Toyota rompió drásticamente con la tradición y llegó a una asociación con dos productores chinos de baterías, ya que la automotriz más grande de Japón apunta a un enorme reequilibrio hacia los vehículos eléctricos.
En el marco de los innovadores acuerdos, Toyota comprará baterías de Contemporary Amperex Technology (CATL) y BYD, surtiendo por primera vez el componente crítico de los fabricantes chinos.
CATL, una compañía de ocho años de antigüedad, ya tiene una relación con Honda y otros grupos automotrices globales y ha sido el proveedor más grande del mundo desde 2017 cuando superó a Panasonic por ventas.
Toyota también ampliará sus acuerdos nacionales de suministro de baterías más allá de su larga relación con Panasonic para incluir GS Yuasa y Toshiba.
La decisión destaca la enorme demanda que espera Toyota de baterías y la realidad de que sus acuerdos actuales pueden encontrar lo que los altos ejecutivos describieron como una “diferencia” entre la oferta y la demanda inminentes.
Esas preocupaciones hacen eco de las de las automotrices globales rivales que recientemente presentaron una amplia variedad de estrategias para invertir en la fabricación de baterías y diversificar su fuente de suministro.
Las proyecciones para las ventas de vehículos eléctricos —una categoría amplia que incluye vehículos híbridos de gasolina, híbridos enchufables y vehículos eléctricos de batería— básicamente tuvieron que volver a trazarse durante el año pasado, ya que los grupos automotrices globales se apresuran para adaptar sus conjuntos de autos nuevos para cumplir con las reglas más estrictas de emisiones, especialmente en Europa.
La demanda general de vehículos eléctricos está en una trayectoria mucho más inclinada de lo que Toyota y otros esperaban, lo que podría hacer que la estrategia actual de la compañía japonesa de producir baterías por su cuenta y con Panasonic se viera inadecuada.
Toyota estableció el objetivo de obtener la mitad de sus ventas globales de vehículos con las categorías eléctricas para 2030.