La verdad, nuestra economía podría estar mucho mejor. Yo sé que quizá esta respuesta no le gusta al lector, pero es cierta, hay cosas de nuestra economía que están razonablemente bien, pero otras están de cabeza; tenemos una economía estable, pero con grandes diferencias en función de la geografía así como de las actividades de cada región.
En estos últimos años la inversión pública, por razones políticas, se ha concentrado en el Sureste; y la inversión privada, en los centros urbanos más importantes donde hay electricidad, agua y gas. Pero más allá de estas consideraciones, tenemos tres “Méxicos”: el del Norte, que crece arriba del promedio, el del Centro, que se desarrolla en el promedio y el del Sur, que se mueve más lento; no en este sexenio, por la enorme cantidad de dinero que se destinó al Tren Maya en la Península de Yucatán y a la Refinería de Dos Bocas en Tabasco.
En las últimas administraciones, el crecimiento económico, quitando a la actual, era pequeño e insuficiente para otorgar niveles significativos de bienestar a toda la población, pero poco a poco se estaba empezando a recortar la pobreza extrema, y en lo general se puede decir que la pobreza iba en el camino correcto, aunque muy despacio.
En estos últimos cinco años las cosas empeoraron, pues en promedio el crecimiento ha sido apenas de 0.8 por ciento cuando en las administraciones anteriores era del 2.5 por ciento. Los defensores de esta administración dicen que eso es culpa de la pandemia, pero eso no es cierto; la pandemia en México, desde un punto de vista económico causó muchos destrozos, pero la razón fue que el gobierno decidió no ayudar a la gente más pobre ni a las pequeñas y medianas empresas que fueron los más afectados, y como ejemplo de lo anterior, es que el gobierno no quiso echar mano de nuestras líneas de crédito para palear la crisis; pero eso sí, en este año electoral nos está endeudando y está incrementando el déficit fiscal a 5.8 por ciento —muy por encima de los años anteriores—, en el 2022, que fue el año de la crisis, el déficit fiscal fue de apenas 3.8 por ciento.
Imagínese usted que se combatiera, eficientemente, al crimen organizado y que los niveles de violencia y criminalidad se redujeran drásticamente, cuánto más crecería la economía mexicana; yo creo que la inseguridad nos resta entre 1.5 por ciento y 2 por ciento del PIB. Pensemos que se mejora el sistema de salud para toda la población, que realmente todos tuvieran cobertura y no únicamente los que actualmente la tienen en el IMSS y el ISSSTE; cuánto subiría la productividad del país en los próximos 10 años, hoy la cobertura de salud es pésima y los servicios muy deficientes por falta de recursos incluidas las medicinas. Y qué podemos decir de la educación, esta también nos deja mal parados a nivel internacional, y con los nuevos cambios estaremos peor; figúrese que creciera la escolaridad y que mejorara la educación realmente, y no las ideologías de algunos cuantos que tratan de envenenar a nuestros jóvenes.
Gozando de seguridad, mejor sistema de salud y de educación, ¿saben en dónde estaría la economía mexicana?, seguramente avanzaríamos notablemente en beneficio de todos.
Por eso, cuando me preguntan cómo está nuestra economía, contesto convencido que podría estar mucho mejor.
AOL