Rafaela Pimienta, la superagente de futbol cerró el fichaje de Erling Haaland

FT Mercados

La discriminación y luchar contra colegas que trataban de sacarla de la jugada, tras la muerte de su socio Mino Raiola, solo la impulsó a ser la mejor.

Rafaela Pimenta, agente de futbol. Foto: Cortesía
Simon Kuper
Ciudad de México /

La agente de futbol brasileña Rafaela Pimenta se dirigía al funeral de su socio, Mino Raiola, cuando recibió una llamada del club West Ham United. El equipo londinense quería negociar el contrato del portero Alphonse Areola. Mientras que otros agentes intentaban robarle a sus jugadores. Y así, en un momento de emoción suprema, la única mujer superagente del futbol surgió de entre bastidores para dirigir lo que muchos en este deporte consideraban un negocio de hombres. 

Pimenta y Raiola trabajaron juntos durante más de 20 años. El holandés-italiano dirigía su agencia en Mónaco, One Sports Business Strategy, que maneja jugadores como Erling Haaland, Paul Pogba y Zlatan Ibrahimovic. Raiola, uno de los negociadores más temibles y mejor pagados del futbol, falleció el año pasado a los 54 años. 

Pimenta viste muy caro y se siente como en casa entre los superricos del futbol, pero se trata de una identidad adquirida. Cuando conoció a Raiola, alrededor del año 2000, él estaba expandiendo sus operaciones en Brasil, donde ella daba clases de derecho internacional en una universidad pública. “Me pagaban como 6 euros la hora”, dice en inglés, uno de los varios idiomas que habla. 

Abandonó su doctorado y siguió a Mino Raiola a Mónaco, donde se convirtieron en socios a partes iguales. Conservaron su agencia relativamente pequeña, con solo unos 30 jugadores, para ofrecer a cada uno un “servicio boutique” (un servicio especializado). Además de negociar contratos y fichajes, podían monitorear las dietas de sus jugadores, planear sus vacaciones y evitar que invirtieran en planes dudosos. Otras agencias tienen muchos más clientes, pero Pimenta dice: “Si tuviéramos 100 jugadores, serían 100 madres, 100 padres, 100 novias”. 

Cree que Mino Raiola era “el que tomaba las decisiones más rápido” y que ella se concentraba en los detalles. Cuando viajaban juntos por Europa para negociar con los clubes, la presentaba como la “abogada”. Raiola pensaba que eso sonaba “chic”, y se ríe diciendo que tiene la habilidad de un abogado para ser “una piedra en el zapato”, pero también admite: “Durante años, no dejaba que nadie dijera que era agente de futbolistas. La gente tiene tantos prejuicios contra los representantes que eso influyó en mi autoestima”. 

Pimenta también se topó con prejuicios sexistas. “Si Margaret Thatcher hubiera sido agente, la habrían cuestionado. Podía dirigir un país, pero no ser representante de futbol. Porque en este deporte muchos hombres creen que son los únicos que saben”, dice. 

La única mujer con la que trataba habitualmente era la exdirectora del Chelsea, Marina Granovskaia. “Al principio, (los prejuicios) eran mucho más fuertes hacia mí, primero porque era pequeña. Cuando eres chica, la gente es más abusiva”, dice Pimenta. 

Pero a medida que fue conociendo a la gente de los clubes, “entendieron que vengo a hacer mi trabajo, y me tuvieron un poco de respeto. Pero todavía es una industria muy dominada por los hombres, en la que algunas personas sinceramente creen: ‘Ella no puede saber cómo hacer un fichaje. Es una mujer’”. 

Relata una negociación con un ejecutivo de un club que pretendía no pagarle los bonos acordados a su jugador. El directivo le dijo: “He conversado mucho contigo por correo electrónico. Así que de verdad existes.… pensé que solo eras una prostituta de Brasil”. 

Ella dice que sigue haciendo negocios con ese hombre. “No creo que sea humillante ser mujer. Así que no me importa. Si así intentas hacerme sentir mal, es muy tonto. Y he visto a mujeres de la industria ayudarme por ser mujer”. 

