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Superar prejuicios de género lleva a mujeres a renunciar previamente a sus empleos

FT Mercados

La barrera invisible a la que se enfrentan las mujeres por ser tomadas en serio.

Anjli Raval
Ciudad de México. /

Imagínense un escenario donde dos ejecutivos expresan el mismo punto en una reunión de alto nivel: uno recibe gestos de aprobación, pero el otro es recibido con escepticismo. Para muchas gerentes mujeres, la última reacción es muy real. Esta barrera invisible, llamada la brecha de autoridad, sigue siendo omnipresente en la vida laboral.

Se define como la disparidad en cómo se percibe, reconoce y respeta la autoridad entre diferentes grupos en el lugar de trabajo, en función del género, la raza, la clase o de otros factores de diferenciación. A las mujeres en particular, a menudo se les considera como menos competentes o con menor autoridad, incluso si ocupan el mismo puesto o tienen las mismas calificaciones que sus colegas masculinos.

“Si las mujeres son sistemáticamente infravaloradas, subestimadas, se les trata con condescendencia, no se les escucha tanto como a los hombres, se les interrumpe o se habla más de ellas que de los hombres, su experiencia es cuestionada de manera desproporcionada y… hay resistencia a su autoridad, no progresarán al mismo ritmo que sus colegas masculinos”, dice Mary Ann Sieghart. En su libro The Authority Gap, publicado en 2021, se estudia por qué a las mujeres todavía se les sigue tomando menos en serio que a los hombres en el lugar de trabajo.

Otras investigaciones llegan a conclusiones similares. Las mujeres pueden ver que se rechacen sus ideas y que se pasen por alto sus contribuciones o se les atribuyan a otros, lo que las obliga a demostrar su valía más que sus colegas masculinos para ganar el mismo nivel de respeto. La confianza en las capacidades de liderazgo de las mujeres es más baja, lo que tiene un efecto dominó en las oportunidades laborales. Las microagresiones formas sutiles de sesgo, como interrumpir en las reuniones– también refuerzan la percepción de que las mujeres tienen menos autoridad.

Según el informe Women in the Workplace, publicado en septiembre por LeanIn.Org y McKinsey, y basado en encuestas a más de 15 mil empleados en EU, 38 por ciento de las mujeres trabajadoras se enfrentan a comentarios o interacciones que ponen en entredicho su competencia o socavan su liderazgo, frente a 26 por ciento de los hombres que informan lo mismo. Alrededor de 39 por ciento de las mujeres dicen que las interrumpen o con frecuencia las frenan cuando están hablando, en comparación con 20 por ciento de los hombres. Además, 18 por ciento de las mujeres han sido confundidas con alguien que ocupa un puesto significativamente inferior en su organización, en comparación con apenas 10 por ciento de los hombres.

En los últimos años, ha habido un gran impulso para nombrar a más mujeres en los Consejos de Administración y ampliar la lista de posibles gerentes de alto nivel. Esto reconoce que los equipos de administración no han logrado reflejar sus organizaciones de manera más amplia, sus bases de clientes o la sociedad misma.

Pero comportamientos como el de ser interrumpido que indican la existencia de una brecha de autoridad– solo sirven para socavar estos esfuerzos por impulsar la representación de las mujeres.

“Cada una de estas acciones en realidad daña la confianza en uno mismo”, dice Sieghart. “Las mujeres también se van a sentir menos comprometidas y más frustradas en el lugar de trabajo".

Las mujeres ya se encuentran a menudo en una doble situación en el trabajo: por ejemplo, se las penaliza por el exceso o por la falta de confianza, por mostrar ambición o falta de ella, o se las critica por la forma cómo hablan y cómo se visten. Los estudios sugieren que a las ejecutivas se les castiga por sus errores con mucho mayor rapidez, y su permanencia en la vida ejecutiva suele ser más corta que la de sus colegas masculinos. Entonces, no es de extrañar que muchas mujeres piensen que los lugares de trabajo todavía tienen un largo camino por recorrer para lograr mejoras en estas áreas. Mientras tanto, existe una tendencia a querer “arreglar” a las mujeres, ofreciéndoles capacitación sobre cuestiones como la forma de resolver conflictos y fomentar la asertividad.

Los hombres, en general, tienen una visión más optimista y creen que las mujeres han logrado avances significativos.

El informe Women in the Workplace también revela una brecha cada vez mayor entre las opiniones de hombres y mujeres sobre el progreso de género en el lugar de trabajo. Los hombres, en general, tienen una visión más optimista y creen que las mujeres han logrado avances significativos y que los lugares de trabajo apoyan cada vez más su crecimiento.

Este optimismo es especialmente marcado entre los hombres de nivel superior, que son los más confiados y los menos conscientes de los retos que aún enfrentan las mujeres. Según los datos del informe, casi 9 de cada 10 líderes masculinos de alto nivel creen que las oportunidades de avanzar de las mujeres mejoraron, y solo 1 de cada 10 observa microagresiones contra las mujeres en el lugar de trabajo. Un ejecutivo masculino de alto nivel recientemente me dijo que la mayoría de los lugares de trabajo en el Reino Unido y EU ahora son “hostiles” hacia los hombres.

Una creciente reacción negativa en contra de las iniciativas de inclusión, particularmente en EU, está socavando aún más la causa de las mujeres, señalan los autores del informe. “El compromiso de las empresas con la diversidad está disminuyendo”, escriben. “En un momento en el que las empresas deberían redoblar sus esfuerzos, están las primeras señales de que están dando marcha atrás”.

Un entorno empresarial más difícil no ayuda. Después de la pandemia, cuando el mercado laboral estaba ajustado, las empresas centraron la atención en el bienestar en el lugar de trabajo como un medio para contratar y conservar a los mejores trabajadores. A medida que el entorno económico se ha vuelto más difícil, las empresas regresan a las viejas formas de hacer negocios.

Si las organizaciones se comprometen a promover el avance de las mujeres, deben ir más allá de simplemente aumentar la representación de las mujeres en puestos de alto nivel. Esto requiere un cambio fundamental en la forma en que se reconoce y respeta la autoridad. Hasta que los lugares de trabajo aborden esto de frente, los esfuerzos por impulsar la diversidad seguirán siendo vanos, y algunos de sus mejores talentos pueden seguir marchándose por la puerta.

​GSC

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