AMLO apuesta por Pemex a pesar de la crisis

FT Mercados

Pese a las enormes pérdidas trimestrales, las malas calificaciones y el colapso de los precios, la compañía sigue produciendo petróleo.

El presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó una reducción de 100,000 barriles por día, alrededor de 6% (Cuartoscuro).
Jude Webber
Ciudad de México /

A finales de 2016, Petróleos Mexicanos (Pemex) ideó una nueva estrategia: se enfocaría exclusivamente en actividades rentables. Las acciones subieron 4.8% después de que el grupo anunció que haría un recorte de 15% de su plantilla laboral en Norteamérica y que cerraría siete plantas en todo el mundo para ahorrar 6,000 millones de dólares (mdd).

El plan, una elección lógica en la mayoría de las empresas, fue una novedad para la compañía petrolera estatal de México, creada en 1938 después de que el país expropió los activos de petróleo del Reino Unido y Estados Unidos (EU).

Aunque dejó a las seis refinerías del país trabajando a la mitad de su capacidad, finalmente regresó a los números negros después de años de pérdidas.

En estos días, Andrés Manuel López Obrador, quien apostó la suerte de la nación a Pemex, decidió llevar a la compañía en otra dirección, incluso ante la crisis del coronavirus (Covid-19) y el colapso de los precios del petróleo.


Menos ganancias, más deuda

La compañía reportó una pérdida trimestral de 23,000 millones de dólares (mdd) a finales de abril, una de las más grandes en la historia corporativa. Ninguna de sus operaciones upstream —exploración, perforación, extracción— o downstream —refinación, distribución y venta— está ganando dinero a los precios actuales.

Las pérdidas anuales ya duplicaron las del año pasado en 18,000 mdd, y el grupo ya acumuló una deuda de 105,000 mdd junto con los pasivos de pensiones sin fondos de 77,000 mdd.

El mes pasado, Moody’s siguió el ejemplo de Fitch Ratings y recortó la calificación crediticia de Pemex a basura. En una declaración ante la Comisión de Bolsa y Valores de EU (SEC, por sus siglas en inglés), la paraestatal reconoció que su auditora, KPMG, expresó “dudas sustanciales sobre nuestra capacidad para continuar como un negocio en marcha”.

Pero mientras que otros grupos petroleros recortaron la producción y la inversión para poder capear la tormenta, López Obrador muestra poco entusiasmo por desviarse de su promesa de revivir a Pemex al revertir 15 años de caídas en la producción.

“El libro de reglas de lo que no debes hacer lo está escribiendo Pemex”, dice Pablo Medina de Welligence, una consultora de energía en Houston.

El Dato.

12.51 dólares

en promedio, le costó a la paraestatal refinar cada barril de petróleo en el primer trimestre del año

Promesas en el aire

Desafiando la presión para igualar los compromisos de otros países, que decidieron recortar la producción casi 25% durante una reunión encabezada por la OPEP+, López Obrador aceptó con renuencia una reducción de solo 100,000 barriles por día, alrededor de 6%.

El presidente también prometió casi duplicar la capacidad de refinación a un millón de barriles por día en mayo, a pesar de que las plantas de Pemex, que están en números rojos, operaron a un mínimo histórico de apenas 28% en febrero.

A esto se suma que, en el primer trimestre, refinar cada barril de petróleo le costó a la paraestatal 12.51 dólares en promedio. “Con un precio de 20 dólares por barril del Brent, no hay un solo campo en la cartera de Pemex que sea rentable cuando consideramos los costos e impuestos. Pierden en la operación upstream simplemente al producir”, dice Medina. “Ahora obligan a Pemex a perder más en su operación downstream debido a los márgenes negativos; todo por demanda que tal vez no exista”.

El motivo de la obstinación del presidente es que Pemex siempre ha sido más que una simple compañía petrolera. El grupo se creó como un símbolo de soberanía nacional, y los mexicanos contribuyeron al pago de la expropiación “para consolidar la independencia económica de México”. Donaron todo tipo de cosas, desde gallinas y joyería hasta lo que tenían los cochinitos de los niños.