Cuando falleció Mino Raiola, los representantes más importantes del futbol, como Jorge Mendes, ofrecieron su apoyo a Pimenta, pero otros fueron “muy condescendientes”. Algunos le llamaron para decirle: “Yo me ocuparé de los jugadores por ti”, dice. Algunos rivales hablaban por teléfono directamente a sus jugadores: “Tu agente acaba de morir, ¡trabaja conmigo!” Algunos de los depredadores eran colaboradores de su propia agencia, normalmente, agentes menores que se encargaban de manejar el trato cotidiano con los jugadores en determinadas ciudades. Estas personas, se dio cuenta, esperaban “convertirse en el Mino local”. 

Pero sus jugadores se mantuvieron leales. Si había tenido dudas de seguir o no después de Raiola, “la respuesta la dieron ellos, cuando confían en ti para continuar”. 

Sola, Pimenta cerró el fichaje más importante del verano pasado, el de Erling Haaland del Borussia Dortmund al Manchester City. “Mino nunca supo de este acuerdo”, suspira. 

Pero, como tantos fichajes más, era un movimiento que tenían años planeando. “No podemos estar sentados esperando, ‘A lo mejor me llaman porque Haaland es fantástico’. No puedes esperar que un club deportivo se levante y diga: ‘Qué día más bonito, me voy a gastar 100 millones de dólares’”. 

Ella dice “Si Margaret Thatcher hubiera sido agente, la habrían cuestionado. Podía dirigir un país, pero no ser un representante de fut

Pimenta se pasa la temporada de futbol recorriendo clubes, planeando transferencias: “¿Quién se va a retirar? ¿Quién está envejeciendo? ¿Quién está lesionado? ¿A quién le va mal? Es como una partida de ajedrez y tratas de anticipar la jugada”. 

La agencia representa a una futbolista, la italiana Barbara Bonansea, pero Pimenta tiene previsto reunirse con un posible segundo fichaje. “Para mí sería importante que las jugadoras fueran percibidas como futbolistas”, dice. “No son muñequitas, cosas lindas para los anuncios de Gillette”. 

Cree en que se otorguen los puestos de trabajo con base en los méritos, pero quiere promocionar a más personal femenino. “En la etapa en la que estamos, hay que dar un empujón (a la igualdad)”. 

Por ahora trabaja con tres empleados a tiempo completo, todas mujeres, tres hombres que trabajan de forma independiente, más consultores de medio tiempo en varias ciudades. Las necesidades de los futbolistas se han vuelto demasiado complejas para el estilo antiguo del “agente único”, afirma. 

Un servicio que la agencia ofrece ahora a los futbolistas es el “branding de imagen” para mejorar su trabajo con los patrocinadores. Pero ella le dice a los jugadores: “Este no es tu segundo trabajo. Porque no tienes un segundo empleo. Tienes un trabajo, que es jugar futbol. No eres un influencer. No se supone que estés todo el día mirando tu Instagram. Porque esto requiere tiempo y energía”. 

Defiende los altos sueldos de los futbolistas. “Estás en una industria donde hay mucho dinero, tienes derecho a eso. Lo que me molesta es cuando hay esta desconexión con la realidad: ‘Gano mucho dinero, puedo hacer y decir lo que quiera, me subiré al Ferrari y viajaré a Mónaco’. Entonces eres un tonto”. 

Mientras recluta a la siguiente generación de futbolistas de la agencia, intenta preguntarse por qué hace su trabajo. ¿Su respuesta? “Porque es lo que soy. Se necesita toda tu alma para ser un agente. No puedes dividirlo, decir: ‘A veces soy y otros días no’. Puedes cambiar la vida de la gente, cuando lo haces bien. Creo que es incalculable cuando conoces a alguien que está durmiendo en el suelo en las favelas de Brasil y, cuando pasan unos años, tiene la capacidad para mantener a las siguientes tres generaciones de su familia”.

Financial Times Limited. Declaimer 2021

jegb

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