El Banco de Inglaterra falló. Tiene un objetivo de inflación de 2 por ciento anual que no ha cumplido. Durante los tres años hasta marzo de 2024, el índice de precios al consumidor de Reino Unido aumentó 21.6 por ciento, lo que equivale a una tasa anualizada de 6.7 por ciento.
En tres años los precios subieron lo que debían hacerlo en 10 años. Por tanto, incluso si se asume que la inflación volverá ahora a su objetivo, como pretende el banco, el rebasamiento del nivel de precios será permanente. Eso también puede hacer tambalear la confianza en la credibilidad a largo plazo de estos objetivos.
¿Qué se puede aprender? Parte de la respuesta provino de la revisión publicada que se encargó a Ben Bernanke, ex presidente de la Reserva Federal y premio Nobel, sobre “previsiones para la elaboración y comunicación de la política monetaria en el Banco de Inglaterra”. Su provechosa conclusión, al menos para el banco, es que los errores en los pronósticos fueron comunes y corrientes. Al fracaso le encanta la compañía: el banco ha estado en espléndida compañía.
El análisis de Bernanke señala que “el aumento de la inflación que comenzó a mediados de 2021 fue en gran medida, aunque no del todo, imprevisto por todos los bancos centrales… los pronósticos de inflación del Banco de Inglaterra no fueron ni los peores ni los mejores de los que mostraron los bancos centrales”. Le fue mejor que al BCE y al Riksbank sueco, pero peor que al de Canadá, el Norges y el de Nueva Zelanda. (Resultó más difícil hacer comparaciones con la Fed).
En un discurso reciente, “Outlier or Laggard: divergence in the UK’s recent inflation performance” (Atípico o rezagado: divergencia y convergencia en el reciente desempeño inflacionario de Reino Unido, el vicegobernador David Ramsden defendió al banco contra la acusación de que es un caso atípico en su desempeño. Argumenta que, en lugar de eso, se quedó rezagado. La conclusión es que el historial del banco en materia de control de la inflación no da motivos de quejas. El desglose que hizo el Fondo Monetario Internacional (FMI) de los resultados recientes de la inflación en EU, la eurozona y Reino Unido en su último informe de Perspectivas de la economía mundial respalda aún más este punto de vista. Los rebasamientos de la inflación británica no se ven similares a los de la eurozona, con enormes “efectos de transmisión” derivados de grandes aumentos adversos en los precios relativos.
¿Es correcta la conclusión de que no hay nada que ver aquí? El fracaso no fue un fracaso, ya que nadie podía prever lo que sucedió. Esta conclusión es al menos discutible. Más importante aún es la cuestión que se debió pedir que abordara Bernanke, no si es una buena idea reemplazar los gráficos en abanico con escenarios: de hecho, lo sensato es utilizar ambos. Más importante aún, hcyacer pronósticos es imposible en cualquier caso cuando es más importante cuando el mundo cambia.
Como sugerí en mi columna de la semana pasada, los esfuerzos por brindar “orientación a futuro” están destinados a inducir a error porque asumen un conocimiento del futuro que los bancos centrales poseerán con menor precisión cuando más se necesita.
Eso no significa que no podamos aprender de lo que salió mal; sin embargo, los términos de referencia de Bernanke eran demasiado estrechos. Tengo la sospecha de que deliberadamente. Se le debió pedir que considerara qué salió mal. Entonces habría tenido que evaluar si estos rebasamientos de inflación no se debían a que en todas partes se alentó a que la demanda nominal explotara desde niveles deprimidos hasta los superiores a la tendencia de largo plazo.
En Reino Unido, por ejemplo, la demanda nominal agregada aumentó 41 por ciento entre el segundo trimestre de 2020 y el segundo trimestre de 2022. En EU y la eurozona estos aumentos fueron de 30 y 28 por ciento, respectivamente. En todos los casos, la demanda también terminó por encima de los niveles de tendencia de largo plazo.
Por supuesto, también se produjeron crisis de oferta impredecibles. Pero, ¿es creíble que las políticas fiscales y monetarias que impulsaron con tanta fuerza los niveles de demanda no tuvieran nada que ver con la inflación?
Es posible que los rebasamientos de inflación sean temporales y que las economías reales también sean permanentemente más fuertes de lo que hubieran sido de otro modo, pero estas preguntas también deben plantearse y no solo para Reino Unido.
En resumen, este aumento de la inflación ha sido, sea un desastre o no, un acontecimiento dramático en la historia de nuestras economías. Debemos acostumbrarnos a aprender de estos de forma sistemática y rigurosa. Eso no debe ser algo que avergüence. Esto es lo que nuestros maravillosos y exitosos sistemas de seguridad del transporte aéreo hacen de forma natural. Debería ser costumbre intentar aprender de los desastres de las políticas macroeconómicas.
Tal vez la gran inflación de los últimos años fuera inevitable. Yo lo dudo. En cualquier caso, ésta es la cuestión que deben abordar los expertos externos. Hay que pedirle a Bernanke que analice qué salió mal, por qué y si importa.