China condenó una medida de Estados Unidos que amenaza su acceso a los procesadores de gama alta de las firmas estadunidenses que son fundamentales para el trabajo de inteligencia artificial más exigente, después de que Washington intensificó sus esfuerzos para restringir las exportaciones de tecnología de vanguardia a su rival.
Funcionarios estadunidenses le comunicaron al grupo fabricante de chips Nvidia que necesitará licencias especiales para vender a los clientes chinos dos de sus procesadores que son muy utilizados para acelerar los cálculos de la inteligencia artificial, indicó la compañía en una presentación. El gobierno impone este requisito a todos los productos que contengan sus unidades de procesamiento gráfico A100 y H100, que aparecerán próximamente.
Los procesadores se utilizan como “aceleradores” para aumentar la velocidad de las partes de uso más intensivo de datos de los cálculos de aprendizaje automático utilizados en la inteligencia artificial. La compañía AMD, cuyas unidades de procesamiento de gráficos (GPU) también se utilizan como aceleradores para los cálculos de inteligencia artificial, afirmó que también le comunicaron que ahora debía que solicitar licencias para vender su acelerador más avanzado, el MI250X, en China. Nvidia aseguró que la medida tiene el objetivo de impedir el uso militar de procesadores.
Sin embargo, los potentes chips de inteligencia artificial son una importante tecnología de doble uso que también desempeña un papel central en los centros de datos de las compañías que procesan grandes volúmenes de información, lo que puede tener efectos económicos más amplios. Las acciones de Nvidia cayeron 11 por ciento ayer en las primeras operaciones de la tarde en Nueva York; sin embargo, cerraron la jornada con una caída de 7.67 por ciento.
El funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de China Wang Wenbin dijo que EU intenta imponer un “bloqueo tecnológico” a China, y agregó que el veto demuestra que trata de mantener su “hegemonía tecnológica”. Se trata de la última medida por parte de Washington para restringir las exportaciones de tecnología a China por preocupación de que puedan ser utilizadas con fines militares.