Pedro Almodóvar habla de la Extraña forma de vida y del cine western gay

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Almodóvar habla de su película, Extraña forma de vida, y por qué se mantiene en la vanguardia del cine de autor desde hace más de 40 años.

Pedro Almodóvar, director español de cine. Foto: EFE.
Raphael Abraham
Ciudad de México. /

Pedro Almodóvar y yo hablamos de chamarras verdes, concretamente de la vibrante que viste el vaquero interpretado por Pedro Pascal en el nuevo western del director español, Extraña forma de vida.

“Es la primera película en la que no mezclo géneros, la única en la que respeté las reglas”, declara Almodóvar por medio de zoom desde su oficina en Madrid. “No hay anacronismos en el vestuario, en el lenguaje, en nada”.

Excepto, quizás, esa chamarra color verde hoja, me aventuro a decir, seguramente esas no existían en el Viejo Oeste. “¡Sí, hasta eso existía!” responde Almodóvar con una sonrisa triunfal. “En una película de Anthony Mann llamada Tierra y Esperanza (Bend of the River), James Stewart viste una chamarra así”. Llama a un ayudante para que le muestre las pruebas fotográficas en su teléfono. “Quería darle color, pero no sabía cómo... así que me alegré mucho de encontrar Tierra y Esperanza. Si James Stewart lleva una chamarra así, Pedro Pascal también puede”.

Es un típico, pero raro ademán almodóvariano en una película que por lo demás se adhiere en su mayor parte a lo convencional: un ranchero (Pascal) regresa al antiguo pueblo en el desierto que abandonó hace años para defender a su rebelde hijo, buscado por asesinato por el sheriff local (Ethan Hawke). Hay caballos, pistolas, sombreros tejanos y un tiroteo climático. Solo hay una ruptura notable con la tradición de un western clásico: los dos hombres de mediana edad son antiguos amantes y la llama del deseo se reavivó con su nuevo encuentro.

“Lo primero que escribí fue (sobre) los dos viejos vaqueros que se despiertan después de una noche orgiástica de alcohol y sexo”, dice Almodóvar sobre la película, que solo dura 31 minutos. “Lo que más me interesó fue su conversación y cómo reacciona cada uno de los personajes a esa noche, una reacción muy distinta de cada uno de ellos”.

Esta colisión de amor insaciable y circunstancias imposibles me recordó los romances en tiempos de guerra de Hollywood, como Casablanca, le digo. “Hay romance, pero por otro lado están los elementos de un western.… valores tradicionales unidos con una historia de esta pasión que parece unilateral. Porque el sheriff Jake no reacciona como un hombre enamorado, sino todo lo contrario, como diciendo: ‘aquí no pasó nada, es solo el alcohol’, que es una reacción muy típicamente masculina ante el deseo homosexual”.

En cualquier discusión sobre vaqueros homosexuales, en especial con Almodóvar, es imposible no mencionar la película Secreto en la montaña (Brokeback Mountain), que le propusieron dirigir pero finalmente rechazó. Como me dijo en 2014: “Me gusta mucho la versión (de Ang Lee), pero siempre la imaginé diferente y no creo que hubiera podido hacerla como quería. No me habrían dejado”.

Me pregunto si lo mismo se aplica hoy. ¿La aparición del amor gay en la sagrada forma estadounidense del western sigue siendo un tabú casi 20 años después de Brokeback? “Nunca sentí ningún tabú, pero evidentemente para los directores que hacían westerns (clásicos) era un tema prohibido... y me pareció extraño no haber encontrado una película que tratara sobre el deseo entre dos hombres. Por eso me interesó abordar este tema”.

Su interés se estimuló aún más por la aparición de varios nuevos westerns audazmente originales en los últimos años: The Rider (2017) de Chloé Zhao, First Cow (2019) de Kelly Reichardt y El poder del perro (2021) de Jane Campion, en los que la homosexualidad reprimida juega un papel clave.

