turismo de lujo.
Según los expertos en lujo, se creó tanta riqueza en las dos últimas décadas que incluso una corrección de 20% en el precio de la bolsa de valores es un problema para 5% superior del mercado de valores. Y es este 5% el que representa 40% de las ventas totales del mercado del lujo, dice Milton Pedraza, director ejecutivo del Luxury Institute.
“De acuerdo, el mercado está a la baja, tal vez si tengo una oficina familiar, los cheques que envíe en un mes determinado sean de 80,000 dólares en lugar de 100,000”, dice Milton Pedraza, que analiza el sector de bienes y servicios de lujo. Pero muchas familias no muestran ninguna sorpresa”, dice. “Todavía hay mucha riqueza allá afuera”.
Y los ricos tienen más tiempo para gastar su dinero, ya que ahora viven aproximadamente una década más que sus contrapartes de bajos ingresos, gracias a una mejor atención de salud, dieta, nutrición y descanso.
Los ricos no solo viven más tiempo, sino que ahora hay más que antes, debido al continuo crecimiento de una clase propietaria de activos en los países en desarrollo. “Ahora hay cinco generaciones” de consumidores de lujo que compran marcas como Louis Vuitton, Hermès o Chanel, señala Claudia D’Arpizio, socia de Bain & Company.
“(Las marcas) se enfocaron más en una mentalidad que en un grupo demográfico”, dice Pedraza. Y la mentalidad es “‘Abuela (o bisabuela), ¿me prestas ese bolso Kelly?’”.
Esta es otra de las razones que explican el auge del lujo: el crecimiento de un mercado secundario. Los proveedores de artículos vintage de gama alta están omnipresentes en las ciudades donde viven los clientes y en los lugares donde pasan sus vacaciones. Pero también hay revendedores para el mercado masivo como The RealReal, que ofrecen a los profesionistas un lugar en el que pueden revender prendas o joyas de lujo de segunda mano.
Después de la crisis financiera mundial, los gobiernos rescataron a las empresas. Después de la pandemia, los consumidores estadounidenses recibieron estímulos por valor de 2,000 mdd. Está claro que se lo gastaron.
SGS