El descubrimiento del campo gigante de Cantarell, en 1976, convirtió a la compañía en la vaca de efectivo de México. La producción aumentó a un nivel máximo de 3.4 millones de barriles por día en 2004, pero fue apenas de 1.7 millones el año pasado, 8% por debajo de 2018.

Bajo el acuerdo con la OPEP+, México reducirá la producción a 1.681 millones de barriles por día, pero el objetivo de producción nacional del gobierno este año —sobre el cual se calculan las sumas presupuestarias— es de 1.85 millones de barriles por día, lo que significa que Pemex proporcionará menos ingresos a las arcas nacionales de lo esperado.

La disminución de la producción ya significaba que Pemex financió solo 11% del presupuesto nacional el año pasado, aproximadamente una cuarta parte de su contribución a las arcas del gobierno en 2008, pero con la inversión pública para impulsar la producción, López Obrador ve a la empresa estatal como el motor del desarrollo nacional.


Calificaciones negativas

El presidente, de 66 años de edad, renovó el logotipo del águila y la gota de petróleo de la paraestatal con la frase “rescatando la soberanía”. Eso explica su impulso para revivir el crecimiento de la producción en una compañía que constantemente obtuvo utilidades antes de impuestos, pero que se ha desangrado por la carga fiscal y fue maniatada por la burocracia y la corrupción.

Lograr eso será costoso. “Creo que Pemex necesitará casi 20,000 millones de dólares al año”, dice un analista de bonos que pidió permanecer en el anonimato. “Con los precios del petróleo donde están ahora, la empresa no logra ningún EBITDA.

Son simples matemáticas. El gobierno tendrá que emitir algunos cheques muy grandes”. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público transfirió 2,600 mdd a Pemex el mes pasado, a través de un recorte tributario, y la compañía le dijo a los inversionistas que está reduciendo

los gastos de capital en 1,600 mdd, para enfocarse en proyectos con el “mayor fundamento económico”. “Hoy más que nunca, Petróleos Mexicanos tiene el apoyo absoluto del gobierno de México”, añadió la empresa. Sin embargo, Fitch estima un flujo de efectivo negativo de hasta 20,000 mdd al año.

Pemex tiene líneas de crédito por 8,000 mdd. Los analistas esperan que disponga de ellas en su totalidad, y 6,700 mdd se destinarían a pagar deudas que vencen este año.


Después de la degradación del mes pasado, Ariane Ortiz-Bollin, analista de Moody’s, dice que Pemex necesitará ayuda “recurrente y sustancial” del Estado para alcanzar entre 2 y 3% del Producto Interno Bruto (PIB) este año.

López Obrador se jactó de los costos de producción de 4 dólares por barril, durante el aniversario de la expropiación petrolera en marzo, pero Medina dice que el promedio, incluyendo los impuestos y los gastos operativos, fue de 32 dólares por barril de petróleo equivalente y 47 dólares si se toman en cuenta los costos de perforación.

En lo que respecta a la refinación, “nadie cree que puedan alcanzar un millón de barriles en mayo”, dice un exfuncionario de Pemex. La producción de la refinería fue de 580,400 barriles por día en febrero; López Obrador afirma que desde entonces aumentó a 800,000 barriles diarios.

Hay un problema adicional: cuanto más se refina en las plantas de Pemex, mayor combustible de bajo valor producen, “así que lo que sale de las refinerías vale menos que el petróleo que ingresó”, dice Jorge Andrés Castañeda, consultor de energía. Los mercados de fuel oil (combustóleo) se están agotando después de que se prohibió su uso en el transporte marítimo. Además, según analistas, la paraestatal tiene muy poca capacidad de almacenamiento y corre el riesgo de quedarse sin espacio en unas semanas.

Reducir la refinación no es algo que “sea compatible con su ideología”, dice Ixchel Castro, analista de la consultora de energía Wood Mackenzie. Pero ante el desplome de los precios, un exfuncionario de alto nivel de Pemex dice que el gobierno debería detener el proyecto de la refinería Dos Bocas, de 8,000 mdd, y “elaborar un plan de negocios real, que permita a los inversionistas comprender en dónde van a obtener los rendimientos al precio actual del petróleo”.

Decir eso es más fácil que hacerlo. Como expresó un inversionista de la compañía: “Pemex es un desastre, está empeorando y no tienen planes de lidiar con las cosas”.


yvr

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