“Curiosamente, las tres están hechas por mujeres y todas son muy diferentes, lo que aporta una nueva mirada al género. El western sigue vigente según la mirada del escritor o del director”. También señala nuevos ejemplos más tradicionales de esta forma, uno de ellos es la serie de televisión Yellowstone. “Todo es muy masculino, incluso las mujeres. La hija del personaje de Kevin Costner es más masculina que cualquiera de los vaqueros”.

Extraña forma de vida también está dominada por los hombres, sorprendentemente para un director famoso por darle a las mujeres el primer plano en películas célebres como Mujeres al borde de un ataque de nervios, Todo sobre mi madre y Volver.

Se produjo un cambio con Dolor y Gloria de 2019, que se centró en gran medida en personajes masculinos, Antonio Banderas interpretando una versión apenas disfrazada del propio Almodóvar.

él dice

"Lamentablemente, la sociedad se ha vuelto más conservadora,

Y yo lucho contra eso"
“Es cierto que estoy más abierto que antes a hacer películas sobre hombres”, dice el director de 73 años. “Creo que tiene que ver con la edad, rememorar recuerdos y ver parte de tu propia vida”.

La nueva película también supone un cambio en términos de lenguaje. Es apenas el segundo guión de Almodóvar en inglés —escrito por él en español y luego traducido— y su primer guión original completo que incorpora diálogos en inglés, La voz humana de 2020 fue un monólogo de Jean Cocteau pronunciado por Tilda Swinton. Todo esto es una especie de calentamiento para su primer largometraje en inglés, “uno muy íntimo sobre mujeres”, que se rodará a principios del próximo año en Nueva York. “Estos dos (cortometrajes) han sido experimentos para ver si era capaz de trabajar en el idioma”, dice.

Con este fin, sus elecciones de casting para Extraña forma de vida son astutas, comenzando con Hawke, uno de los actores estadounidenses más europeos. “Es atípico, una especie de aventurero”, dice. Mientras que Pascal (estrella de The Mandalorian y The Last of Us) es de origen chileno y llegó al set “atraído por cambiar de registro y demostrar que puede hacer algo muy diferente”.

¿Percibió alguna diferencia al trabajar con actores formados en Estados Unidos? “Tuvimos que adaptarnos mutuamente y yo tuve que explicar mi forma de trabajar”, dice. “Durante la preproducción insistí mucho en los ensayos, por ejemplo, por la inseguridad y porque es lo que siempre hago. Ensayo incluso cuando ya estamos filmando, cuando están colocando las luces. Me di cuenta de que no estaban tan acostumbrados a esa forma de trabajar”.

La clave del éxito del proyecto fue la conexión de los dos actores en la pantalla, el drama impulsado por sus miradas anhelantes y su agitado conflicto interior. “Hubo una química inmediata entre ellos, y eso ayudó mucho a mi trabajo”, dice Almodóvar.

¿Será que el verdadero tabú en la actualidad no es que los dos amantes sean hombres —ni siquiera vaqueros— sino que se acerquen o superen los 50 años? “Para mí no, pero lo vemos muy poco. Creo que es un efecto de la mercadotecnia. Lo que más se valora en esa área y la publicidad es la juventud.… pero el deseo existe entre los mayores de 50 y hay que mostrarlo porque es real, y el cine debe reflejar algún tipo de realidad”.

Es posible que sea esta sed de autenticidad emocional la que mantiene a Almodóvar a la vanguardia del cine de autor desde hace más de 40 años. Le pregunto si el público se ha vuelto más conservador desde que empezó a hacer películas en la efervescencia de la movida madrileña posfranquista de finales de la década de 1970.

“La sociedad en general se ha vuelto más conservadora, también en España, dice. “EU es mucho más conservador que hace 30 años.… hay una ola de puritanismo que llega a todas partes, junto con la política de extrema derecha, algo que es preocupante para la libertad de expresión. Lamentablemente, la sociedad se ha vuelto más conservadora, y yo lucho contra eso”.

RPG

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