Expertos en cambio climático advirtieron que se corre el riesgo de que los planes de la Unión Europea para certificar la eliminación de carbono de la atmósfera se presten al lavado verde y no alcancen para frenar las emisiones y limitar el calentamiento global.
El último borrador de la propuesta indica que los operadores de los programas de eliminación de carbono podrán registrar el extraído y almacenado en las profundidades de las formaciones rocosas subterráneas.
También permitirá registrar el carbono almacenado en zonas terrestres, como bosques y suelos, y en “productos perdurables”, que aún no quedan definidos pero que pueden incluir, por ejemplo, edificios de madera como “almacenes”.
Pero el reglamento de la Unión Europea establece el funcionamiento de un sistema de certificación sin presentar ningún detalle sobre lo que contará como una eliminación permanente de carbono y durante cuánto tiempo debe estar almacenado para ser contabilizado, dicen los expertos en medio ambiente.
“Es un marco, es muy vago, es muy libre de compromiso, faltan muchos términos cruciales”, dijo Wijnand Stoefs, responsable de políticas de la organización no gubernamental Carbon Market Watch, que es un observador acreditado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La propuesta de la Unión Europea considera la captura y el almacenamiento de carbono (CAC), es decir, el proceso antes de que salga a la atmósfera, como una “eliminación permanente”. Sin embargo, la CAC no cumple los criterios de la UE para la eliminación de carbono, que la define como el carbono extraído de la atmósfera y no solamente la captura de nuevas emisiones.
En una carta abierta publicada el lunes, un grupo de ocho organizaciones ambientalistas afirma que la Unión Europea se equivoca al dar importancia a tecnologías como la captura y el almacenamiento de carbono, que “actualmente no son viables a escala y tienen riesgos y costos sociales, ambientales y económicos potencialmente enormes por su elevadísimo consumo de energía y recursos, así como por el transporte y almacenamiento de dióxido de carbono”.
La cuestión de la eliminación del carbono de la atmósfera aumenta su importancia a medida que se hace más evidente que es poco probable que el mundo pueda mantener el incremento de las temperaturas en el nivel “muy por debajo de 2 grados centígrados”, e idealmente 1.5 grados centígrados, que se estableció en el acuerdo climático de París.
La temperatura subió al menos 1.1 grados centígrados, y las emisiones siguen aumentando a escala global a pesar del esfuerzo de países avanzados por reducir la dependencia a combustibles fósiles y desarrollar energía más limpia.
La Unión Europea estableció su ambición de alcanzar las emisiones netas cero de gases de efecto invernadero para 2050 a través de una serie de leyes bajo el paraguas de la legislación
El Green Deal (Acuerdo Verde), generado en 2021, fijó como objetivo provisional la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en 55 por ciento para 2030 en comparación con los niveles de 1990.
Los incipientes mercados de compensación de carbono ya permiten a las empresas comprar en función de proyectos que según afirman redujeron o absorbieron emisiones, como el cultivo de árboles o la conservación de los océanos. Los científicos y los expertos en material del clima los consideran deficientes, ya que son difíciles de supervisar y distraen a las empresas y los gobiernos del esfuerzo para reducir las fuentes originales de emisiones.
El marco de certificación de la eliminación de carbono de la Unión Europea puede ser el primer esfuerzo gubernamental si establece una norma para este tipo de iniciativas.El marco de certificación de la eliminación de carbono de la Unión Europea puede ser el primer esfuerzo gubernamental si establece una norma para este tipo de iniciativas.
La regulación de este ámbito es muy compleja, ya que los métodos de contabilidad deben garantizar que el carbono eliminado sea adicional y verificado, y que se mantenga en un almacén de forma permanente.
Depender de los bosques para almacenar carbono, por ejemplo, puede ser problemático si se producen incendios forestales generalizados, como los generados en Europa y Norteamérica, convirtiendo los árboles en una fuente de emisiones de carbono.
A principios de este mes, una coalición de siete organizaciones ambientalistas, entre ellas la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB, por sus siglas en inglés) y WWF, envió una carta a la Comisión Europea en la que advirtió que “la diferenciación entre el almacenamiento permanente y el de corta duración es fundamental, y los ‘almacenes’ de carbono a corto o mediano plazo (como los materiales de construcción de base biológica, los plásticos o los textiles, que solo pueden utilizarse durante unas cuantas décadas a lo mucho) no deben equipararse de ninguna manera con el almacenamiento permanente”.
También se esperaba que esta semana la comisión publicara una directiva sobre declaraciones ecológicas, destinada a obligar a las empresas que comercializan determinados productos como verdes a justificar su publicidad, pero tuvo que retrasar su anuncio.