Una utopía defectuosa

FT MERCADOS

El rechazo de Chile al populismo en el referéndum es un ejemplo de madurez cívica al mundo.

Ciudadanos rechazaron la Nueva Constitución de Chile. (AFP)
Michael Stott
Ciudad de México /

El populismo ha proyectado una sombra larga en América Latina. Los oradores complacientes de las multitudes que proclaman una nueva utopía salpican su historia reciente. 

En un panorama político tan poco prometedor, la decisión de Chile, en el referéndum de la semana pasada, de rechazar de forma contundente una constitución imposiblemente utópica destaca como un notable ejemplo de madurez cívica. Se trata de un revés para el presidente de izquierda Gabriel Boric.

El proyecto de constitución obligaba al Estado no solo a proporcionar salud, educación y vivienda, sino también a garantizar la producción de alimentos saludables y la promoción de la cocina nacional chilena. Curiosamente, en un país en el que millones de personas todavía carecen de servicios de internet de banda ancha, habría garantizado el derecho a la “desconexión digital”. 

Sin embargo, los chilenos pudieron ver, a través de la utopía, una realidad más prosaica, con una inflación en aumento, una economía en desaceleración y un sinfín de desafíos económicos. Casi 86 por ciento acudió a votar, y casi 62 por ciento votó en contra de la nueva constitución. 

Una madurez cívica de ese tipo es muy poco habitual en cualquier lugar, y menos aún en un país de ingresos medios. 

Pero los chilenos no abandonaron el deseo de desprenderse del pecado de origen de la actual constitución, redactada bajo la dictadura del general Augusto Pinochet entre 1973 y 1990. 

El presidente de la izquierda colombiana, Gustavo Petro, tuiteó después del resultado que “Revivió Pinotech”. No podía estar más equivocado. 

De este proceso probablemente surgirá una nueva carta que otorgue mayores derechos individuales a los chilenos y un papel más importante al Estado para garantizar los servicios públicos esenciales. 

Es alentador que ese proceso promete ser pacífico y democrático. A unas horas del resultado del referéndum, los chilenos de casi todo el espectro político aceptaron el resultado como justo, hicieron declaraciones conciliadoras y empezaron a construir un consenso para una nueva carta más moderada. 

En su arrollador deseo de rechazar el populismo y abrazar el consenso, expresado pacífica y democráticamente, los chilenos le dieron un ejemplo al mundo.


srgs

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